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  • Cómo es Kensington, el “barrio zombie” de Estados Unidos arrasado por el fentanilo

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    Fecha: 02/05/2024 10:45

    Peg y Rich se inyectan una mezcla de heroína y fentanilo en una calle de Kensington en Filadelfia, Pensilvania (Archivo/Getty Images) Kensington es un barrio de la ciudad de Filadelfia, perteneciente al Estado de Pensilvania y muy cercano al límite con Nueva Jersey. Comenzó a tener cada vez más relevancia recientemente, cuando los creadores de contenido se acercaron a la “zona roja” para grabar sus videos y exponer la crisis del fentanilo en las redes sociales. Lo que llama la atención, en primer lugar, es la suciedad que ronda por las calles de Kensington. Desde envoltorios plásticos, pasando por colchones rotos y cajas. Esto se debe a la alta tasa de indigencia y gente en situación de calle, por lo que sus pertenencias y deshechos son parte del paisaje general de la zona. Pero lo que realmente encendió las alarmas, la verdadera razón por la que el lugar está tan descuidado, es una droga llamada fentanilo. Este opioide sintético es súper potente y suele ser utilizado en la medicina para aliviar el dolor severo, especialmente después de cirugías o en pacientes con dolores crónicos que no responden a otros analgésicos. Actúa sobre el sistema nervioso central para proporcionar efectos analgésicos. Debido a su alta potencia, que es aproximadamente 50 a 100 veces mayor que la morfina, el fentanilo tiene un alto potencial de adicción y sobredosis, que puede ser fatal. Las calles de Kensington revelan una cruda realidad: adicción, pobreza y desesperanza. (Spencer Platt/Getty Images) “Se inyectan agujas en brazos, cuello y entre los dedos de los pies. Cojean y cabecean. Algunos están tirados en el suelo y parecen estar muertos”, expuso The New York Times. Y es que a la droga se le suman problemas asociados, como la pobreza, la prostitución y los excesos, que son parte del día a día de los ciudadanos de Kensington. Además, no son solo los nativos del lugar quienes consumen, sino que por la facilidad de conseguirla, los adictos de otras áreas llegan para quedarse. Según los CDC, hubo alrededor de 500.000 muertes por sobredosis en EE.UU. en las últimas dos décadas. (Spencer Platt/Getty Images) Alrededor de 500.000 personas perdieron la vida por sobredosis relacionadas con opioides en los últimos veinte años, según informan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU. El organismo explica que existireron tres olas importantes de consumo en las últimas dos décadas: la primera ola comenzó en los años 90, impulsada por los opioides; la segunda, emergió en el año 2010, con un aumento notable de fallecimientos ligados también al uso de heroína; y desde el año 2013, el fentanilo ha jugado un papel relevante en este contexto. El fentanilo, generalmente se mezcla con la xilacina. Sobre esta última, el Departamento de Salud y la Junta de Salud de Filadelfia expresaron: “Ha afectado a Filadelfia con especial dureza, provocando un aumento de las muertes por sobredosis, así como de heridas graves que pueden provocar sepsis y amputaciones”. Filadelfia enfrenta una dura batalla contra la mezcla mortal de fentanilo y xilazina. La droga es tan adictiva y peligrosa que Rahul Gupta, director de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas, la calificó el año pasado de “amenaza emergente”. Se encontró xilazina en más del 90% de las muestras de drogas analizadas en Filadelfia en 2021, según datos de la ciudad. Cuánto cuesta la droga en Kensington Según informes de la Administración de Control de Drogas (DEA), los precios del “tranq” (como se lo llama en la jerga estadounidense) van desde los USD 6 hasta los USD 20. Además, The New York Post expuso una escalofriante modalidad cada vez común entre los adictos: pagarle a otros para que encuentren sus venas y puedan infiltrar el fármaco. En Kensington, el costo de la vida y la muerte se mide en dosis de “tranq”. (Spencer Platt/Getty Images) El apodo de las personas que inyectan la droga a otras es “bateadores” y el precio ronda entre los USD 2 y los USD 5. “Algunas personas tienen miedo de golpearse o no saben cómo hacerlo”, explicó un consumidora de fentanilo y crack para el medio de NPR. “Las venas de algunas personas son más difíciles de tocar que otras, por lo que necesitan que alguien lo haga por ellas”, cerró. En 2021, Filadelfia registró casi 1.300 muertes por sobredosis no intencionales, un aumento del 160% con respecto a la década anterior, según datos de la ciudad. Además, el mayor número de muertes (164) ocurrió en el código postal de Kensington. La tarifa de un “bateador” en Kensington refleja la dura realidad de la adicción. (Spencer Platt/Getty Images) “Tranq es básicamente zombificar los cuerpos de las personas”, dijo un adicto a Sky News. “Hasta hace nueve meses, nunca tuve heridas. Ahora, tengo agujeros en las piernas y los pies”.

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