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  • Cristina Fernández de Kirchner a punto de ser un problema para Axel Kicillof

    » Mdzol

    Fecha: 05/05/2024 05:05

    En el mundo del peronismo kirchnerista renovador, lo único concreto es Cristina Fernández de Kirchner. Con su presencia, ella representa el poder real de ese conglomerado que agrupa el núcleo duro del Partido Justicialista, el progresismo de centro izquierda y los movimientos sociales. El resto, queda demostrado, son satélites en pugna por su aprobación o con miedo a salir de su poder gravitacional. "Esto es como un juego de truco donde sabes que uno de los jugadores siempre tiene el ancho de espada y 33 para el envido. Siempre vas a estar con la certeza que dos de tres posibilidades la vas a perder y a medida que se aproxima el momento de la definición eso pesa", le confesó uno de los que ahora dice estar dispuesto a pelearse con toda la estructura en la que estuvo hasta hoy. Máximo Kirchner es el jugador que tiene a su madre de su lado. Queda en claro. Es el más débil electoralmente y sus modos tampoco ayudan para conciliar los intereses de quienes lo siguieron hasta ayer nomás. "Es una mezcla de mandato familiar y deseo personal. Antes, cuando lo eligieron a Alberto Fernández como candidato, lo hicieron como un paso previo para la llegada de Máximo a la presidencia. Ahora se su protagonismo es una obligación para que el kirchnerismo no desaparezca a manos de otros ismos" le dijo a MDZ un importante funcionario de la provincia de Buenos Aires. Lo del sábado pasado en Quilmes no solo fue lo más expresivo que hizo la expresidenta por su hijo, sino que fue lo más potente y con más significado a favor de La Cámpora, la agrupación que creció estructuralmente en 2023, con una docena de intendentes y nuevos legisladores, pero que ahora percibe una frialdad increíble del gobernador Axel Kicillof. Esa distancia y la necesidad por bancar a su hijo, podría hacer que Cristina Fernández de Kirchner encabece la lista de 2025. Además, sería algo típico del mundo K. Candidatos con el apellido Kirchner en las legislativas y uno de centro, como Daniel Scioli, Alberto Fernández y Sergio Massa, en las presidenciales. La historia, igualmente, no es nueva. La tensión entre herederos, uno de sangre y el otro de afecto, viene desde el mismo momento que Axel Kicillof asumió la gobernación. Su gabinete no fue todo lo amplio ni cobijó a los actores políticos que lo llevaron a la victoria. La Cámpora siempre se sintió con un pie afuera y los intendentes, directamente, tratados de la misma o de peor forma, según la perspectiva, que lo hacía María Eugenia Vidal. Noticias Relacionadas La defensa de Cristina Fernández de Kirchner a su hijo Máximo con un fuerte mensaje a la interna peronista Eso llevó a que, en uno de los actos previos a la elección de medio término de 2021, Kirchner le reclamara al gobernador que suba al peronismo al poder. Tras la derrota, a través de su madre, le intervino el gobierno con la jefatura de gabinete de Martín Insaurralde. La historia reciente es por demás conocida. Por eso, en medio de la campaña de Unión por la Patria, volvieron a sonar todas las alarmas cuando el cruce fue porque Kicillof reclamó crear una canción nueva para abandonar las clásicas que "se saben todos" para enamorar a quienes no comprendían lo que era el kirchnerismo peronista de este tiempo. Máximo le contestó de manera tajante. "Yo no me dedico a la música… Yo soy militante y dirigente político y más allá de los pentagramas, hay que fijarse muy bien en la gestión de gobierno, eso es lo que importa para que no haya confusiones". La relación es, claramente, por conveniencia. No los une el amor y ambos reconocen que no solo no podrán cambiar al otro, y que mucho menos, complementarse. Es que los dos quieren conducir, y es difícil que uno acceda a que el otro lo haga cuando es gobernador. Ahora CFK abraza decididamente a La Cámpora. "Si no le gusta, se aburre en las reuniones, siempre se maneja con frialdad, para qué quiere conducir la política", dicen, casi con las mismas palabras, tanto en La Cámpora como en el Frente Renovador, que péndula en esta relación pero no media. El poder de Sergio Massa reside en mantenerse equidistante de la puja pero con una relación directa que ha sabido construir y preservar, aunque en la disputa sienta, en algunos casos, más coincidencias con el hijo que con el heredero político. El termómetro de humor social que vigila diariamente Sebastián Galmarini, revela que lo que hace Cristina Fernández de Kirchner como cualquier otro dirigente político de lo que era Unión por la Patria "solo repercute en el microsistema propio" y observa con muy pocas chances a aquellos que sueñan con la emancipación de su sistema. "No hay lugar, la polarización está en su mejor momento", dice no con poca resignación. Sergio Massa no se mostrará protagonista de ninguna discusión hasta dentro de un tiempo. Cree que más pronto que tarde la realidad demostrará que lo que decía sobre Javier Milei no se circunscribía a una campaña del miedo pero no quiere aparecer como un conspirador. Se ufana que lo llaman de todos lados pero su radio de acción no está muy lejos que el de la expresidenta, sobre quien hablará, al igual que lo hará de Alberto Fernández, en su libro que lanzará la semana próxima. Esta distancia también lo habilita a decidir sobre un rumor cada vez más fuerte. Las reelecciones de intendentes. Si bien nadie dice que el proyecto está en el debate parlamentario, si está en la cabeza de muchos, fundamentalmente en el peronismo kirchnerista, en la que varios intendentes de peso y poder territorial terminan su mandato y nadie cree que puedan caber en una lista de diputados nacionales o provinciales. "Kicillof lo necesita para que traccionen para su proyecto presidencial", especula un intendente con incidencia en la Legislatura bonaerense. En estos despachos no suele entrar ni la luz del sol ni el sentido común, que mostró que en noviembre la gente decidió mandar muy lejos a la política tradicional por sus formas y por sus resultados. Sin embargo, la presión es mucha. ¿Quién reemplazará a Kicillof en provincia? Hay intendentes con muy buenos antecedentes en sus territorios pero con nulo conocimiento en la opinión pública. No fueron ministros nacionales o parlamentarios con una voz que le hubiera permitido discutir en la tele o en las redes sociales. Son exitosos, pero ese salto al vacío los inmoviliza. Para peor, en junio, se viene la otra gran discusión para la opinión pública y el sistema político. La Boleta Única en Papel. Victoria Villarruel tiene el proyecto con la media sanción que le dio la Cámara de Diputados el año pasado y no quiere que desaparezca. Es más, varios constitucionalistas y expertos electorales empezaron a transitar por el Senado desde hace algunas semanas para ver qué modelo termina imponiéndose, si el cordobés, el santafecino, o un adefesio que mezcle los dos. "Si tiran la Boleta Única en Papel y la aprueban, ¿qué hará la provincia? ¿Se animará a desdoblar? Si desdobla, ¿cómo arma el proyecto presidencial el gobernador?". Muchas preguntas, todas de laboratorio, porque afuera la gente sigue exigiendo que la política tradicional pague por lo que hizo.

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