18/05/2024 11:28
18/05/2024 11:28
18/05/2024 11:28
18/05/2024 11:28
18/05/2024 11:28
18/05/2024 11:28
18/05/2024 11:28
18/05/2024 11:27
18/05/2024 11:26
18/05/2024 11:26
» La voz
Fecha: 05/05/2024 05:47
:format(webp)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/grupoclarin/K5CXHVROUFBCVJEZDFT675AF3A.jpg)
El prestigioso director Bertrand Bonello sabe que tiene en sus hombros todo el peso de la tradición que lo precede: la del cine francés de autor, que empezó con la Nouvelle vague a fines de la década de 1950 y que tenía en sus filas a los directores que inventaron “la política de los autores”, lo que cimentó las bases de su cine, alejado de la tradición de los grandes estudios y del cine de qualité de la época. Bonello es de la generación posterior a la que hizo sus armas autorales en los ‘60 y ‘70 y es un alumno un tanto díscolo de esta tradición. Pero es en esa rebeldía aplicada donde residen sus debilidades y sus exabruptos. Es la concentración excesiva en la puesta en escena, en el plano, en la experimentación con la imagen lo que, a veces, lo perjudica. En su nueva película, Amor sin tiempo (La bête), Bonello se pierde en resoluciones de montaje que no llegan a ningún lado. Quizás de eso se trate, pero a nadie le importa el dominio que pueda tener sobre la puesta en escena, porque lo que interesa es lo que está ligado con la historia, con la emoción, y no con sus ensayos de autor. Amor sin tiempo deja en evidencia algo que Bonello venía escondiendo con cuidado en sus anteriores películas: el divague esnobista, la ambición formal, la pedante capacidad para construir escenas que descolocan al espectador. Acá hace todo esto, pero desprovisto de una teoría que articule con claridad el tema que aborda: el de la inteligencia artificial y sus consecuencias en las relaciones afectivas. Bonello no sabe muy bien qué quiere decir ni a dónde quiere llegar, y quizás sea porque se mete con tres cuestiones complejas: la mencionada inteligencia artificial, el amor y las idas y vueltas a modo de viajes en el tiempo de la pareja protagonista. Aunque, vale decirlo, la actuación de Léa Seydoux es lo que la salva, lo que sostiene un relato extraviado en piruetas estilísticas. El filme parte de un relato corto de Henry James, La bestia en la jungla, para indagar en la deshumanización que conlleva la inteligencia artificial, en un futuro que llegó hace rato y en el que los humanos son la mano de obra barata y los esclavos de un mundo que se cree mejor que el que alguna vez fue. Y a esto se le agrega la historia de amor entre Gabrielle Monnier (Seydoux) y Louis Lewanski (George MacKay), quienes, a través del tiempo, se van conociendo una y otra vez, con ella presintiendo algo malo, como si la memoria de otra época la alertara de algo terrible. Gabrielle se parece a una muñeca con inteligencia artificial, de rostro inexpresivo. ¿Es acaso una muñeca con forma humana? ¿Es posible que la inteligencia artificial llegue a tal nivel de perfección? ¿Y cuáles serían las consecuencias? El fuerte de la película está en algunas escenas sueltas, lyncheanas en su atmósfera, y en los momentos en que se sale un poco del hilo conductor. Sin embargo, a Bonello se lo nota como perdido, apostando todo a la puesta en escena y a su manoseada edición. Es Seydoux quien salva la película con una actuación descomunal, que se ajusta con talento a los caprichos vacíos del director. Para ver “Amor sin tiempo” La bête, Francia/Canadá, 2023. Drama, ciencia ficción. Dirección: Bertrand Bonello. Guión: Bertrand Bonello, Guillaume Bréaud y Benjamin Charbit, basado en el relato “The Beast in the Jungle”, de Henry James. Elenco: Léa Seydoux, George MacKay, Guslagie Malanda, Dasha Nekrasova, Martin Scali, Elina Löwensohn, Marta Hoskins, Julia Faure y Kester Lovelace. Fotografía: Josée Deshaies. Música: Anna Bonello y Bertrand Bonello. Duración: 146 minutos. Apta para mayores de 13 años. En Cineclub Municipal.
Ver noticia original
 (1).jpg)
.jpg)
Examedia © 2024
Desarrollado por