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  • De día es médica y de noche DJ: la vida de la doctora que combina sus dos pasiones hace 10 años

    » Infobae

    Fecha: 02/05/2024 03:21

    Como médica se especializa en dermatología, y como DJ en tech house (Fotos: Gentileza Caro Lewis) Caro Lewis es médica desde hace 20 años, y DJ hace 13. “En la última década nunca dejé ninguna de las dos profesiones, conviven las dos facetas en mi vida, y no es un hobbie, sino que me capacité para las dos carreras que amo”, asegura la doctora especialista en dermatología, en diálogo con Infobae. Nacida en Córdoba Capital, hoy ejerce en un hospital de su provincia de lunes a viernes, y los fines de semana despliega su faceta musical en la cabina, al ritmo del género que más le gusta, el tech house. Aunque los inicios fueron difíciles y enfrentó muchos prejuicios, hoy está orgullosa de su doble vocación. Por más antagónicas que puedan parecer la música y la medicina, para ella son sinónimos de salud, bienestar y servicio. Mientras se prepara para viajar a Ibiza y cumplir su sueño de tocar en las grandes ligas durante una temporada completa, repasa su historia. Aunque es cordobesa, pasó gran parte de su infancia en la provincia de Santiago del Estero, donde cursó la primera y la secundaria. Cuando llegó el momento de elegir qué estudiar en la universidad, barajó algunas opciones como veterinaria y el profesorado de educación física, pero fue más fuerte la tradición familiar. “Vengo de una familia de médicos, mi papá medico, mi hermano médico, su esposa es odontóloga, todos médicos, y cuando me hice dos tests vocacionales me salió medicina, y me decidí por eso”, relata. No solo terminó la carrera, sino que hizo dos especialidades, dermatología y medicina familiar, pero su lado artístico siempre estuvo presente. Una doble vida “Desde muy chiquita no había un acto escolar en el que yo no bailara, no cantara o recitara, y más adelante cuando mis amigas iban a bailar cuarteto y cumbia, yo quería ir un ratito antes para escuchar todo lo que era internacional”, rememora. Cuando estaba en cuarto año de la carrera fue mamá de Nicolás, su único hijo. “Estaba de novia, nos casamos, y fuimos papás, pero fue un matrimonio muy corto”, revela. Durante todo el embarazo siguió con sus estudios, y después de dar a luz también. Se acuerda de que lo más difícil fue cumplir con todas las prácticas de guardia. “Necesité ayuda, una chica cuidaba a mi nene, que muy bebé todavía, para que yo pudiera hacer la residencia; pero por más que yo siempre fui de moverme, de tener mucha energía y de seguir firme hasta alcanzar mis metas, tuve que hacer muchos sacrificios”, confiesa. Actualmente realiza apoyo de guardia en urgencias y emergencias en un hospital de Córdoba Había jornadas que viajaba hasta la localidad Villa Santa Rosa de Río Primero, a 80 kilómetros de la capital de Córdoba, y tenía que estar un día entero lejos de su hijo. “Me pagaban 80 pesos, lamentablemente la medicina es bastante mal paga en nuestro país, y está muy naturalizado que los doctores sean personas altruistas, acostumbradas a sacrificarse”, reflexiona. Cuando le confesó a algunos allegados su deseo de ser DJ profesional, no tuvo apoyo ni comprensión, sino más bien un rechazo rotundo. “Primero que eran re poquitas mujeres en ese momento, unas cinco en todo el país, y después lo típico, el pensar ‘la música no da plata, te vas a morir de hambre’”, expresa la médica de 49 años. A eso se sumaba el estigma social, y por eso los primeros años sintió que lo mejor era que sus dos mundos no se mezclaran. “El pensamiento de que es ‘solo joda’ o que ‘te gusta la joda’, que laburar a la noche es malo, y el miedo a las drogas, no estaba bien visto, y mucho menos en contraposición a un trabajo tan formal en un consultorio y las guardias”, manifiesta. En sus comienzos sentía que era dos personas en una: de día salía con el ambo, el pelo atado, casi nada de maquillaje, y de noche aparecían los brillos, los peinados y los looks de fiesta. “Lo vivía como una doble vida, y me transformaba cuando me subía al escenario a hacer mi show, me fascinaba eso tan mágico e increíble que es la energía de la gente, que levanta los brazos, se divierte, y responde a lo que les estás ofreciendo, pero nadie sabía que yo era médica de día”, confiesa. Y al mismo tiempo, sus pacientes desconocían su talento y ascenso constante como DJ. El “tech house”, género de música electrónica de baile, es el que la identifica en sus presentaciones Caro quería ser una mamá feliz, genuina con respecto a sus sueños, y aunque todos le decían que postergara su vocación musical, ella estaba decidida a hacer el intento. “En una fecha para la que me contrataban, que implicaba volver a mi casa a estar con mi hijo en unas tres horas, me pagaban el doble que en una guardia, pero claro, nadie me iba a aplaudir por eso; en cambio si me tenía que ir 24 horas y estar lejos de mi nene para llegar a la casa de un paciente, eso sí estaba bien según la sociedad”, cuestiona. De a poco, a medida que se iba haciendo conocida en el ambiente, refutaba aquella idea de que su segunda pasión no era redituable. “Después de una presentación, el fin de semana disfrutaba esa plata con mi hijo, nos íbamos a comer, lo llevaba al shopping, y pasábamos lindos momentos juntos”, cuenta. “Cuando era muy chiquitito Nicolás no entendía bien que cuando me iba de noche no me iba al hospital, de a poco lo fue entendiendo, y hoy directamente le fascina la música electrónica; vive hace dos años en Estados Unidos, y se da cuenta de las decisiones que tomé como mamá”, asegura. Tenía claro que no iba a ser solamente un pasatiempo, sino que quería formarse y perfeccionarse en sus dos facetas. “Las carreras tienen que tener continuidad, hay que hacer cursos, escuchar muchos artistas, conocer las tendencias, mantenerse actualizado en cuanto a la tecnología, y como médica también hay que ir a congresos, escuchar a otros colegas, leer trabajos de investigación, y especializarse”, indica. Tanto en la medicina como en la música, siempre hizo cursos y se capacitó para complementar su formación El debut y los viajes La primera vez que bailó música electrónica fue en Pachá Buenos Aires, la desaparecida disco a la que iban muchas celebridades del mundo, y también DJs internacionales. Ella quedó fascinada, cada lugar que conocía le parecía aún más increíble. “Iba toda la Argentina a bailar, era impresionante”, rememora. Hizo su debut profesional en diciembre de 2012, en una disco de su ciudad, y fue tejiendo una red de contactos, atenta a las oportunidades que pudieran surgir. Cuando supo que el dúo británico Layo and Bushwacka iba a brindar un show en Córdoba, se propuso ir a conocerlos. Logró acceder al sector vip, y gracias a su buen manejo del inglés ofició como celestina entre Matthew Bushwacka, reconocido DJ y productor, y una de sus amigas. “Me dijo que cuando fuese a Europa le avisara, y yo le tomé la palabra”, dice entre risas. “Esa noche hice de traductora, pero al final con mi amiga no prosperó, y yo mantuve la amistad”, remata. En su primer viaje a Ibiza contactó a Bushwaka, y él cumplió con aquella promesa. La invitó a su residencia y después del reencuentro fueron a una fiesta exclusiva. “Le pregunté con quién podía tomar clases en Córdoba, y me dijo que con Bruno Chaix; le hice caso y cuando volví tomé 10 clases, me compré un controlador Denon Mc 6000, para practicar en mi casa”, cuenta. Otro de sus referentes son el disc jockey y remezclador norteamericano Danny Tenaglia, pionero del house en Nueva York, y Dale Howard, el artista británico a quien considera “el uno” como productor de tech house. “El año pasado toqué con él en dos fechas, y ese fue un sueño cumplido inmenso para mí”, celebra. "Me gusta que la cabina sea como un show, lookearme para cada ocasión y sorprender al público", expresa También participó de presentaciones en Ibiza, Marbella, Milán, y en algunos de esos tours compartió cabina con DJs como Dave Seaman, Just Be, y Jamie Jones. “Nunca pude hacer hasta ahora una temporada completa en Ibiza, por mi trabajo de médica; he llegado a irme un fin de semana, cuatro días nada más, porque era lo único que podía tomarme, y aún así, con los desafíos, pude crecer como profesional”, sostiene. Sin saberlo, participó de un evento épico, y todavía a veces la llaman para preguntarse si efectivamente estuvo en Europa aquel día. “Hasta ahora, el set más visto en el mundo en cantidad de reproducciones es el Boiler Room de Carl Cox de 2013 en San Antonio, Ibiza, que Bushwaka me invitó, pude ir, y vi que había muchos camarógrafos, pero nunca me imaginé la repercusión que iba a tener”, confiesa. Haber estado en aquella sesión histórica, le abrió muchas puertas. Al principio le costaba rechazar fechas que iban surgiendo, porque no quería dejar pasar ninguna ocasión, y le daba impotencia que al pedir un permiso laboral un viernes, no siempre se lo autorizaban. “Tenía la posibilidad de faltas justificadas, pero muchas veces me las negaban. Cuando un compañero pedía permiso para ir a un partido de fútbol, porque quería ir como hinchada, se le concedían, pero cuando yo pedía por una cuestión de trabajo, como iba a ‘pasar música’, no me lo permitían”, señala. “No podía hacer todo lo que quería, siempre estaba a las corridas, y la única posibilidad que tenía era pedir una licencia no remunerada, algo que finalmente solicité; ahora me la dieron, y por primera vez voy a poder ir a hacer toda la temporada”, detalla. Combinar pasiones Mientras tanto, de lunes a viernes atiende en el Hospital de Pronta Atención (HPA), en la localidad de Argüello. “Estoy desde las 8 de la mañana hasta las 15, y con la problemática actual con el dengue, estamos en zona endémica, desbordados, así que la asistencia no para”, comenta. Cada vez que puede, algún fin de semana se presenta en diferentes boliches, clubes y fiestas. “Me gusta mucho ir a zonas del interior, porque para mucha gente esto sigue algo nuevo, entonces te reciben con muchísimas ganas, para ellos es todo un honor recibirte, son súper cálidos y agradecidos”, cuenta. En los lugares donde el piso es de tierra, y se monta un escenario para las fechas, disfruta ver la polvareda que se levanta cuando el público empieza a bailar. “Tanto en el consultorio como en un escenario, me transformo; quiero que los pacientes se sientan mejor y los oyentes disfruten el momento”, asegura Caro Lewis Con el correr del tiempo sus dos pasiones se unieron, y por más que ella no comentara nada al respecto, algunos pacientes ya empezaban a asociar su nombre y apellido con la DJ de la localidad. “En su momento daba clases a los chicos que estudiaban medicina y cursaban la material ‘Piel’ en cuarto año, y había alumnos que se daban cuenta de quién era”, comenta. “Una vez viajé a Río Gallegos a trabajar como médica, pero también me invitaron en varios lugares para que me presentara, y entonces el viernes cuando terminé mi turno me fui a tocar, y después me tomé el vuelo para volver a Buenos Aires, que salía las 8 de la mañana”, relata. Muchas veces no le creían cuando decía que era doctora, y con humor confiesa que tuvo que comprobarlo con la matrícula -Matrícula Profesional 27026/1 y Matrícula Especialista 12673-. “Sé que pueden parecer dos mundos muy dispares, pero la música puede ser considerada medicina también, no solo empiezan con la misma letra, sino que como médica puedo asegurar que cuando las personas son más felices, tienen emociones de alegría, buen humor, tienden a enfermarse menos, porque el bienestar emocional hace que no se precipiten tan rápido enfermedades genéticas”, argumenta. Eso es lo que tiene en mente cada vez que sube a la cabina. “Cuando pongo música busco que la gente sonría, que cuando se vaya diga: ‘¡Qué buena noche que pasé', que se muevan un rato, que se cuiden a sí mismos, conecten con la alegría, la recreación y vibren en esa sintonía”, expresa. Algunos le dicen con humor que ella además de su servicio como dermatóloga ofrece “musicoterapia” y “bailoterapia”. La Caro médica y la Caro DJ son dos facetas en una, y ninguna puede existir sin la otra. Tal es así que el estuche donde guarda los cuatro pendrives que lleva a cada evento, es una cajita que originalmente se usa para guardar protectores bucales. “Es de las que se utilizan para las placas de contención del bruxismo, y como es rosa fluorescente, me encanta porque así no la pierdo nunca y la encuentro fácil”, explica con una sonrisa, consciente de que su faceta médica la acompaña a todas horas. La camaradería y el respeto son dos pilares que considera fundamentales en sus dos profesiones (Fotos: Gentileza Caro Lewis) En los inicios tenía que armar un bolso con todos los discos de vinilo que quería llevar, pero ahora toda la información cabe en unidades de almacenamiento portables. “Las cabinas más importantes tienen cuatro compacteras, se pueden poner cuatro pendrives, es súper simple porque hoy con ir con una mochilita o carteritas y tus auriculares, ya tenés todas tus herramientas de trabajo”, indica. Lo que sí se mantiene es el trabajo previo de selección de tracks, para evaluar qué set es el adecuado para cada público y ocasión. A través de su cuenta de Instagram, @carolewisdj, comparte cada una de sus fechas y los lanzamientos. “A diferencia de cuando arranqué, hoy somos muchísimas mujeres, está estallado de personas de todas las edades”, señala. Aunque la transformación es constante, asegura que la clave es la continuidad, los hábitos sanos y apostar a nuevos objetivos. “Hoy mi sueño es tocar afuera en los clubes más importantes, así que allá voy”, proyecta, ya con las valijas hechas y lista para despegar a Europa.

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