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  • Argentina perdió más de 100 mil vacas en ordeñe en solo un año

    » Diario Puntal

    Fecha: 03/05/2024 13:04

    Sin embargo, lo ocurrido en el último año encendió alarmas porque la Argentina perdió 100 mil vacas en ordeñe y pasó por primera vez en al menos 4 décadas por debajo de los 10 mil tambos. Hoy hay 9.735 según cifras oficiales. “Producto de la sequía que atravesaron las diferentes regiones en 2023, sumado a la desfavorable situación económica (inflación-devaluación), y a los problemas financieros generados por la necesidad de comprar alimentación para el rodeo fuera de los establecimientos por encima de lo normal, muchos tambos cerraron, y ello generó una tasa de éxodo muy por encima de la tendencia habitual (-4,5%)”, remarcó un reciente informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla). Allí también debe incluirse el impacto de las distintas versiones de “dólar soja” que buscando incentivar la liquidación de granos impactó en los precios de las materias primas para tambos, granjas porcinas, avícolas y feedlots. Por su parte, muchos tambos que continuaron en la actividad, debido a la descripta situación de baja producción de alimentos en cantidad y calidad, a los efectos económicos y financieros y que coincidieron con un valor razonable para la venta de vacas, se vieron tentados a desprenderse de animales muy por encima del descarte normal, produciendo una tasa de caída del 6,5% en el rodeo total de los tambos. Esto dejó un mapa productivo, como siempre muy concentrado en la región central del país, con Santa Fe liderando en unidades productivas. La información obtenida de Senasa permite conocer cómo se distribuyen los tambos en las provincias, donde Santa Fe encabeza con 3.357 unidades productivas, seguido por Córdoba con 2.799 tambos y luego Buenos Aires con 1.962 unidades. Estas tres provincias, junto con Entre Ríos, concentran el 92% de los tambos de Argentina. Vale destacar que un dato relevante lo presenta Misiones como la principal región lechera no tradicional que cuenta con 264 unidades productivas, generalmente de un reducido tamaño y pero sumando un 2,7% de los tambos. Si se observa la cantidad de vacas en producción (1.468.248 cabezas al 31 de marzo pasado), la preponderancia de Santa Fe se reduce, acercándose en participación mucho más Córdoba y Buenos Aires. La Región Central (Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos), concentra el 95,5% del rodeo lechero total nacional. Cruzando ambos datos que aporta el relevamiento – tambos y vacas -, se puede obtener el número de cabezas por unidad productiva que es de 153 para 2024, y también observar la tendencia de la serie de 17 años que se presenta muy estable oscilando entre 145 y 158 vacas totales por tambo. El promedio nacional de 153 vacas por unidad productiva tiene provincia un escenario muy variopinto, desde 201 vacas promedio por tambo de Buenos Aires a situaciones de tambos con menos de 30 vacas en varias provincias. Córdoba ocupa allí el tercer lugar en el podio con 165 vacas promedio, detrás de La Pampa que es la segunda con 167. Con respecto al área central se observa una tendencia muy similar a la disminución de unidades productivas en las 3 principales provincias lecheras, al igual que la tendencia al crecimiento en la cantidad de vacas por tambo. Es decir, un proceso de concentración. “La situación de descenso en el número de unidades productivas es un fenómeno de características mundiales, incluso el caso de Argentina presenta una tasa de cese menor a la media mundial (1,4% vs 4,3%). De la misma manera que la cantidad de tambos disminuye, la producción por unidad productiva se incrementa y es lo que sostiene la producción de leche. También en el mundo se puede ver como con menos unidades productivas y/o menos vacas, muchos países continúan con un proceso de crecimiento de la producción en unidades de producción de mayor tamaño y apelando a aprovechar el potencial genético disponible, maximizando los niveles de producción individual (litros de leche/vaca en ordeño/día). Lógicamente que esta situación lleva a un límite productivo y/o económico que sólo se puede modificar en algún momento incorporando mayor cantidad de animales al sistema. “Hubo una superposición de catástrofes” Andrea Passerini, tambera y responsable de lechería de CRA, asegura que lo que se ve hoy en la cadena láctea es “una catástrofe”. Sin embargo, lejos de mostrar sorpresa, advierte que desde hace tiempo que alertan sobre este desfiladero en el que transitan, con fuerte reducción de animales y desaparición de tambos. “La catástrofe que está sucediendo en el eslabón primario es crónica de una muerta anunciada. Si uno sólo toma el 2022 y 2023, pero especialmente este último año, ve cómo se juntaron una serie de variables muy negativas, siendo la sequía la más relevante, pero no la única. Hubo toda una política pública que ya en septiembre de 2022 nos empieza a encarecer toda la alimentación de las vacas en virtud de las intervenciones en los mercados de cereales y oleaginosas que hizo el exministro Massa. En septiembre de 2022 comenzó el dólar soja 1 y nunca terminó. Vinieron varios luego hasta llegar directamente al dólar agro. No había subproductos, los proveedores se retiraban, no había dónde comprar rollos, fue una calamidad. Y en el verano de 2023 se vio que había una sangría evidente de vacas lecheras en Argentina”, recordó la productora de Carlos Casares a Tranquera Abierta. “En la carrera por la supervivencia, muchos tambos comenzaron a malvender vacas lecheras y muchos decidieron directamente cerrar sus puertas. Y asi fueron la friolera de 100 mil vacas lecheras al matadero”, remarcó. “Desde CRA venimos diciendo que la crisis de la lechería es estructural y remarcamos que desde 2006 hasta el año pasado hubo 600 mil vacas lecheras menos. Hay menos vacas y menos tambos, y por más productividad y robots que pongamos, estamos en un achicamiento evidente”, consideró Passerini. Y luego concluyó: “Detrás de ese rejunte de catástrofes superpuestas, con la macroeconomía, el clima y la intervención en los mercados, se esconde el desastre estructural que nunca nadie asumió ni quiso resolver y que es la masacre dentro de la cadena cuando obligan a transaccionar la leche a los tambos de palabra y sin precio cierto. Y se entrega la leche sin saber cuánto se cobrará ni cuándo. Y eso determina una fijación unilateral de precio y un claro abuso de posición dominante. Y ahora, con la abrupta caída de la producción los señores industriales empiezan a recomponer el precio. No hay que perder de vista que en términos reales, a peso constante, el precio del litro de leche que nos pagan hoy es el más bajo de los últimos 5 años”, finalizó Passerini.

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