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  • Milei y el dólar: casualidades y física cuántica

    Buenos Aires » AmbitoWeb

    Fecha: 05/05/2024 01:11

    La economía, a diferencia de la física, no es una ciencia exacta. Ese es el punto de partida de desafío de Javier Milei con el cambio del dólar. El pasado 3 de mayo el Presidente Milei defendió el nivel del tipo de cambio , pero reconocía la dificultad de estimar cuales eran los tipos de cambio de equilibrio . Un mes y medio atrás el 17 de marzo pasado analizamos el tema en nuestra columna dominical de Ámbito. Decíamos en marzo: “La comparación histórica no captura las situaciones coyunturales y estructurales cambiantes. La pregunta del millón es cuál sería un 'tipo de cambio de equilibrio' dada la dinámica de oferta y demanda en el mercado de divisas y de la inflación futura , que esta codeterminada con el tipo de cambio, dado el grado de dolarización de la economía argentina”. Por otro lado, el Presidente reconocía implícitamente la dificultad para cualquier ser humano para valorar la trayectoria del tipo de cambio al señalar que “de casualidad un ser humano podría saberlo”. En todo caso el “mercado” es una suma de seres humanos con un conjunto de expectativas e intereses sobre la evolución de los precios. En algún punto esta controversia remite a un interesante debate de la física. Einstein sostenía que las leyes de la naturaleza “no podían tener una aleatoriedad (casualidad) intrínseca”. Einstein creía en una “ley y orden del mundo objetivo”, que remató en la famosa frase de que “Dios no juega a los dados”, a lo que el eminente físico cuántico Max Born le respondió: “Quién era Einstein para decir a que juega Dios”. La física cuántica sí contempla la aleatoriedad entendida como azar o al menos la existencia de un orden desconocido “probabilístico”. El problema es que la economía, a diferencia de la física, no es una ciencia exacta, a pesar de los dilemas que la cuántica plantea en tal “exactitud”. La economía es una ciencia social, donde la acción de los agentes, sus juicios, expectativas e intereses determinan el comportamiento de los precios. Así la suma de las interacciones humanas, que no son “casuales”, determina el precio de mercado por fuera que el poder para influir en el mercado de un Blackrock no es el mismo al de una jubilada, por la asimetría de riqueza, información y capacidad de influir en el mercado, mediante comunicaciones que se mediatizan e influyen retroalimentando las expectativas. Los ataques especulativos “no son casuales”. Pero como todo en economía puede estimarse de acuerdo a enseñanzas de la historia, aplicadas al contexto con una “probabilidad razonable”. Por otro lado, no hay que olvidar que el precio del dólar como el de cualquier activo no es neutral para los agentes económicos. Una devaluación no es lo mismo para un exportador que para un asalariado y los efectos de las supuestas “casualidades” generan efectos distributivos. Veamos el nivel del tipo de cambio en función de su comparación con el de otros períodos históricos Brecha Dólar Histórico Argentina.png Como podemos analizar el tipo de cambio si bien supera al de la Convertibilidad en un 17% y está algo por encima de los primeros dos años de Macri, cuando el tipo de cambio se apreció por el endeudamiento. Está por debajo del de fines de 2015 y del segundo gobierno de CFK, un 25% por debajo de los dos últimos años del gobierno de Macri y un 64% por debajo 2003-2010 y por supuesto un 108% en el pico devaluatorio del Gobierno de Duhalde. La pregunta es, volviendo al análisis anterior y reconociendo la importancia de los cambios estructurales para determinar la sustentabilidad del tipo de cambio, ¿qué determinará el equilibrio de la oferta y demanda en el mercado de cambios? Si bien es cierto que el tipo de cambio está controlado eso se debe a la existencia del “cepo”, la flotación administrada, el cronograma de pagos de importaciones y otras restricciones comerciales y financieras. Como dijimos en marzo: “Hay que recordar que aún sigue el grueso de las restricciones cambiarias y que los pagos de importaciones siguen limitados por el cronograma. Una apertura total del 'cepo' en junio generaría una alta demanda de divisas, aunque se generen Bopreals para utilidades pendientes de remisión al exterior entre otros pagos pendientes de empresas transnacionales que limiten la demanda de reservas”. “Probablemente veamos una liberalización gradual del mercado entre junio y diciembre, con un cronograma anunciado en el marco de un acuerdo con el FMI que incremente las reservas. La magnitud de los desembolsos con el FMI, otros Organismos Internacionales e ingresos por venta de activos, determinará el tipo de cambio de equilibrio y la sustentabilidad del tipo de cambio con un FMI que no aceptará un mayor retraso del tipo de cambio”. El Gobierno no solo habilitó los Bopreal como auguramos en marzo para pagar utilidades, sino que demora al segundo semestre la eliminación de las restricciones que serán graduales. El actual tipo de cambio no es consistente con una apertura total de la economía. Por algo los exportadores liquidan en cuenta gotas las exportaciones de la cosecha gruesa. Claramente el total de la demanda potencial supera la oferta de corto plazo, dada la reticencia del FMI de hacer desembolsos significativos y el alto grado de endeudamiento de la Argentina. El actual tipo de cambio es equivalente a 454 a diciembre de 2023, lo que implica que está mucho más cerca al 366 del final del Ministro Massa que al 800 de Caputo. La inflación se comió en menos de 5 meses el 80% de la maxidevaluación del 13 de diciembre. Recordemos también que durante el inicio de la Convertibilidad el Banco Central tuvo que vender el 20% de las reservas para defender la cotización de $ 10 mil australes por dólar porque la gente no creía en la Convertibilidad luego del fin el Plan Austral y el colapso sucesivo del Plan primavera, Plan Bunge y Born, Erman 1 y 2 entre otros. Uno de los problemas del Plan de Convertibilidad fue que se inició con un tipo de cambio retrasado porque el Presidente Menem quiso fijar la paridad en 1 a 1. El segundo tuvo que ver con la dinámica y sustentabilidad del Plan. Se podría suponer que la apuesta del Plan Milei es implementar un modelo de exportación de recursos naturales, lo que generaría más divisas que la Convertibilidad más centrada en servicios no transables. Un supuesto clave para ver el equilibrio externo es la tendencia de los términos de intercambio. Así que la clave tiene que ver con cuál será el tipo de cambio que se fije tras eliminar el cepo, que requiere de un tipo de cambio más alto que el actual. Quizás la experiencia histórica, y un análisis de probabilidades de simples seres humanos y no la “casualidad” determine de mínima un dólar a 1100, un 25% más para tener un colchón que equilibre oferta y demanda. Milei no debería repetir el error de Menem de enamorarse de los números redondos y del 1 a 1. Pero más allá del nivel inicial y respecto a la dinámica, las decisiones del Gobierno dejan entrever que se genera un modelo deficitario en divisas. La aprobación del “Régimen Impositivo para Grandes Inversiones” (RIGI) supone favorecer la importación de insumos y bienes terminados extranjeros en desmedro de la producción nacional. Si la legislación que se aprueba y la política macro en general favorecen las inversiones extranjeras y penalizan a la producción nacional, se favorecen las importaciones y se fomenta la transnacionalización de la economía. Por intereses de las transnacionales y no de “casualidad” ni por azar, aumentarán las importaciones de bienes y servicios, la transferencia de utilidades y dividendos y el endeudamiento. Mucho más cuando a diferencia de un mundo que defiende su mercado interno se va a permitir a empresas que importen indiscriminadamente, sin regular el desarrollo de proovedores locales ni un empleo mínimo de insumos y producción nacional, como si hicieron otros países aún implemento políticas neoliberales. Esto recuerda al modelo implementado en 1991, cuando el país creció por las inversiones extranjeras, con fuerte aumento del desempleo y de la desigualdad, pero acumulando un déficit externo (cuenta corriente) de más del 4% en 1993-1994 y de 1997 a 1999, que se financió con endeudamiento. El país tuvo una serie crisis de sector externo en el tequila (1995) y luego en 2001. Por eso no podría achacarse a la “casualidad” la implementación reiterada de una política que no contemple las enseñanzas de la historia, mucho más en un mundo que como vimos es mucho más proteccionista que en los años 90. Solo buenas políticas públicas donde “se tiren los dados” para promover una matriz productiva diversificada y se cuide el mercado interno nos evitarán repetir un ciclo eterno de endeudamiento, fuga de capitales, devaluación y crisis. La memoria y el discernimiento permiten a cualquier ser humano más allá de equívocas causalidades anticipar con elevada probabilidad, sin determinismo, un futuro previsible.

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