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» La Gaceta Tucuman
Fecha: 05/05/2024 10:34
Cuenta el investigador inglés Richard Gillespie en su libro Soldados de Perón: los Montoneros, que la cúpula de esa organización, con Firmenich a la cabeza, festejó el golpe del 76 en la creencia de que así el enemigo por fin se desenmascaraba y al pueblo no iba a quedarle más alternativa que unirse a su organización para combatirlo. En un enfrentamiento directo y frontal con las fuerzas armadas en el poder, el pueblo trabajador, con Montoneros a la cabeza, obtendría necesariamente la victoria. Ya había ocurrido antes, con la famosa expulsión de los Montoneros de la Plaza de Mayo por Perón, que Firmenich valoró positivamente un fracaso: aquel insulto de «imberbes» y «estúpidos» revelaba el verdadero carácter de los burócratas del gobierno y las limitaciones de la democracia, y empujaba a las masas peronistas al verdadero camino revolucionario. Pablo Giussani menciona en Montoneros, la soberbia armada, una especie de chiste que circulaba por aquellos años en torno a la llamada «tendencia revolucionaria»: que Firmenich, ya frente al pelotón de fusilamiento ordenado por Perón, seguiría explicándole al resto de sus compañeros que se trataba de otra genial estrategia del «viejo» para favorecer a los guerrilleros.
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