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  • El sentimiento tragicómico de los argentinos

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    Fecha: 04/05/2024 00:13

    Días atrás leí una muy interesante nota a Mauricio Kartún en la que, entre otras cosas, el dramaturgo y director definió la actualidad con la misma precisión que desarrolla en cada una de sus obras. Dijo que la situación argentina es tragicómica en el sentido más teatral del término, porque la tragicomedia es un género teatral paradójico. Por un lado se compone de tragedia, porque el héroe marcha inevitablemente hacia eso que lo destruye. Con el tiempo, el teatro descubrió que esta capacidad humana nuestra de reírnos aún de la desgracia, hacía posible crear un género en el que alguien marchase hacia la destrucción, que estuviese a pasos de caer en el abismo y sin embargo generar algo lo suficientemente ridículo como para producir risa. Ese género paradójico parece habernos alcanzado en este momento. Estamos en medio de una tragicomedia. Basta ver los memes y los chistes que surgen en las redes sociales, que, por cierto, no le quitan gravedad a cada una de las cosas que hace el Gobierno. Hay algo de eso. Al mismo tiempo copan la agenda temas tan encontrados como el presupuesto universitario o con cuántos perros se comunica el presidente. Con minutos de diferencias dan testimonios expertos en educación y una médium con conexiones poderosas. Los días se tornan grotescos, con un protagonista que insulta o invita a insultar a cualquiera que tenga una opinión diferente a la suya en cualquier tema. Agrede, se burla o imita desde la oscuridad del teclado o la penumbra del atril. Esto no les gusta a los autoritarios El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad. Hoy más que nunca Suscribite Consumo cultural: cines reportan una caída del 31,3% en espectadores en comparación al 2023 Medios y periodistas, dirigentes y mandatarios, artistas y personalidades, se van sucediendo como víctimas. De todos modos, lo más grave se lo reservó a las instituciones. La parte feliz de este texto es que, tal vez, el exceso de crueldad (no confundir con incorrección) política con el que la administración nacional intenta imponer una agenda basada en la eliminación de derechos haya encontrado un límite popular y democrático al que deberíamos entender e intentar replicar. La Marcha Federal Universitaria fue contundente, ideológica y socialmente transversal. Sin perder tiempo en señalamientos inconducentes, el mensaje se reprodujo en una sociedad que acompañó sin dudar. No sabemos cómo evolucionará el tema, pero hay muchos elementos para pensar que el interlocutor del presidente es un pueblo activo, si siente amenazado algo que considera tan importante como la educación pública. Y genera alegría, pero obliga a que nos hagamos preguntas. ¿Por qué otros sectores relevantes amenazados no consiguen la misma adhesión? ¿La cultura debe replantearse cómo se vincula con la sociedad? Distribuidores: "Murió el cine nacional y no se está filmando nada nuevo" De un tiempo a esta parte, avanzó en parte de la población la idea de que apoyar al arte es un gasto irrelevante o, peor, evitable. Se señalan a figuras del teatro, el cine, las letras y tantos etcéteras como personas que solo quieren cuidar su bolsillo y que no saben gestionar sus producciones sin ayuda estatal. En definitiva, se construyó la imagen de que el artista es una especie de holgazán egoísta que quiere que los gobiernos financien sus caprichos y que eso no trae retribución alguna para el país. El video donde Patricia Bullrich celebraba el financiamiento del INCAA: "A la cultura hay que ayudarla" Para que lecturas completamente erradas como éstas tengan recepción en la sociedad algo debemos haber hecho mal quienes estamos del otro lado. Cómo lo mencioné en PERFIL en columnas anteriores, la cultura no es beneficiosa solo en sus innumerables intangibles, sino que es un activo económico para Argentina. Podemos discutir modelos, si debemos parecernos más al norteamericano o al europeo, y qué tipos de incentivos son los adecuados para cada disciplina. Lo que no podemos hacer es desconocer a un sector que genera trabajo e impacta positivamente en otros eslabones de la economía. Solo para poner un ejemplo, mientras el INCAA permanece en una especie de limbo administrativo, hay 600 mil empleos directos e indirectos que esperan inquietos, coproducciones internacionales que se postergan y cancelan, o que evalúan llevar sus inversiones a otros territorios. Al Poder Ejecutivo no le importa la cultura, por eso la desfinancia y pide en la Ley Bases facultades para modificar la estructura organizativa, transferir a otros ámbitos, reestructurar o disolver organismos como el Instituto Nacional del Teatro, el de la Música, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, o el Fondo Nacional de las Artes, entre otros. Si la cultura pierde, perdemos todos. Porque nos transforma y, encima, es superavitaria. Entonces, es importante que la gente sepa que se está tratando de avanzar sobre un patrimonio tan colectivo como la educación. Que, más allá de discusiones menores como puede ser la postura enfrentada de determinados actores o actrices (cosa que podría ser una de las respuestas a la pregunta de cómo debe vincularse el sector con la sociedad), figuras que han mostrado no coincidir a la hora de votar hoy se muestran preocupados ante una situación que podría destruir la matriz artística de un país de ganadores de premios Oscars, de autores reconocidos en el mundo entero, de músicos con identidad propia que convocan donde quiera que vayan a tocar o artistas plásticos requeridos en las salas más destacadas. Milei le declara la guerra a la cultura y dice que está ganando la batalla cultural. Tragicómico. *Gestor Cultural. Ex director del Centro Cultural San Martín.

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