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  • “Todavía no sé si el hospital es mi segundo hogar o es el primero”

    » Elterritorio

    Fecha: 05/05/2024 09:24

    Juan José Carmona es ginecólogo y trabaja en el Madariaga desde 1982. Destacó la labor profesional y de calidad para cuidar la salud de los que menos tienen domingo 05 de mayo de 2024 | 6:05hs. Antes los recursos eran limitados pero se destacaba la entrega. Juan José Carmona se desempeña como médico ginecólogo desde 1982 en el Hospital Madariaga en Posadas. Su labor comenzó en el antiguo pabellón con muchas carencias y con pocos recursos tecnológicos y con mucha responsabilidad atravesó distintos hasta llegar al nuevo edificio y realizar cirugías con el emblemático robot Da Vinci. Si bien en más de 40 años los recursos han cambiado y la innovación llegó para facilitar muchas cosas, el reconocido profesional destacó que la calidad de la atención y la entrega siempre fueron las mismas. En diálogo con El Territorio, el especialista dijo que en sus inicios, muchas veces trabajó con materias primas esenciales escasas que las tuvieron que sustituir con pericia y más trabajo. “En la época había gente muy humilde que iba al hospital y nos tocaba repetir varias veces cómo actuaban las patologías. En el caso de las enfermedades oncológicas, se les decía el diagnóstico a los familiares y se le ocultaba al enfermo, todas esas cosas fueron cambiando con el correr de los años”. En sus inicios, Carmona trabajaba en ginecología en el hospital y en obstetricia en el sector privado. Si bien, su pasión mayor siempre fue la ginecología dijo que no hay nada más lindo que traer un niño al mundo. “Un nacimiento siempre es algo mágico. Era una sorpresa, una alegría y lo sigue siendo hasta hoy porque ando por el supermercado o por algún lado en la calle y siempre me encuentro con alguna madre con su hijo, que me presenta a su hijo -que en la mayoría de los casos ya está grande- y le dice que yo fui el médico que lo trajo al mundo”. Durante los años de trayectoria en el hospital, el ginecólogo nunca dejó de especializarse y formarse aún cuando esas actualizaciones eran bastante costosas. Brindar atención de calidad para aquellas personas de condiciones económicas escasas en donde su única posibilidad de recibir una atención especializada era en el Madariaga, siempre fue el objetivo principal. Hoy, desde hace unos ocho años, Carmona ya no hace más partos y se dedica solamente a la ginecología. La inmensa labor no quedó solamente en la tarea de cuidar como un tesoro la salud de los demás, sino también se abocó a la docencia hospitalaria a cientos de médicos residentes. Todo lo aprendido y la experiencia de años de trabajo, lo comparte minuciosamente con quienes recién inician su camino médico en el hospital escuela. Antiguo pabellón Antes, el hospital era pabellonado, como muchos otros que fueron construidos en la misma época. Según comentó Carmona, durante sus prácticas visitó hospitales en distintas provincias que estaban fabricados con esa misma estructura. “Gracias a Dios y a un manejo adecuado de la economía, el gobierno aquí hizo que se brindara ese gran paso a una estructura que ampare a profesionales capaces. El hospital siempre tuvo profesionales con muchísima preparación, desde el menor hasta el mayor y hoy sigue existiendo. Cuando empecé era yo el menor y hoy no estoy seguro, pero debo ser uno de los más antiguos en el hospital nuevo”. En esa línea, el ginecólogo puntualizó que hoy la tecnología avanzó y mejoró para bien, pero antes sólo algunos hospitales argentinos tenían herramientas tecnológicas. “Teníamos grupo electrógeno que estaba solamente en el pabellón central y sobre todo en el área quirúrgica y en aquellos tiempos no es que al cortar la luz automáticamente se conectaba el generador, sino que había que avisarle al sereno, que tenía una casita alejada del hospital para que lo encienda. A veces estábamos en medio de una cirugía de noche, se cortaba la luz y hasta que se encendía el generador las enfermeras e instrumentadoras nos brindaban una luz de emergencia con los elementos que tenían”, recordó el médico muy emocionado. Actualmente, los especialistas pueden estar operando sin preocupación alguna porque si se interrumpe el servicio eléctrico, a los pocos segundos se conecta el generador y en todo el edificio se puede trabajar normalmente. “Cuando comencé teníamos lo elemental, lo necesario que en la época existía y que nos brindaba la posibilidad de dar un buen servicio. Esto es una profesión de brindar salud y de ayudar a las personas aún cuando se tienen pocos recursos porque ese es nuestro trabajo. Y en ayudar me refiero a mejorar la salud, calmar el dolor, brindar una buena medicina, permitir una calidad de vida mejor, mejorar la sobrevida y por qué no, curar y salvar la vida muchas veces”, expresó. Y agregó: “Antes existían esos pabellones que tenían entre 20 y 40 camas, estaban todos amontonados y si en una punta se enfermaba alguien y empezaba a convulsionar, se enteraba toda la sala”. Hasta hace pocos meses, Carmona era el responsable del Servicio de Ginecología y también es profesor titular de la cátedra de ginecología en la Ucami. A su vez, fue honrado con un cargo de médico consultor honorario del Servicio de Ginecología del Madariaga. “Desde el hospital viejo o en este nuevo hospital desde su creación, sigo brindando información a camadas y camadas de médicos residentes. Son 40 camadas de residentes que hoy son ginecólogos, algunos ginecólogos destacados del medio, otros que se destacan en otras provincias. Realmente es un lujo y todo fue creciendo a pulmón con todos los médicos de planta que colaboraron para que estos chicos aprendan y crezcan y sean especialistas”, resaltó el ginecólogo. Robot Da Vinci Para operar con el robot Da Vinci un grupo de médicos tuvo que formarse en Estados Unidos y entre ellos estuvo Carmona. Actualmente llevan más de 700 cirugías realizadas y es uno de los pocos hospitales argentinos que cuenta con esta innovadora herramienta. El problema que se enfrentan cotidianamente es que cuando se cortan las importaciones, se quedan sin algunos insumos necesarios para operar. “El Da Vinci es como una Ferrari en un medio hospitalario, en donde el que recibe la atención no debe abonar nada. Es un aparato que fue creado a la perfección, es maravilloso, tiene una visión 3D que es como que estuvieras adentro del abdomen operando. Esa es la última tecnología, pero no hay que olvidarse que detrás de este robot hay profesionales que son los que le dan las órdenes precisas al robot”, señaló el experiente ginecólogo. Pese a que la tecnología avanza de forma inmensurable, no hay nada que pueda sustituir a la capacidad racional y a la empatía de los profesionales de la salud. Con el Da Vinci, Carmona tuvo la oportunidad de intervenir quirúrgicamente a varias mujeres que tenían algún tipo de cáncer y que gracias al innovador hospital y la calidad de los médicos, lograron curarse. Cabe resaltar que el paciente debe calificar para atravesar un procedimiento con el robot, ya que este puede extirpar o destruir solo tumores de pequeño tamaño. De todas maneras, los especialistas siguen recomendaciones para su uso e incluso dejaron de realizar ciertas cirugías que podrían tener algún efecto secundario y las volvieron a hacer de forma convencional. “Nosotros respetamos normativas internacionales y por ahora, seguimos operando al cáncer del cuello en forma convencional”. “Sólo encuentro halagos en pacientes que por ahí ya ni las reconozco y eso para mi es algo que me hace sentir muy grato y orgulloso. Pasé tantas horas abocado a la atención, a veces me perdía eventos o cumpleaños porque surgía alguna emergencia y por eso no se todavía si el Hospital Madariaga es mi segundo hogar o realmente es el primero”. En sintonía, expresó que siempre se sintió cuidado por Dios a través de las oraciones que le hacían sus pacientes y cada vez que en agradecimiento buscan hacerle un presente, los agradece y pide que siempre oren o recen por él. Hoy, con más de 40 años de experiencia en donde ya perdió la cuenta de los miles de partos realizados, la cantidad de cirugías o la cantidad de residentes que logró acompañar, Carmona sigue trabajando y brindando una atención que busca mejorar la calidad de vida de muchas pacientes, siempre agradecido al hospital en el que trabaja desde hace décadas. Informe de domingo Hospital Madariaga, 100 años de historia “Se apuesta a la alta complejidad, con especial mirada a los más pobres” “Todavía no sé si el hospital es mi segundo hogar o es el primero” Escuela de formación para otros profesionales de la salud De centro médico primigenio a museo de la salud misionera

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