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  • El monje jujeño que halló en el misticismo el sentido de la vida

    » El tribuno

    Fecha: 05/05/2024 01:15

    Desde que era un niño, siempre estuvo conectado con la idea de que había algo más allá del mundo real que lo podía conectar con aquello que habita el ser. Y esa búsqueda lo llevó a encontrar en el misticismo una primera cercanía a descubrir aquello que tanto anhelaba develar. ISLA MAURITIUS | PEREGRINAJE JUNTO A SU MAESTRO PARAMAHAMSA VISHWANANDA Así es como Felipe Brambati, en su infancia, leía libros de aventuras para vivir otras realidades y sentía que la conexión con otra energía era posible. No obstante, con el tiempo, fue creciendo y el cambio de prioridades, empezó a gestarse internamente con "cosas del afuera", a tal punto que pensar en los amigos, en las novias y en el celular, fue ocultando su propósito inicial tan profundo, por bienes materiales o satisfacciones vanas. "Hasta los 18 no tomé pero cuando fui a la universidad de Buenos Aires, sí. Comencé a tener una conducta al revés de mi conciencia, con salidas nocturnas y sustancias, también quería tener mi trabajo, un status, en fin", expresó Felipe Brambati que -finalmente- se recibió de licenciado en Administración de Empresas y entró a trabajar en una firma multinacional. Encontrar la estabilidad económica fue lo que incentivó a este jujeño a tener altas aspiraciones como vivir en Europa, en un mundo con más lujos. Sin embargo, querer tanta pompa, lo terminó asfixiando. "Un día me quedé dormido en el parque de Puerto Madero porque necesitaba otra conexión con la tierra, con la naturaleza. Y cuando desperté vi a un hombre que estaba frente a mí con un cuchillo y podía haberme matado. Entonces me puse a pensar, en que había algo dentro mío, que tenía algo más por vivir y tomé la decisión de tomar un nuevo rumbo", detalló. ISLA MAURITIUS | PEREGRINAJE JUNTO A SU MAESTRO PARAMAHAMSA VISHWANANDA El click que le provocó esta situación lo hizo renunciar a la empresa donde desempeñaba su labor e inició la gestión por manejar un hostel en Iruya. "Empecé a tener tiempo conectado a las personas en charlas. Lo que sabía era que había empezado mi búsqueda interior. Después se dio un emprendimiento relacionado al turismo en Tilcara y comenzó a crecer", aseguró. El impulso de vibrar en otra frecuencia lo guió hacia días en los que deseaba la armonía espiritual a través de la energía natural. "Visité la Amazonia, Perú, Ecuador y a las tribus aborígenes de esos lugares y navegaba en barcos, pero seguía con la sensación del vacío. Tenía plata porque era empresario y viajaba; pero sentía que las cosas del afuera tapaban lo que realmente quería, sin saber qué era", reveló. CON AMIGOS | POR LA COSTA AZUL, CINQUETERRE - ITALIA, 2017. Y como la vida sin amor no tiene sentido, decidió ir por ese amor, la esencia que moviliza al mundo. Organizó que sus amigos siguieran al frente del emprendimiento en Tilcara y se dirigió a Brasil. "Estaba buscando enamorarme, visité barrios bohemios, cultura, amistades. Me enamoré de una 'garota de Ipanema' que vivía en Brasilia y fue un amor fuerte", relató este jujeño de 29 años que enseguida supo de un campamento espiritual con el líder humanitario Sri Prem Baba que quedaba cerca de Brasilia. Y fue a ver a su novia y a averiguar más sobre este movimiento. El viaje fue un abrir de los sentidos para Brambati al despertar en la vida espiritual desde un entendimiento más profundo. "Buscaba el amor del alma y me inicié en participar en darshans -bendiciones- ahí comprendí al 'guruji' y lo que lograba transmitir a las personas a su alrededor", dijo el joven sobre esta interesante experiencia. Volver a Tilcara fue su siguiente paso a seguir, para saber si el emprendimiento turístico continuaba por los carriles del éxito, sólo que al mismo tiempo, el contacto con la tierra movilizó su conciencia y en él se reactivaría ese entusiasmo por tener una mirada mística más intensa. "Me fui a Europa, a conocer pueblos de Italia y con amigos terminamos en el sur de Alemania. Toqué fondo. Viajaba pero me sentía incómodo de no tener amistades buenas. El alcohol y las sustancias alteraban mi ser", puntualizó Brambati quien precisaba respuestas a ese vacío existencial que no lo dejaba de castigar a nivel mental. Hasta que un día fue al Bosque Negro, en el estado de Baden-Wurttemberg, donde vivió una experiencia que lo impulsó a razonar de otra manera. "Se me apareció un chico hindú entre los árboles, con una bici antigua y nos encontramos. Él estaba estudiando finanzas y me contó que en India todos tienen un gurú, un ser que encarna para ayudar a las personas a trascender. Este chico me contó que el gurú de su comunidad había fallecido y cuando lo estaban velando, comenzaron a llover flores. Me dijo que un gurú es la luz en la oscuridad y que pasa de la ignorancia al intelecto. Me dejó atando cabos", dijo con notable sorpresa quien necesitaba, justamente, de un guía que lo inste al buen camino. "Fue una realización para mí, para no seguir con el mismo patrón de conducta. Entendí que el gurú desafía al karma y aunque sea muy difícil, te da la oportunidad de cambiar", reflexionó el jujeño. El llamado de sus padres en un instante clave, fue suficiente para que asista al "Bahkti Marga" -el sendero de la devoción a Dios- o camino de bienaventuranza individual para alcanzar aquella plenitud que añoraba. Fue al Ashram, un lugar indicado para la meditación, enseñanza y prácticas espirituales hindúes. En la lengua clásica de la India, el significado de "A" es un aumentativo y "Shram"; ejercicio, esfuerzo y austeridad. "Vi una gran cantidad de gente en un campo felices, porque esperaban al gurú. Tenían tilak, una marca de color en la frente que se usa para ocasiones especiales. Había una figura mitad león, mitad humano gigante como de cartapesta y lo celebraban", explicó sorprendido de esta increíble experiencia reflejada en su voz. Es que en India, cada ser tiene una concepción distinta de cómo entender la vida y eso se muestra en las acciones. "Me quedé y empecé a hacer servicio, cortaba el pasto", comentó sobre los primeros momentos junto al "Bhakti Marga" en el centro de meditación The Ashram - Shree Peetha Nilaya. El gurú de esta corriente es Sri Swami Vishwananda, líder espiritual y fundador del movimiento que practica el amor divino y que enseña a ir más allá de los límites de las religiones para experimentar la esencia que conecta el todo. Por lo que hagan lo que hagan las personas, que sea siempre con la conciencia en Dios de hacerlo con amor, es la premisa de "guruji" admirado por Brambati. "Cuando lo conocí, llegó en un carro de golf con luces de neón y su iPhone, la gente se tiraba ante él, corrían a donde él estaba. Dio una charla en el salón y me sorprendió cómo era. Fue una locura", dijo asombrado de lo que genera este hombre. "Gracias a 'guruji' empecé con mi proceso de limpieza. Él lo remueve todo y surge a flote. Me sentí mal con mi imagen arrogante y con el ego, mi mente estaba aferrada a eso. Pero Paramahamsa Swami Vishuananada es el gurú que me llevó a trabajar para avanzar, quemar el karma y afrontarlo", aseguró quien hoy es Rishi Aditya y convertido en monje, tiene otra perspectiva de pensamiento y acción. "El gurú dice que una parte de Dios en menor potencia que está dentro tuyo. Y sentí el llamado, empecé a ser monje", declaró el jujeño que cambió su concepción de la existencia para lograr la comunión con la energía monástica. "Para mí fue muy fuerte, vivir todo esto me hizo resignar placeres y despejarme de las cosas materiales", reveló Rishi Aditya que pasó un examen con entusiasmo para acceder a la ceremonia de iniciación y llenarse de paz en el presente, encontrando por fin el sentido a su vida. "Ahora me dedico a servir a Dios y todos los días celebro este servicio. Cuando no estoy claro, recito mantras, leo escrituras y canto. Así la dicha aparece", comentó quien cree en la enseñanza mística puesta en acción.

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