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  • De programar con una revista a liderar la economía del conocimiento

    » La voz

    Fecha: 05/05/2024 05:47

    A finales de los ‘80, cuando Mariano Surghy transitaba su secundaria en el Colegio Monserrat, le compraron la revista Be Computer. Aun cuando tenía computadora, se entusiasmó tanto que comenzó a programar mentalmente. Qvix, la empresa que tiene en la actualidad asociado a un excompañero de la universidad que vive en Canadá, desarrolla plataformas para que los pequeños y medianos operadores de cable puedan ofrecer contenidos a través de internet. Además de Argentina, tiene clientes en Paraguay, Ecuador, Colombia, Venezuela, Honduras y México. Además, es presidente del Córdoba Clúster, la organización sucesora de Córdoba Technology Cluster, que reúne a las empresas que participan de la llamada economía del conocimiento, con la participación de industrias como software, electrónica, audiovisual, KPO-BPO (contact center), aeronáutica y maquinaria agrícola. –¿Cuándo arrancaste con la tecnología? –Creo que fue por 1987, tenía 15 años. Mi mamá me compró una revista que se llamaba Be Computer. Supongo que habré pasado por el quiosco y me gustó. No tenía computadora así que programaba mentalmente. Yo iba al Monserrat, imaginate, bachiller humanista, tenía el mejor promedio en latín en el colegio, me gustaban las matemáticas. Mi hermana también se empezó a interesar por las computadoras, así que al tiempo mi papá nos compró la primera computadora, una Commodore 128. –Me imagino la fascinación... –Justo al mismo tiempo, en 1988 “el Monse” armó su primer laboratorio de computación y empezó a dar informática una súper 128 al fondo; para ese entonces, yo ya sabía programar. Mi mamá me decía que esta era la profesión del futuro y, bueno, no le erró. más de 30 años después sigue siendo así. Mariano Surghy comenzó a programar cuando era adolescente. (La Voz) –¿Qué hiciste cuando saliste del “Monse”? –Entré en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Primero mi mamá me consiguió un trabajito sin que yo me enterara . Vio que en el barrio se había abierto un negocio, entró, preguntó qué era y le dijeron que una academia de computación, y ahí nomás me consiguió una entrevista con el con el dueño y ya de chico trabajaba enseñando a programar. Así hasta que empecé a programar por mi cuenta. Me recibí de ingeniero en Sistemas en 1995 mientras ya trabajaba programando en una empresa formalmente. –¿Qué empresa? –MEC, de Manuel Cabrera, que fue uno de los primeros presidentes del Córdoba Technology Cluster. La empresa luego se convirtió en Prominente, de Grupo Roggio, donde estuve hasta el 2001. Llegué a ser gerente de Desarrollo, y desde ahí también participé del Cluster. –Pero te fuiste en el 2001, ¡en el peor momento! –Sí, elegí un año espectacular para independizarme, ¡una visión increíble! Pero, bueno, ya había armado mi consultora, Serbal Technologies, tenía dos o tres empleados, hacíamos software de gestión para empresas generalmente de Córdoba. Roggio fue uno de mis primeros clientes. Teníamos un CRM (software para gestión de los clientes), programas para planificación estratégica y gestión de calidad. Así hasta 2006, cuando salimos al exterior. –¿Cuál fue el primer paso afuera? –En 2006, un software en Colombia para compañías de seguro, un sistema para el seguro obligatorio de accidente de tránsito y que allá todos lo tienen. Estuvimos dedicados al seguro hasta 2012. Como soy un tipo muy inquieto, me puse a buscar otras cosas para hacer, empecé a hablar con un amigo, Gustavo Villegas, que estudió conmigo en la UTN y que se fue durante la crisis del 2001 a Canadá, y ahí vino el gran cambio. –¿Cuál? –Él se especializó en telecomunicaciones, redes, internet e infraestructura. Él hacía cuatro o cinco años que estaba trabajando en algo que era muy incipiente para esa época que era la televisión por internet, video streaming e IPTV. Él en 2012 abrió su propia compañía pero le hacía falta el desarrollo de software y ahí empezamos a charlar. –¿Ya existían las plataformas de televisión por internet? –Lo único que uno veía en esa época era YouTube y Netflix, no había otra cosa. Pero se venía un cambio muy grande en la televisión, que el cable tradicional comenzaba a dar televisión HD; la industria se había puesto como objetivo en 10 años dejar de ser analógicos. Pero acá, en Latinoamérica, en televisión digital lo más avanzado era DirecTV. –¿Cuál era la idea original? –Hacer una plataforma para brindar televisión pero que el soporte fuera un protocolo IP, por Internet. Estuvimos dos años desarrollando, la hicimos desde cero, 100% en Córdoba. Armamos una sociedad y así nació Qvix Solutions, dedicada a TV y vídeo sobre IP o IPTV. –¿Cuáles son sus clientes? –Pequeños y medianos cableoperadores y proveedores de internet. La empresa brinda la plataforma, la tecnología necesaria para que sus abonados puedan ver televisión por internet. La solución captura la señal del satélite, se baja con sintonizadores, se administra con un sistema de gestión de usuarios, hasta la entrega en los dispositivos finales. Aplicaciones para tablet, computadoras, Smart TV, grabación de contenido, rebobinar, reiniciar el programa en vivo, etc. –Pequeños operadores serán cooperativas, proveedores de internet del interior, ¿no? –Correcto. Con esto, el cable operador puede competir de igual a igual con grandes plataformas globales. Son los que pelean para sobrevivir. Al inicio nos costó venderlo, íbamos a ferias, mostramos el producto, pero no veían la necesidad. Hasta que hace cinco años cambió todo de golpe. Hoy tenemos clientes en México, Honduras, Venezuela, Colombia, Ecuador, Paraguay y Argentina. La plataforma se llama Nébula, pero se vende como marca blanca para que cada cliente le ponga su estética. –¿Cuántas personas son? –Somos 15 personas. Un equipo chico, pero es un equipo de alto rendimiento, muy concentrado y experto en esta tecnología, todos semisenior o senior. Algunos hace 15 años que están conmigo. No crecemos más porque no conseguimos talentos en el mercado que nos ayuden a crecer sólidos. Cuando tomamos una persona, buscamos el perfil por el lado humano o el background; de ahí en más nos lleva un o dos años para capacitarse. Pero la intención es seguir siendo un equipo pequeño. Mariano Surghy es presidente del Córdoba Cluster, que reúne a cerca de 350 empresas locales. (La Voz) –¿Y cuál es la competencia? –Hay cuatro o cinco sudamericanas pero que no son regionales. Nuestra mayor competencia son plataformas rusas (son los que más saben de video en el mundo), checos, de Europa del Este y alguna que otra plataforma estadounidense. Ahora, estamos abriendo el mercado brasileño junto a una empresa local que te ayuda a abrir mercado en Brasil, con la marca Qvix. –Y además, acabás de ser elegido presidente de Córdoba Clúster, ¿no es así? –Así es. Casi te diría que soy más viejo que el Clúster. Prominente fue uno de los 10 fundadores del Córdoba Technology Cluster y yo, que era gerente de Desarrollo de la empresa, participé de algunas de las reuniones iniciales, antes de que se firmara el acta fundacional, cuando nos reuníamos en las oficinas de MKT con Manuel San Pedro. En 2003, cuando ya estaba independizado, me asocié al Cluster. Hace siete u ocho años entré al Consejo Directivo y ahora me toca reemplazar a Pablo Gigy. –Que dio inicio a un cambio muy importante. –Ocupar este puesto es un gran desafío porque cada presidente y cada gestión ha sido mejor que la anterior, cada uno dejó un crecimiento increíble. –El inicio del Clúster marcó el inicio también de la industria del software en Córdoba... –Claro, porque cuando entró como gobernador José Manuel de la Sota vino con toda una impronta de implementar nuevas tecnologías; todos los sistemas informáticos que eran vetustos se hicieron de nuevo, entonces las compañías de Córdoba, que realmente era muy pocas, vieron una oportunidad, que era proveer al Gobierno de Córdoba software y tecnología; individualmente a las empresas locales no le iban a dar proyectos, por lo cual tuvieron que juntarse, y ahí empezó la idea de asociarse. El otro motivo era por una amenaza. –¿Cuál? –Al llegar Motorola y las multinacionales, que el Gobierno hizo muy bien en traerlas y darles beneficios, porque posicionó a Córdoba internacionalmente como un centro de software, a las empresas cordobesas no les quedó otra que unirse, porque eran una aspiradora en recursos humanos. Viéndolo a la distancia fue muy positivo, porque aún cuando Motorola se fue, dejó esa semilla de que teníamos que esforzarnos más para capacitar más gente. –Además, obligó a las empresas cordobesas a dar un salto de calidad. –Eso, sumado a la primera ley de industria, donde el software fue declarado una industria, nos dio las reducciones de impuestos y promociones que aprovechamos, porque el 95% somos pymes. Después llegó la ley de software, la ley provincial y la ley nacional, donde para elaborarla se observó la experiencia de Córdoba. –Y ahora el Clúster dejó de ser sólo de la industria del software y ahora es de la economía del conocimiento. –Fue una cosa muy buena que dejó Pablo Gigy, un desafío mayor pero algo que se venía dando. Ya éramos cerca de 300 empresas, pero de las cuales teníamos varios sectores adentro, no solamente software, había infraestructura, redes, internet y servicios profesionales y compañías de otros rubros. Así que lo natural era convertir al clúster tecnológico en un clúster de la economía del conocimiento. El año pasado se hizo el cambio de estatuto y el Córdoba Clúster se convirtió en una organización de segundo nivel. –Además del sector tecnológico, quiénes están en el Córdoba Clúster. –Están la Cámara de Industrias Informáticas, Electrónicas y de Comunicaciones del Centro de Argentina (Ciiecca); la Cámara de la Industria Eléctrica de Córdoba (Cadiec); la Asociación de Productores Audiovisuales de Córdoba (Apac); KPO-BPO (contact centers); la Asociación de Fabricantes de Maquinaria Agrícola y Agro Componentes de Córdoba (Afamac); la Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (Carae) y el Cluster de Biotecnología. –Sectores muy diferentes entre sí. –En el Córdoba Clúster tenemos compañías que hacen satélites y que trabajan para Arsat e incluso para la Nasa. Hace dos o tres años hicimos un catálogo con 200 productos tecnológicos y lo empezamos a categorizar. Uno de los grandes desafíos de esta gestión es conocernos internamente. Somos 350 organizaciones, entre empresas y hasta universidades. Uno de los principales beneficios tiene el CC es la vinculación entre las organizaciones. Una vez que se conocen logran llevar adelante negocios. –¿Y qué piensan hacer? –Una de las actividades que iniciamos se llama Pitch&Link. Nos juntamos en un lugar con gente que nos couchea, para conocernos unos con otros, se invita a pitchear y ahí hacemos networking en un lugar distendido. Esto lo vamos a repetir todo el año. De esta manera, las empresas encuentran que pueden hacer cosas juntos. Yo tengo partners que los he conocido en viajes que hicimos con el Clúster, por ejemplo al Silicon Valley, en Estados Unidos. –¿Y el segundo gran desafío? –Es hacernos conocer como clúster y como Córdoba, regionalizarnos, que sea reconocido por lo menos en toda Latinoamérica. Estamos definiendo bien los mercados, pero desde Miami para abajo, incluido España, Barcelona o Madrid, son los lugares donde queremos tener presencia. Eso nos va a permitir a nosotros relacionarnos con otros clústeres y, a los socios, tener dónde apoyarse cuando viajen, una oficina, un coworking con algún acuerdo y que el consulado te ayude. –¿Con qué fin? –La idea es completar el catálogo y armar una oferta exportable, y eso después de darlo a conocer a la región. Con todas las restricciones de presupuesto que tenemos este año es todo un desafío, pero lo más importante es que se sumen al networking. La vinculación es lo que nos hace fuertes. Y además, tenemos que generar vocación. –Pero ha cambiado mucho, los jóvenes se plantean seguir carreras tecnológicas. –Sí, y no necesitamos que todos sean ingenieros. Necesitamos programadores y eso se puede resolver con carreras más cortas. Tenemos a todas las universidades en el Clúster y tenemos que estar con ellos trabajando para que se haga la semana de la Edutec y que los chicos y jóvenes reciban la información. La industria en Córdoba tiene un faltante de 15 mil a 16 mil personas que, si las hubiera, tendrían trabajo en empresas locales. Hoy todos nosotros debemos ser inspiradores en los chicos de esa vocación de que, en la tecnología, hay mercado y hay futuro. Para Mariano Surghy, lo más importante del Córdoba Cluster es la vinculación que se logra. (La Voz) Fanático de la tecnología y de Talleres Nombre. Mariano Surghy (52). Casado con. Carolina. Hijos. Nicolás y Alejandro. Le gusta. Es hincha de Talleres y fanático de todo lo que se viene en tecnología. También los viajes y reunirse con los amigos. Cargo. Presidente del Córdoba Cluster y CEO de Qvix. Un dato. El Córdoba Cluster tiene cerca de 350 socios. Empleados. Qvix tiene 15 colaboradores. Teléfono Cluster. +54 9 3516 65-0978 E-mail. comunicacion@cordobacluster.com Web. https://cordobacluster.com/ E-mail Qvix. https://qvixsolutions.com/

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