Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Ley de Ómnibus. La correlación de fuerzas y los costos de época

    Parana » Pagina Politica

    Fecha: 02/05/2024 02:21

    Por Tomás Ledesma (*) Me tomé un rato para escribir después de todo lo de ayer y antes de ayer. Formo parte de una generación que no fue diezmada, ni castigada con dolorosas ausencias. Una generación que se fue convenciendo de que otro país era posible porque lo vivió en lo práctico, en lo cotidiano. La misma que hoy está viendo su entrega en vivo y en directo. Ayer un diputado justificó su voto a favor en que “no lleva ni cinco meses” y que “es sentido común”. Concepto sobrevalorado en la política y la democracia argentina. ¿Apela al sentido común? Tal vez al de cierta clase media de hoy. Miren, me tocó crecer en un país donde algunas de las medidas más reivindicadas de esa época no tenían mayoría en el sentido común antes de ser tomadas, y que pasaron a tenerla, y ampliamente, luego de ser una realidad efectiva. ¿Por qué? Porque cuando la injusticia es parte del sentido común, los dirigentes políticos tienen la responsabilidad de construirla, no de amoldarse a la existente. La segunda frase que escuché, “con esto permitimos que el presidente ya no tenga excusas, hay que darle herramientas”, es consecuencia de quienes aportan a la correlación de fuerzas necesarias para avanzar con la ley. Pero también de la banalización de la política y las ideas. ¿Cómo van a justificar un voto contra sus propias convicciones, en donde se entregan recursos estratégicos del país, con la idea de dar gobernabilidad? Todo se relativiza. Ir a la marcha universitaria y no dar quórum para temas educativos. Ir a un encuentro con estudiantes de todo el país, dar un discurso reivindicativo, y no dar quórum. Incoherencias al servicio del status quo y no de las ideas. La idea de “la correlación de fuerzas” está ayudando mucho a que esto ocurra. La misma que durante años determinó los buenos modales antes que la valentía a la hora de tomar decisiones de fondo sobre asuntos estratégicos. Actitud que abrió las puertas para que este concepto tan sobrevalorado se fortalezca y hoy sea condición sine qua non para la mayoría de la dirigencia política y un baluarte incalculable para el gobierno, que por “nuevo” y por “poder de imperio” es quien usufructúa carnalmente de quienes se prestan para otorgar. La ley que aprobamos ayer es una radiografía de la Argentina del 2000. Ahora, ¿es válido el argumento del paso del tiempo para justificar la vigencia nuevamente de aquella Argentina? No, es insuficiente. Tal vez es válido para los nacidos en este siglo, no para los que ayer la votaron y no la defendieron. Si les mostráramos los discursos de ayer a alguien que no vio el resultado, les aseguro que opinaría que sufrió un rechazo rotundo en la Cámara de Diputados. Pero no. Entonces, la votan pero la denostan. ¿Por qué? Es el resguardo comunicacional a futuro porque saben cómo termina esto, la “posverdad” política. A veces te juzgan más por lo que decís en las redes que por lo que votas desde la banca. En este escenario, ayer se aprobó una ley que comienza a abrir una herida enorme para el futuro de la Argentina, de esas que cuesta mucho sanar. El extractivismo sin valor agregado, el blanqueo para todos los que la negrearon durante décadas, la jubilación inalcanzable para los que trabajaron toda una vida, la entrega de recursos y empresas estratégicas en este mundo en crisis bélica y en consecuencia energética. Todo esto va a costar tan caro si no se da un vire de timón pronto por parte del presidente. Estamos desperdiciando un momento histórico potencialmente aprovechable para el país si se tuviera una convicción soberana y de desarrollo nacional. Me niego a creer en el relato cíclico de la Argentina. Creo que en otros momentos de la historia la reaparición de propuestas y relatos idénticos que ya habían fracasado y hambreado a la argentina se debieron a golpes de estado y al aniquilamiento y persecución de idea y de miles de cuadros técnicos políticos capaces de representar con una mirada nacional. Esta vez no. Vivimos en una argentina en la que durante doce años, con errores y con aciertos, se defendió la industria nacional, las pymes, los trabajadores. Se comía, se viajaba, se cambiaba el auto. Y los que la disfrutaron con la razón activa están vivos. Y divisaron como esto pasaba con un estado equilibrando y llevando equidad donde el mercado no. Porque, en su justo derecho, solo busca maximizar ganancias. Así como Mauricio Macri planteó que había que hacer “las cosas más rápido” y con “mayor profundidad” y lo están haciendo, los problemas también van a llegar más rápido. Y esto llama a una responsabilidad histórica que es la organización de los argentinos en general, con firmeza, sin titubeos, y de nuestra generación en particular, una generación que tiene en su espíritu una Argentina alternativa a la de este sufrimiento necesario que lograron instalar. En este contradictorio día del trabajador es difícil describir lo que uno cree o siente. Por eso capaz estas líneas no son más que un recuento de ideas de estas últimas horas, pero con una clara certeza, nunca fue una manera de defender la patria el oportunismo. Hay que proteger a los trabajadores y a quienes siguen buscando laburo, sin mezquindades, formándose, y dando las discusiones que hay que dar de cara a la gente y sus problemas cotidianos. (*) Diputado nacional por Entre Ríos en el bloque Unión por la Patria Fuente: Página Política

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por