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  • Las desventuras de Fito Páez en sus actuaciones en Cuba

    Buenos Aires » AmbitoWeb

    Fecha: 05/05/2024 01:10

    Diálogo con el cubano Juan Pin Vilar, director de "La Habana de Fito", el documental que no puede verse en la isla y que, después de su paso por el Bafici, llegó a nuestras salas Después de su paso por el Bafici, se estrenó en salas de cine “La Habana de Fito” , el documental sobre Fito Páez prohibido en Cuba, con la presencia de su director, Juan Pin Vilar , hombre de larga trayectoria en el cine y la televisión de la isla. Dialogamos con él: Periodista: Antes de hablar de la película, sería bueno que nos hable un poco de usted. Juan Pin Vilar: ¿Desde mi infancia? Pues, he sido el niño que más veces ha ido a la televisión, porque mis padres trabajaban allí, y vivíamos a la vuelta de la emisora. Era la época de Goar Mestre, que llegó a tener nueve radios y siete canales. El en los años 30, cuando muy pocas personas tenían reloj, inventó Radio Reloj, una idea genial, una emisora que solo pasaba avisos, noticias breves, y la hora, minuto a minuto. Papá entró a comienzos de los ’50, era un hombre culto, gran periodista que podía escribir un texto en inglés mientras estaba hablando contigo. Yo me formé en ese ambiente. Pero después, en 1959, Goar Mestre se tuvo que ir del país. J.P.V.: El estaba cambiando culturalmente a la nación, a través de sus medios. Y bien, yo después hice prensa, series, teleshows, cortometrajes, y un documental sobre la experiencia de Pablo Milanés en un campo de trabajo. En los ’60, a los religiosos, los rockeros y los homosexuales los mandaban a campos de trabajo. Pablo no era nada de eso, pero, como no integraba ninguna entidad propiciada por el gobierno, le aplicaron la Ley del Vago. Ese documental está prohibido. Bueno, también viví en México. P.: ¿Y cuándo volvió a Cuba? J.P.V.: ¡Pero si yo nunca me fui de Cuba! Yo soy como Aníbal Troilo, cuando recita esa glosa tan linda que se escucha al final de “Sur”, de Pino Solanas: “Algunos dicen que yo me fui de mi barrio. ¿Pero cuándo? ¡Cuándo, si siempre estoy volviendo!” P.: Ya que lo menciona, en “Sur” también actúa Fito Páez. ¿Es cierto, como ahí dicen, que ustedes no conocían el rock en castellano? ¿Los Teen Tops, Los Iracundos, Los Gatos, nada de eso? J.P.V.: Solo conocíamos el rock que pasaban las emisoras norteamericanas, y que escuchábamos a escondidas. El gobierno aprobó, cuanto mucho, el pop que venía de España, época del generalísimo Franco. Eso es lo que quedó en nosotros. Por supuesto, muchos músicos cubanos conocían los temas de Spinetta, de Charly García, pero eso no llegaba al público general. Por eso, siendo Cuba una gran potencia musical, tenemos excelentes intérpretes de jazz, clásica, folklore, melódica, pero no tenemos rockeros. Por suerte tampoco tenemos músicos de reggaeton, esa vandalización de la cultura universal. ´ P.: Entonces llegó Fito Páez. J.P.V.: Pablo, al frente del Festival de Varadero, tuvo un proyecto extraordinario, de darle a conocer al público artistas como Rubén Rada, y como Fito. Claro, aparece el muchacho irreverente, que salta y se quita la camisa en el escenario, que tiene gestos amanerados. Imagínese, rockero, melenudo, probable homosexual, para muchos era la imagen de la decadencia capitalista. P.: “¿Adónde va el Festival de Varadero?”, tituló creo que el “Gramma”. J.P.V.: Les vino bien para sacar a Pablo. Pero Páez se fue ganando el cariño de los cubanos, volvió muchas veces, nadie olvida que fue a actuar gratis cuando el “período especial”, ni él olvida nuestra solidaridad cuando un asaltante mató a su abuela, su tía y otra señora, un hecho tremendo que lo derrumbó durante mucho tiempo. P.: El documental cuenta todo eso, hasta que llega la escena en que habla de la charla que tuvo con la viuda de Camilo Cienfuegos (cuya muerte aún deja sospechas) y la conversación que tuvo al día siguiente con varios jóvenes, instándolos a dudar de las versiones oficiales. J.P.V.: El dice que, aunque crean en el régimen y lo defiendan, igual tienen que dudar. Y más adelante habla de la noche en que presenció el revuelo de toda La Habana por el fusilamiento de cuatro muchachitos, cuatro negros pobres que quisieron salir del país sin permiso. Nadie puede legitimar ese fusilamiento. Además, todo el objeto de la Revolucíón fue para defender a los negros pobres. ¿Cómo los van a matar? Para mí, esa fue la evidencia de que Fidel había perdido la cabeza, ya estaba decrépito. P.: Usted ya lo sospechaba. J.P.V.: Le explico. En otros tiempos era famosa la calle Monte, con sus vidrieras, sus boutiques. Hay una famosa foto de 1958, donde se ven las vidrieras, y debajo gente durmiendo en el suelo. Una noche me invitaron los jesuitas del Centro Loyola a presentar unos documentales, y al salir por esa calle, bueno, era casi la misma foto, gente durmiendo en el suelo, pero sin vidrieras. Me quedé impactado, eso fue como una epifanía. Porque el mundo ha empeorado, hay más razones para hacer una Revolución, pero no como ésta. Y en el documental Fito dice otra cosa, sobre el futuro de la isla, justo en la escena final, que creo que es ahí donde las autoridades vieron algo que las decidió a censurar la película. Aún más, hicieron una “mesa redonda” en televisión, para decir que a Fito lo habían engañado, por eso decía esas cosas. P.: ¿Y ahora? J.P.V.: Lo bueno es que la censura provocó la reacción de mucha gente, muchos artistas, que en una carta abierta reclamaron por esa y por otras muchas películas prohibidas. Veremos qué pasa.

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