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  • La trituradora avanza sobre Fernández

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    Fecha: 05/05/2024 03:47

    “Justo acá van a dar ñoquis”, bromeaba uno de los asistentes al festejo mientras contemplaba una hilera interminable de fiscales y jueces, autoridades del Municipio porteño, legisladores enjoyados y “bloodsuckers” del negocio del juego. Ninguno se negaba a los ñoquis con hebras de milanesa entre otros platos llamados gourmets. Eran los 60 años de un influyente en varios rubros, el boquense Daniel Angelici, celebrados en la costanera norte, en un amplio restaurante de nombre japonés que poco y nada tiene que ver con el origen de los licenciatarios. Menos con los asistentes. Parte de la inconsulta globalización argentina (los 50, con otra mujer, Angelici los había celebrado en el Hilton). Claro que hubo sushi en el pródigo menú, más variedades de comidas, bebidas premium y música considerada tropical (Los Palmeras, Los Totora) que tampoco tenían que ver con el inicio del otoño. Una fiesta inolvidable con unos 400 invitados, también para el homenajeado a sí mismo, quien parece opositor al Gobierno porque no concurrieron figuras mileístas y, sobre todo, debido a que la gala enterró una leyenda oficial: “No hay plata”. Al menos por una noche pasó inadvertido el eslogan. Categoría superior de radicales presentes, Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau, a quienes curioseaban por la futura ley Bases y, en particular, al titular de la UCR, por su relación política con la vicepresidenta Victoria Villarruel en el Senado. Sonrisitas, como si fueran “nada más que amigos” según la tradición de las revistas del corazón. Yacobitti y Lousteau se mostraron como si fueran “nada más que amigos” Esto no les gusta a los autoritarios El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad. Hoy más que nunca Suscribite Más cuidadosos, los dos radicales evitaron justificar la ausencia del tercero que siempre los acompaña: Enrique Nosiglia. Era una falta con aviso, previsible: todos saben que nunca se saldó otra falta –material, moral, o ambas– que desune a Coti del cumpleañero. Ni Boca los reúne. También falló Mauricio Macri, de vacaciones con su mujer en Brasil, oportuna salida familiar, mientras la suplencia genealógica se cubrió con el primo Jorge, de otra intimidad con Angelici por la Justicia porteña y las concesiones municipales. Las amistades se construyen de a poco, negocio por negocio. Podría sostenerlo otro porteño exitoso, Diego Santilli, quien perseveró en la reunión al revés del sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo, de fugaz estadía. Entre los hombres sin toga comentaban la suerte de un expresidente y las desventuras de un candidato. Para muchos, resulta comprometida la situación judicial de Alberto Fernández por la causa de los seguros, complicado tal vez por la trazabilidad de las operaciones realizadas por sus amigos cercanos y el poco explicable servicio de la contratación de brokers con fuerzas de seguridad. Seguramente no habrá demoras de Patricia Bullrich para entregar a la Justicia material al respecto. Es lo que corresponde, aunque no se incluye la alegría en esa tarea. Sostenían además que la habilitación de escuchas telefónicas serán determinantes en el proceso y que el juez, Julián Ercolini, camina en puntas de pie produciendo resultados cada quince días. Una progresiva trituradora. Más de uno enlazaba las dificultades que suelen quitarles el sueño a los exmandatarios con el mismo Javier Milei. Como le ocurrió a Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Cristina de Kirchner y ahora Fernández luego de dejar el poder. Justo le atraviesa el trance al que siempre se mostraba ajeno a cualquier anomalía, impoluto presumía de no tener causas como sus antecesores. Hoy lo conmueven diciéndole que se busque un abogado. Antecedente para un ostentoso Milei que presume de no tener el culo sucio para temerle a la Justicia, aunque ese orgullo suele tumbarlo la complejidad de administrar un Estado que provoca incidentes inimaginables. Podían consultar en la celebración sobre ese tema a los fiscales Raúl Plée y Carlos Stornelli. Los empresarios del juego por ahora no están inquietos con los proyectos contra el sector En el voluminoso proceso de los seguros, según contaban, también aparecen hombres del radicalismo involucrados, de un senador con mucha vida en Mar del Plata al esposo de una alta funcionaria de Macri que supo acompañar a María Eugenia Vidal. Para todos los gustos aparecen piezas en la investigación: Fernández, con razón, ha empezado a ponerse nervioso a pesar de su experiencia como abogado. Por otras razones, comentaban, está afectado Sergio Massa, con escasa disposición para presentarse en público: no complemento el libro que había prometido con denuncias de escándalos y, por supuesto, tampoco asistirá a la Feria del Libro para presentarlo. Si él no se muestra, inclusive dentro del peronismo, queda la alternativa de su mujer Malena, quien nadie sabe si recluta adhesiones o provoca dispersión con sus declaraciones. La segunda mujer de Angelici, según el, fue la organizadora de la fiesta, casi una primeriza en estas variantes de wedding planners, ya que en esos eventos el local se entrega vacío y el contratista cubre todo por su cuenta, de la comida a la decoración. No faltó dinero para esa empresa de un solo día –claro, con la plata de él, bromeaban ciertas envidiosas, de la mujer que tiene dos peluquerías por su cuenta–, el cumpleañero le agradeció a la dama con las velitas y también lagrimeó por la cálida presencia de sus tres hijos. En la engordada claque hicieron punta sus socios o compañeros del negocio del juego, con Daniel Mautone a la cabeza, quien en la provincia de Buenos Aires hizo grandes operaciones con amigos de Máximo Kirchner. Hasta tuvo oportunidad de fungir como celestino en algunos casos, no olvidar que los casinos contratan figuras para los shows y algunas artistas famosas encontraron salida nupcial por esa vía. La política permite casi todo, hasta el amor. Los hombres de este gremio empresarial no reconocían peligro, por el momento, a las observaciones críticas sobre el avance del juego en la sociedad, de casinos, apuestas en línea y otros señuelos para captar viejos y adolescentes, hundirlos en la carestía. Verdaderos “bloodsuckers” que lograron la inaudita sociedad de Ricardo López Murphy y Juan Grabois para formular proyectos contra la expansión de la marabunta lúdica. Igual los empresarios confían en que las distintas administraciones los sigan requiriendo con anticipos, asistencias pecuniarias a devolver con más licencias, más máquinas y más tiempo de permanencia contractual. Una droga.

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