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  • ¿Qué son las uvas Piwis y qué pueden ofrecer de cara al futuro?

    » LM Neuquen

    Fecha: 05/05/2024 05:43

    Sobre la mesa hay una serie de botellas. Una de ellas, un vino blanco , está ligeramente separada del resto, como puesta en penitencia. Estoy en el Penedés, Catalunya, probando una serie de vinos tranquilos que llaman mi atención por el sabor uvas como Xarel-lo o Parellada. La cata avanza con pausa, hasta que llega el turno de la botella penitente. Sé que no está elaborado con una uva conocida, como casi todos los vinos que vengo probando en la región. Es que en Catalunya abundan las uvas nativas. Pero en la etiqueta se leen con toda claridad Sauvignac y Muscaris. Son casi familiares, pero no son uvas clásicas. Y en efecto, estas son dos uvas inventadas. Y la botella penitente un blend elaborado de uvas híbridas. El aroma del vino es una combinación de Sauvignon Blanc y Moscatel, con un paladar delgado y sabroso. Si lo catara a ciegas, pasaría como un típico White Blend donde con toda seguridad tendría algo de Sauvignon Blanc o Moscatel. Pero no. Este vino –llamado La Volada de Albet i Noia– está elaborado con esas dos uvas de las que nunca he oído hablar. Y es razonable: se trata de dos uvas PiWis. Y en esa rareza radica su interés. ¿Qué son las uvas PiWis? Con ese sonoro nombre se conocen a un gran grupo de variedades de uva que son híbridos entre vitis europea y americanas o asiáticas. El nombre de PiWis es una abreviatura de la palabra alemana “Pilzwiderstandsfähige Reben”, cuya traducción según Google sería algo así como “enredaderas resistentes a los hongos”. La idea queda más o menos clara desde el vamos. Las PiWis Nacieron a fines del XIX como resultado de una línea de investigación para hallar variedades resistentes a las enfermedades de la vid. Y son híbridos, precisamente, porque resultan de una selección humana guiada por intenciones definidas: de la combinación de pólenes y flores de vides que permiten ir eligiendo, con el paso de los años, las características deseadas de las uvas. De algunas de esas investigaciones nacieron los porta-injertos que se usan hoy. Otras muchas cayeron en el olvido. Algunas no. Y eso es lo que ofrecen dos uvas PiWis como Sauvignac y Muscaris: dos blancas que en años de mucho oído y peronóspora, pasan por el ataque de hongos como si estuvieran acorazadas, conservando las uvas turgentes y terminando el ciclo y las frutas. Desde el punto de vista agronómico, son una panacea. Desde el enológico, dependerá mucho de las variedades. Uvas como Concord o Isabela también son híbridos de uvas resistentes a hongos, pero el sabor, para cualquier que haya probado vinos como el Frambuá de las sierras cordobesas, está lejos de ser algo agraciado. Por eso llamó mi atención este blanco catalán: es un rico vino blanco que, además, resiste a las enfermedades. Historia y futuro Los primeros PiWis modernos se desarrollaron en Alemania en 1967, donde dan cuenta de unas 1600 hectáreas platadas a la fecha. Actualmente también están desarrollados en Suiza, donde el clima más húmedo y extremo reclama algunas adaptaciones diferentes. En el Penedés fueron introducidas a manera de experimento por un puñado de bodegas lideradas por Albet i Noia, donde con la ayuda de un equipo técnico suizo exploran la hibridación de las uvas Xarel-lo y Parellada hacia uvas resistentes a los hongos En la cosecha 2020, cuando en la zona llovió el doble de un año estándar y las uvas se pudrieron, Sauvignac y Muscadet permanecieron incólumes. Si hasta entonces eran las raras de la pista, los productores comenzaron a mirarlas con brillo en los ojos. Y ahora que visito la zona en mitad de una sequía extrema, que recrucede desde 2021 y lleva los registros de agua a la mínima histórica, las uvas viníferas resienten su sabor mientra que algunas PiWis podrían resistir con calidad enológica. Por eso es imporante el desarrollo de estas ideas. Particularmente en Catalunya, donde hay unas 70 variedades nativas: como Sumoll –de una acidez elevada incluso en años calientes–, Mandó –de fruta delicada en esos años–, o la sabrosa Picapoll Blanca, que madura tardíamente. Genéticamente adaptadas a estas condiciones extremas, suponen la base para el desarrollo de otras PiWis que sirvan para salvar el vino del cambio climático. Y de eso se trata buena parte de las exploraciones que se hacen en esta materia en la región. Sea que resisten plagas o sequía, que maduran tarde o desarrollan aroma y color, las PiWis con características enólogicas podrían suponer una solución a los desafíos del mediano y largo plazo. Por ahora, son una curiosidad de las que se pueden beber algunos (buenos) vinos.

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