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  • A 42 años de Malvinas: en solo 4 minutos

    » Mdzol

    Fecha: 05/05/2024 05:05

    La sala de operaciones del HMS Glasgow, un destructor clase 42, gemelo del HMS Sheffield, primer buque de la clase, se encontraba lleno de gente transpirando dentro de sus máscaras y guantes anti flama. El grupo de buques se encontraba todavía en alerta blanca (todo tranquilo). Eran las 10:56 horas del martes 4 de mayo de 1982, cuando el joven marinero Rose hizo sonar su silbato y gritó las palabras tan temidas: —¡Radar enemigo detectado! — El oficial de guerra del Glasgow, Capitán de Corbeta Nick Hawkyard, preguntó al instante. —¿Nivel de credibilidad? —jCierto! —replicó Rose— Fueron tres pasadas con un breve seguimiento. El Capitán del Glasgow, Paul Hoddinott y su oficial de guerra Hawkyard chequearon en otros equipos la señal y determinaron que el contacto se había hecho a 45 millas de distancia con rumbo 238. —Cesó la transmisión —informó Rose. Hawkyard dio la orden de “jTodos a sus puestos!" en el Glasgow, e informó por radio que se había detectado un contacto de radar enemigo y su rumbo. En el portaaviones HMS Invincible se encontraba el Comando de Guerra Antiaérea, por lo que este tipo de avisos lo tenían por destinatario, mientras el resto de los barcos de la flota también escuchaban. Desde el arribo de la Task Force a inmediaciones de las islas, se habían puesto en marcha procedimientos de detección y alerta temprana a fin de poder anticipar el peligro que desvelaba a los comandantes: La dupla del avión Super Etendard y el misil aire-mar AM 39 Exocet. Si bien los franceses habían asegurado a la Royal Navy que los argentinos no estaban en condiciones de operarlos, ellos sabían que contaban con 5 aviones y 5 misiles, y sospechaban que sí podían operarlos. Los británicos tenían en claro que por la distancia a la que se podía lanzar un Exocet, si llegaban a detectarlo solo tendrían 4 minutos para intentar evitarlo. Solo 4 minutos.También sabían que los Super Etendard de la Aviación Naval usaban un radar Agave, por lo que podrían identificar si un radar de Super Etendard los iluminaba, pero también conocían que los Mirage III de la Fuerza Aérea usaban un radar Cirano II del mismo fabricante, y fácil de confundir con el Agave. Ello les ocasionó varias falsas alertas de Exocet durante el 1° de mayo. El procedimiento previsto y normalizado para toda la flota preveía utilizar una palabra clave en las transmisiones radiales y difusores en los buques si la señal de un radar Agave de Super Etendard era detectado. Esta palabra clave era “Handbrake” (freno de mano), y luego de eso había otros términos para describir con una sola palabra que tan cerca estaba el misil. En esta etapa preliminar de la campaña, lo único que podían hacer para defenderse era lanzar Chaff, que son cartuchos explosivos que dispersan una especie de nube de pequeñas láminas de metal que en determinadas ocasiones pueden lograr confundir al radar del Exocet y desviarlo de su rumbo. En rojo el primer anillo anti aéreo de destructores clase 42 con misiles de largo alcance Sea Dart. En amarillo el segundo anillo con fragatas y un destructor, y en verde un tercer anillo con buques logísticos de gran tamaño como señuelo. Cada portaaviones. Foto: Alejandro Signorelli. En la sala de operaciones del HMS Glasgow, Hawkyard seguía brindando información al oficial a cargo en el Invincible cuando detectaron a un segundo eco. Contacto recuperado con el radar... orientación dos tres ocho. El supervisor de guerra electrónica, sentado junto a él confirmó este segundo descubrimiento. Los operadores de radar de la nave, sin dejar de observar sus pantallas de radar para alerta de aire y superficie, también confirmaron el contacto. Para Hawkyard ya no quedaban dudas de que se trataba de dos Super Etendard que se habían elevado para barrer con sus radares y adquirir un blanco. Si esto era así, teniendo en cuenta la distancia del eco, estarían a punto de disparar sus misiles. Inmediatamente se puso en marcha todo el procedimiento y el suboficial mayor Jan Ames oprimió todos juntos los botones que disparaban los Chaff para intentar confundir a los misiles. Al mismo tiempo Hawkyard tomó el transmisor de radio y gritó a toda la flota “¡¡¡Handbrake!!! Con rumbo 238” El aviso se repetía una y otra vez, pero del lado del Invincible no parecían comprender la gravedad de la situación. El problema era que recibían avisos de este tipo varias veces por día y hasta ahora todos habían sido una falsa alarma producto del nerviosismo y la ansiedad. Bandadas de pájaros y hasta ballenas saliendo a superficie habían sido confundidos con el Agave de los SUE. Hawkyard insistió y solo obtuvo un “—Comprendido, fuera” de parte del Invincible. El Glasgow lanzó sus Chaff generando cuatro nubes de señuelos, y se posicionó en medio de esas cuatro nubes, prestando mucha atención para corregir su rumbo según el viento, que movería los señuelos de lugar. Mientras tanto, en ese mismo instante el Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz a bordo del Super Etendard 3-A-202, y el Teniente de Fragata Armando Mayora a bordo del SUE 3-A-203 lanzaron sus misiles Exocet, que se pegaron al agua y partieron rumbo a sus blancos. Luego de verlos perderse en el horizonte, viraron para poner rumbo a su base nuevamente. El KC-130 Hércules de la Fuerza Aérea que los había reabastecido a la ida los estaba esperando, pero como los aviones atacantes tenían suficiente combustible no fue necesario un nuevo reabastecimiento en vuelo. Al igual que el Hércules, los dos M V Dagger de la Fuerza Aérea armados con misiles aire-aire Shafrir2 de la escuadrilla “POLLO” que les daban cobertura, también regresaron sin novedad. Dos puntos color ámbar En la sala de operaciones del Glasgow dos puntos color ámbar, tan pequeños que solo podían ser vistos de manera intermitente, aparecieron en el radar, trazando a gran velocidad su trayectoria en la pantalla. —iMierda! Ya vienen. Orientación dos tres ocho. Distancia doce millas. El Capitán Hoddinott ordenó que intentaran derribarlos con el sistema de misiles Sea Dart. Lo intentaron, pero no dio resultado ya que los pequeños blancos móviles aparecían y desaparecían todo el tiempo en la pantalla, por lo que el director de tiro no lograba engancharlos. Los segundos volaban y nadie se animaba a verificar cuánto de sus cuatro minutos ya habían transcurrido. La sensación de impotencia al ver los misiles acercándose y no poder hacer nada, era desesperante y angustiante al mismo tiempo. Mientras tanto, en la sala de operaciones del destructor HMS Sheffield todo era diferente. Hasta hacía pocos segundos habían estado utilizando el enlace satelital. Este canal de comunicación anulaba otros mientras estaba en uso, por lo que recién ahora comenzaban a ponerse al corriente de la situación. En el Glasgow, Hawkyard seguía transmitiendo a los gritos: —¡La fuerza está siendo atacada! ¡¡El movimiento, la orientación y la distancia coinciden con Handbrake!! El Invincible seguía escéptico pidiendo más datos y en el Glasgow el jefe Ames, ya desesperado, continuaba con sus intentos infructuosos de enganchar los misiles con el sistema de misiles Sea Dart. En medio del caos, el Capitán Hoddinott comenzó a darse cuenta con alivio que, por su rumbo, los misiles no iban hacia ellos. Uno parecía ir hacia el Sheffield, y el otro hacia mar abierto. Inmediatamente intentaron dar aviso al Sheffield que no había lanzado sus Chaff todavía y tampoco parecía estar ajustando su rumbo para ofrecer la menor superficie posible al misil. En el puente de mando del HMS Sheffield, los tenientes Peter Walpole y Brian Layshon, observaban a estribor por la proa cuando vieron una estela de humo a dos metros por encima del mar, a una milla de distancia y dirigiéndose directamente hacia ellos. Lo único que pudieron hacer fue gritar por el transmisor general “¡¡Ataque de misil!!” El destructor clase 42 HMS Sheffield y su escudo. Foto: deviantart.com y seaforces.org A las 11:04h un misil Exocet ingresó por estribor, en el medio del Sheffield y justo arriba de la línea de flotación. Siempre se discutió si explotó o no, pero sea como fuere, provocó un enorme incendio generando gran cantidad de humo negro y gases que sumaron más víctimas fatales a las provocadas por el impacto. El segundo misil fue supuestamente avistado por tripulantes de la fragata Yarmouth perdiéndose inofensivamente en mar abierto. El ataque dejó un saldo de 21 tripulantes muertos y 63 heridos de distinta gravedad. El destructor clase 42 HMS Sheffield minutos después del impacto. Puede verse a su tripulación reunida en proa y en popa y a un bote neumático a estribor. Foto: fundacionmalvinas.org El HMS Sheffield había estado formando junto al Glasgow y al Coventry (los tres, destructores clase 42) una primera línea de cobertura antiaérea para los portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible. Ante la certeza del impacto y el humo del incendio, las fragatas HMS Arrow y HMS Yarmouth (segunda línea de cobertura) acudieron en su ayuda. El Glasgow también lo hizo, pero rápidamente llegó la orden de que abandonara esa acción, que la dejara en manos de las dos fragatas y volviera a armar junto al Coventry una pantalla de cobertura, ya que un nuevo ataque podría producirse. Las fragatas Arrow y Yarmouth se posicionaron a babor y estribor del Sheffield e intentaron apagar el incendio con sus mangueras, mientras sus helicópteros comenzaban a trasladar heridos. La fragata HMS Arrow se posiciona a babor del Sheffield para intentar controlar el incendio con sus mangueras, y evacuar heridos. Foto:fundacionmalvinas.org El Exocet había arrasado con un espacio para maquinaria auxiliar y la sala de máquinas, y había afectado la estructura inferior del puente. El corazón del buque se incendiaba rápidamente y las llamas amenazaban con propagarse hacia la santabárbara de los misiles Sea Dart, lo que podría desencadenar una tragedia de proporciones para lo que quedaba del Sheffield, las fragatas Arrow y Yarmouth y sus helicópteros. El fuego continuó ardiendo en el Sheffield por dos días más, y finalmente el 10 de mayo cuando era remolcado por la fragata Yarmouth, se hundió. El Neptune lo volvió a hacer Hacía solo dos días atrás los aviones Neptune 2-P-112 y 2-P-111 de la Aviación Naval habían volado interminables horas buscando las balsas del Belgrano. El 112 lo había hecho desde las 23:30h del 2 de mayo hasta las 06:30h del día 3, y el 111 lo había reemplazado hasta que cerca del mediodía y con su combustible comprometido, finalmente los encontró. El Neptune 2-P-112 de la Aviación Naval. Foto: IPMS-mardelplata.com.ar La guerra continuaba y sus misiones también, el Neptune era un excelente explorador, pero ya estaba al borde de su vida útil y los desperfectos comenzaban a complicar su operatividad. A las 05:07 horas del 4 de mayo despegó de Río Grande el Neptune 2-P-112 con la misión de hacer exploración de superficie y de esa forma confirmar el cruce seguro a Malvinas de tres aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea. Su piloto era el Capitán de Corbeta Ernesto Proni Leston, y su copiloto el Capitán de Corbeta Sergio Sepetich. Completaban la tripulación diez hombres más entre oficiales y suboficiales en puestos de navegante, radarista, mecánico, operador de contramedidas, etc. El Capitán de Fragata VGM (R) Ernesto Proni Leston en una foto de post guerra. Foto: nuestromar.org A las 07:10 horas obtuvo un primer contacto, por lo que luego de fijar su posición apagó su radar. El equipo MAE del avión confirmó que estaban siendo iluminados por un radar de búsqueda de alarma temprana de un destructor clase 42. Esto se informó al Comando de Aviación Naval, que alistó a los SUE 3-A-202 y 203 al mando del Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz y el Teniente de Fragata Armando Mayora respectivamente. Mientras tanto, el 2-P-112 hizo contacto nuevamente a las 08:14h y a las 08:43h, actualizando cada vez la posición. A las 09:24 horas el radar del Neptune salió de servicio, poniéndose su tripulación a trabajar arduamente para tratar de solucionarlo. A las 09:44 horas los dos SUE despegaron de Río Grande con la información de ubicación de las 08:43 horas y adoptaron un perfil de vuelo alto para reunirse con el KC-130 Hércules reabastecedor y cargar combustible. A las 10:04 horas se reunieron con el Hércules matrícula TC-70 con el indicativo “RATA” y luego de cargar combustible, a 250 millas de su blanco, pusieron rumbo y descendieron a rasante. A las 10:30 horas con el radar funcionando nuevamente, el Neptune 2-P-112 volvió a hacer contacto dos veces y en la última identificó a dos buques medianos y uno grande. A las 10:35 horas pasó la información a los dos SUE, que se encontraban entonces a 150 millas del blanco, volando rasante en medio de chubascos. Luego de ascender para adquirir los blancos y descender nuevamente, cargaron la información en sus misiles y a las 11:02 horas los dispararon. El Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz (izq) y el Teniente de Fragata Armando Mayora (der). Foto: gacetamarinera.com.ar El Neptune 2-P-112 aterrizó a las 12:04 horas y los dos SUE lo hicieron apenas unos minutos después, a las 12:10 horas. Los dos Dagger de la Fuerza Aérea que les dieron cobertura (C-437 y C-414) aterrizaron a las 13:00 y el Hércules TC-70 aterrizó a las 13:45. Todos lo hicieron en Río Grande. Representación del vuelo de exploración del Neptune 2-P-112 y de los Super Etendard 3-A-202 y 3-A-203 con su posición de disparo a las 11:02h y posición de impacto a las 11:04h. Foto: Alejandro Signorelli. Esta misión de ataque con misiles Exocet fue la primera en su tipo a nivel mundial, ya que solo existían registros de disparos de Exocet en la guerra de Irán-Iraq, pero desde helicópteros. La misión dejó en claro la importancia de la dupla exploración y ataque, y de la complementación con los medios de reabastecimiento y cobertura de la Fuerza Aérea. Los emblemas de las unidades involucradas en la misión. Las aeronaves que integraron cada una, de izquierda a derecha son: Super Etendard, Neptune, C-130 Hércules y IAI Dagger. Imágenes de la Aviación Naval de la Armada Argentina y Fuerza Aérea Argentina. El HMS Sheffield fue el primer barco de la Royal Navy hundido por un misil enemigo, y para todos los marinos argentinos tuvo sabor a venganza por el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano. * Lic. Alejandro Signorelli, Investigador de la Guerra del Atlántico Sur.

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