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  • Llaryora-Pullaro-Frigerio: ¿despunta el partido del centro?

    » La voz

    Fecha: 05/05/2024 05:48

    “Ante un modelo que estigmatiza la inversión en infraestructura, sostenemos que el Estado moderno puede y debe hacer obra pública, porque ella mejora la calidad de vida de los ciudadanos y genera empleo”. Parecen las palabras que repite casi a diario Martín Llaryora, pero las dijo su colega Maximiliano Pullaro el miércoles pasado, en su mensaje a la Legislatura de Santa Fe. El viernes, el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, anunció la reactivación de la obra pública provincial con palabras similares. También recalcó que el Estado debe transformarse en un “aliado del sector productivo” y dijo que en breve habrá financiamiento provincial para proyectos del sector lácteo. Llaryora lanzó hace dos semanas créditos para municipios que compren equipamiento fabricado en Córdoba y el viernes anunció cinco líneas de financiamiento para pequeñas empresas. La motosierra de Javier Milei tiene efectos impensados. Hace 50 años que las tres provincias del centro del país intentan articular políticas comunes: el ajuste libertario lo consiguió en apenas cinco meses. Nunca había sido tan cercana y tan coordinada la acción. La primera vez que Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos intentaron conformar la Región Centro fue en 1973, cuando gobernaba Córdoba el peronista Ricardo Obregón Cano. La constitución formal ocurrió en 1998, cuando gobernaba el radical Ramón Bautista Mestre, pero pasaron 26 años hasta que aquella iniciativa encontró un claro sentido político: el ajuste de Milei hunde las economías provinciales y revivió aquella vieja iniciativa de gestión conjunta. El objetivo prioritario que expresa hoy la Región Centro es la supervivencia de una noción de Estado que se vincula con las obligaciones concretas de cara a la ciudadanía, que la visión libertaria suele no considerar a la hora de aplicar la motosierra. También se volvió central para la defensa común de los gobernadores ante los habituales desbordes presidenciales. Los partidos políticos a los que pertenecen Llaryora, Pullaro y Frigerio no ofrecen respuesta alguna ante esas urgencias de quienes están a cargo de gobiernos con ingresos diezmados y gastos multiplicados. La iniciativa no se parece en nada a las tradicionales ligas de gobernadores definidas por la pertenencia partidaria. Llaryora, Pullaro y Frigerio son de tres partidos diferentes, pero los tres comparten un mismo perfil productivista y una idea parecida respecto de la preponderacia de la actividad privada, con presencia del Estado como regulador y promotor. Los tres están en alianzas que hoy los ponen en un lugar “dialoguista” muy similar ante la administración Milei, pero en el futuro bien podrían estar enfrentados a La Libertad Avanza. Los tres observan una inédita reconfiguración de la escena política y enfrentan problemas similares en relación con la Nación: Llaryora encontró en ese espacio mucho de lo que pretende representar con su idea de “partido cordobés”. En el Panal sostienen que este sería el auténtico “partido del centro”. Una experiencia similar se observa entre los gobernadores patagónicos, que articularon en defensa de los intereses regionales vinculados a los combustibles, con el chubutense Ignacio Torres a la cabeza. Esa coordinación de las provincias en defensa de intereses comunes es hasta el momento el principal cambio político ante el terremoto libertario que descolocó a todos y cada uno de los dirigentes partidarios. Llaryora y Torres fueron blanco de la ira presidencial casi en simultáneo. Mucho en común Los tres gobernadores de la Región Centro tienen casi la misma edad –nacieron entre 1970 y 1974–, administran provincias con las mismas características productivas, y por diversas experiencias de gestión pública comparten el conocimiento de la administración del Estado. Llaryora y Pullaro pasaron por la experiencia de ser apuntados por el Presidente, pero los tres adoptaron similares posturas, tanto en el primero como en el segundo tratamiento de la “ley bases” en la Cámara de Diputados. También plantean lo mismo respecto de la importancia de lograr el “pacto de mayo”. No existe la casualidad. En consonancia con la cercanía de los gobernadores, la coordinación escaló por primera vez a los ministerios y equipos técnicos, y desde el inicio de las tres gestiones se observó hasta un similar mecanismo a la hora de enfrentar las paritarias con los estatales. La misma dinámica comparten los intendentes de las grandes ciudades del interior del país, encabezados por Daniel Passerini y el rosarino Pablo Javkin. Ahora el objetivo prioritario de la Región Centro es impedir el colapso de las cajas previsionales, que empiezan a complicar fuertemente las cuentas de las tres provincias, por el corte de los envíos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Se analiza la posibilidad de recurrir a la Corte con un planteo común si no se restituyen los envíos a mitad de año. Días atrás, los tres gobernadores se reunieron con el ministro Guillermo Francos y luego de ese encuentro el funcionario prometió una solución. En simultáneo, Santa Fe evalúa una reforma previsional que incorpore varias de las medidas que ya rigen en el sistema jubilatorio cordobés y que avanza también en la suba de la edad de retiro, algo que en Córdoba no se escuchó hasta ahora. La reacción de Llaryora, Pullaro y Frigerio es política, pero surge de las necesidades de gestión de tres provincias similares –Entre Ríos, a menor escala–, en medio de un escenario por completo desconocido para la política partidaria. El “partido del centro” no existe, pero hay sellos partidarios que cada vez representan menos y alianzas que van disolviendose: nada parece imposible en la reconfiguración que está iniciando la política argentina.

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