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  • “Para revalorizar la cultura mbya hay que volver a encender la llama de la espiritualidad”

    » Elterritorio

    Fecha: 04/05/2024 06:21

    Eliseo Chamorro, referente mbya, llamó la atención sobre el avance de otras religiones en las comunidades y contó acerca de la insólita construcción de un opy en Posadas, un hecho del que no trascendieron detalles pero que genera malestar entre los caciques y pidió no folclorizar la espiritualidad mbya; también reflexionó sobre la actualidad de su pueblo sábado 04 de mayo de 2024 | 4:10hs. Chamorro charló sobre problemáticas, fortalezas y desafíos del pueblo mbya. Presionado por el avance de la explotación del monte y la urbanización y en permanente pendular entre la convivencia armónica con el jurua (blanco) y los conflictos -muchas veces derivados de prejuicios-, el pueblo mbya guaraní en la actualidad sostiene su lucha por el reconocimiento de su preexistencia, la titularidad comunitaria de la tierra y la preservación de su cultura ancestral. Hay al día de hoy en Misiones 136 comunidades (tekoa) emplazadas en distintas localidades y con una población creciente que según el censo nacional de 2022 alcanza para la parcialidad mbya que vive en aldeas un total de 11.014 personas, aunque el número asciende a 26.006 si se tiene en cuenta además a quienes se reconocen parte de un pueblo originario pero habitan en las ciudades o son de otras etnias. Con este mapa dinámico también por la característica histórica del pueblo guaraní de migrar entre fronteras, es de esperarse que la vida en los distintos tekoa no sea homogénea y coexistan tantas realidades como familias y comunidades. Sin embargo, la unidad identitaria se halla por la memoria y cosmovisión compartidas. Un modo de vida y un legado que solo es posible continuar si hombre, naturaleza y espiritualidad van de la mano, sostuvo Eliseo Chamorro (43), referente mbya y docente que desde agosto de 2023 se desempeña al frente de la Subsecretaría de Revalorización Cultural de la Secretaría de Cultura de la Provincia y es el primer indígena en este cargo. Chamorro fue cacique de su comunidad Ka’aguy Poty (Flor del Monte) en el Valle del Cuña Pirú y ahora como subsecretario de Revalorización Cultural se trazó el objetivo de acompañar y fortalecer las acciones culturales en las comunidades, contó el protagonista de esta nueva entrega de Charlas con El Territorio. A su vez, también marcó las preocupaciones y desafíos que como originario y funcionario observa y conversa con su gente. El avance de las iglesias cristianas al interior de las comunidades y el alejamiento de la espiritualidad y la tradición mbya guaraní es una de las problemáticas más acentuadas por el riesgo que supone para el ser mbya expuso Chamorro y anotició que hay un hecho inédito que por estos días generó el reclamo de los mburuvicha (caciques) y tiene que ver con la construcción de un opy (casa sagrada, casa de adoración) en una propiedad privada en Posadas. “No hay que folclorizar la espiritualidad mbya, porque la espiritualidad es la base de la cultura mbya, ese opy hay que desarmar”, postuló. El pueblo mbya fue noticia estos días por los dichos discriminatorios de concejales de Colonia Delicia, también por sus reclamos sobre la situación dominial de tierras ¿Cuál es hoy la problemática más urgente? Cada comunidad tiene su problemática y su realidad y por eso yo no puedo hablar por todas las comunidades, no puedo generalizar y querer ser la voz de todos. Dicho esto, hay varios temas que preocupan. Algo que realmente preocupa a muchos es el ingreso de otras religiones a las comunidades. No es ningún ataque a las religiones, nada de eso, pero la cultura mbya tiene su base en la espiritualidad, por eso es tan importante vivir, mantener y transmitir nuestra espiritualidad dentro de nuestro pueblo. Y cuento un ejemplo que preocupa a los caciques, y que quiero aclarar en primer lugar que yo no tengo nada que ver con ese tema. En estos días, no tengo fecha precisa de cuándo fue, (habitantes) de una comunidad del Valle del Cuña Pirú, que no es la mía, construyeron un opy en Posadas. Yo en lo personal me hago responsable de lo que digo en esta nota como mbya, y como mbya no estoy de acuerdo con esa construcción del opy en la ciudad. Yo estoy en un espacio para revalorizar la cultura mbya y, para revalorizar la cultura mbya hay que volver a encender la llama de la espiritualidad, que está siendo un poco de alguna manera apagada en algunas comunidades como con el ingreso de otras religiones. Pero en este caso llevar un opy a la ciudad, que es el lugar de la espiritualidad y la base de la cultura mbya es la espiritualidad, es como que se está queriendo folclorizar y no hay que folclorizar la espiritualidad mbya. Un opy en la ciudad es algo muy fuera de contexto de lo que es la cultura mbya. Si la sociedad quiere saber o entender un poco de la cultura mbya se puede acercar a las comunidades, pero la espiritualidad no se trata de entender sino que es algo que se vive, se siente, no se puede observar. Es necesario desarmar ese opy en la ciudad. ¿Se está perdiendo la espiritualidad del pueblo mbya? Creo que los mbya tenemos que empezar a revalorizar nuestra cultura, no diría que se está debilitando, pero es importante trabajar en esto. El tema de la espiritualidad es central, porque la presencia de iglesias de otras religiones traen otras ideologías distintas de las nuestras. Es un problema que no es sencillo, porque en algunos lugares está muy instalado y avanzado el tema. La espiritualidad es algo puro, real, algo que se puede asumir, solo que el mbya nunca muestra dónde está esa espiritualidad. Entonces, las religiones desde afuera nos ven a nosotros como que no tenemos Dios y vienen y cuentan su forma y su verdad como si fuera la única verdad, pero que no es la nuestra. ¿Estas cuestiones se dan por el desconocimiento y prejuicios del resto de la sociedad sobre la cultura originaria? Hay muchos prejuicios sobre el pueblo mbya, personalmente mi gran desafío es que la sociedad blanca conozca nuestra cultura y respete nuestra espiritualidad. Y sobre el caso de Colonia Delicia, yo estuve acompañando justamente el cierre de la actividad que desarrollaron con toda la población por la Semana de los Pueblos Originarios. Creo que estos prejuicios hacia el pueblo mbya hay que ir trabajando desde ambas partes. Por el lado nuestro, nuestra tarea sería difundir nuestra cultura, las costumbres, la parte ritual, siempre con responsabilidad porque hay cuestiones que se pueden mostrar y hay cuestiones que todavía los abuelos prefieren mantenerlo resguardado. Pero es importante que la sociedad entienda el porqué defendemos la naturaleza, el porqué no destruimos la naturaleza sino que la cuidamos. Porque ese es el núcleo de algunos conflictos, hay personas que dicen “¿para qué quieren la tierra si no la producen?”, pero nuestra idea de producción es muy diferente a la producción a gran escala para explotar y vender. En las comunidades sí se planta, sí se produce, pero es para consumo familiar y siempre preservando el monte, la selva, que es nuestro modo de vida y la selva nos proporciona lo que necesitamos. ¿Cuál es el motivo más frecuente de discriminación? Una vez una persona de Aristóbulo del Valle me dijo de forma discriminatoria que los mbya somos vagos, pero eso no es así. Nosotros vivimos el momento, vivimos el día, nuestro pueblo siempre busca el teko porá (buen vivir) que tiene que ver con una manera de estar en el presente, de no cargarte de muchas cosas, de estar en armonía con el entorno y el interior de uno mismo. La paz que nosotros tenemos es difícil de encontrar en las ciudades, donde el sistema lleva a desesperarse por tener y acumular ¿Quién fue el que nos ayudó, quién fue el que nos mantuvo todos estos siglos, tantas cosas que han pasado nuestros ancestros en tanto tiempo? Seguimos adelante como pueblo. Esta búsqueda del teko porá es también respetar al otro. Y en este momento también muchos mbya estudian, trabajan, se forman para ayudar al desarrollo de sus familias. ¿Cómo están económicamente hoy, hay comunidades que están necesitando ayuda por la crisis? Sí, sentimos este golpe de situación económica difícil, pero tal vez de una manera distinta que en las ciudades, porque no dependemos exclusivamente del billete. En nuestra comunidad por ejemplo las familias hacen cultivos anuales para su sustento, también hay algunos animales, algunas gallinas, siempre hay algo para sobrevivir. Yo nunca diría que los mbya somos pobres, sí tenemos otra forma de vida. Claro que también depende de cuánto territorio tenga la comunidad o si tiene monte. El problema de la tierra es una realidad para creo yo que la mayoría de las comunidades. Acá en el Valle del Cuña Pirú tenemos bastante territorio que ha llevado muchos años de lucha tener el papel. Y vivimos con la naturaleza, también se hacen artesanías. Y veo como algo muy positivo que hay varias experiencias en distintas comunidades de ecoturismo, con circuitos para visitas y para difundir la cultura, eso es desarrollo sostenible para las comunidades. En nuestra comunidad justamente estamos avanzando para abrir una tecnicatura superior de turismo comunitario como una extensión de la que se dicta en Puerto Iguazú, y que va a ser una opción interesante de formación terciaria para los jóvenes. No podemos negar que por el contexto necesitamos una entrada de dinero tanto para comprar un medicamento o algo que necesiten los hijos para ir a la escuela, para muchas cosas. No se trata ni de ir tras el dinero, ni de cambiar nuestra espiritualidad ni de volver a la antigüedad, solo que hay que ser conscientes de esta época y fortalecernos como pueblo. ¿En su rol como funcionario de Cultura, en qué puntos está trabajando? Todavía es algo muy nuevo, asumí el año pasado en agosto y yo veo como muy bueno este espacio que desde un gobierno nos dan para tener participación dentro de una política de Estado. También hablando con los caciques, ellos destacan esta posibilidad. Yo no lo tomo como algo personal sino como un lugar para trabajar por mi pueblo y por nuestra cultura. Ahora es un momento que en el área cultural está difícil los recursos, pero estoy acompañando las diferentes actividades que proponen desde las comunidades, estoy recorriendo mucho las comunidades y cuando me invitan voy y el objetivo es trabajar en revalorizar todo lo que sea la cultura mbya, hay muchos proyectos interesantes en marcha. Por ahora pidieron apoyo para los coros y para talleres de instrumentos. El desafío que también tengo por delante es que las iniciativas surjan de las mismas comunidades, que más allá de la respuesta que se pueda obtener de las autoridades, sepan que hay organismos donde pueden presentar sus proyectos y que se unan para concretarlos. Hay varias experiencias muy lindas. Un sueño que tengo en lo personal y como docente es que en mi comunidad pueda funcionar un museo. ¿Cómo se enseña a los niños y jóvenes a querer y a cuidar su cultura en un contexto donde las pantallas muestran permanentemente otras realidades? La educación a los niños y jóvenes mbya es un desafío de las escuelas y de las familias sobre todo y como te decía también varía mucho según el lugar, porque hay comunidades muy cerca de las ciudades y hay otras que están más alejadas. Lo real es que cada comunidad o cada familia decide qué quiere enseñar a sus hijos. Mi familia y yo vivimos alejados de la ruta, sin luz eléctrica, sin agua corriente. Yo tengo que viajar permanentemente a la ciudad por trabajo, pero cuando estoy en casa no tengo señal de teléfono. Elegimos vivir de forma más natural aunque tampoco desconocemos otras formas de vivir. Las comunidades crecieron bastante en población y la mayoría tiene escuelas donde asisten los chicos para aprender los contenidos generales y también hay contenidos de cultura mbya y las familias tienen que enseñar las costumbres ancestrales. La voz de los ancianos, que son los sabios, es importante, los abuelos son nuestros maestros y guías que nos muestran el camino que por tantos siglos viene recorriendo nuestro pueblo. Me describiría algunos valores que les enseñan los ancianos y que son parte de esa llama, como usted dice, que mantiene viva la cultura mbya... Tener un anciano en la familia, en la comunidad, para nuestro pueblo es un privilegio, nosotros cuidamos mucho y respetamos a los ancianos, ellos son nuestros maestros como le dije, poseen la sabiduría. Y ellos nos enseñan a amar la naturaleza, a cuidarla; los mbya estamos cuidando la selva para todos. Otro valor muy fuerte de nuestra cultura es la familia, los niños participan de la vida cotidiana en todas las actividades, están con la mamá todo el tiempo en sus primeros años y, si vamos a hacer una artesanía, vamos todos juntos en familia a buscar la materia prima al monte y vamos a sentarnos a charlar y mostrar cómo se hace y de esta forma los niños aprenden. También están las actividades comunitarias que nos hermanan en las comunidades como el canto, la danza, las fiestas en fechas especiales que tienen que ver con la espiritualidad, las ceremonias en el opy. Yo amo mi cultura y mi gente, defiendo mi pueblo y nuestra manera de vivir ancestral, nuestra historia, siempre siendo parte de la naturaleza. Perfil Eliseo Chamorro Referente mbya guaraní, docente, subsecretario de Revalorización Cultural de la Provincia Nació el 10 de octubre de 1980. La mayor parte de su niñez y juventud vivió en la comunidad Tamandua, en 25 de Mayo. Es casado, tiene cuatro hijos. Vive en Ka’aguy Poty, en el Valle del Cuña Pirú, donde fue cacique cinco años. Es artesano y le gusta caminar largas distancias. Su sueño es ocupar un lugar donde pueda proponer y defender los derechos del pueblo mbya guaraní. En 2023 el entonces gobernador de la Provincia Oscar Herrera Ahuad lo designó titular de la Subsecretaría de Revalorización Cultural.

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