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» La Prensa
Fecha: 02/05/2024 01:21
Las Palmas (especial) - El título de esta crítica podrá llamar la atención. Porque en este archipiélago de latitudes africanas, tan promocionado por el turismo internacional, donde predominan los lujosos resorts, las playas y piletas, el buen clima y fundamentalmente el sol, cuesta un poquito advertir que también existe una sociedad local, ciento por ciento española, próspera, ilustrada, consagrada al fomento pertinaz de la cultura en todo su espectro. En esta dirección, la Asociación de Amigos Canarios de la Opera, entidad privada fundada en 1967, viene desarrollando una enorme labor, constante, esforzada, al servicio del arte lírico, y ya en su quincuagésima séptima temporada (tal cual) presentó en carácter de estreno en las islas una atrayente versión, muy bien jugada en todos sus costados de ‘Il matrimonio segreto’ (1792), de Domenico Cimarosa. PUESTA Y ORQUESTA La función, con entradas agotadas, tuvo lugar en el primoroso teatro Pérez Galdós (de 1890), emplazado en el barrio de Triana, sobre la plaza Tenor Stagno y la Avenida Príncipe de Asturias de Las Palmas de Gran Canaria, bella sala de cuatro plantas y muy buenas dimensiones, acústica y altura, en la que conjugan esbeltos revestimientos de madera y escaleras de mármol de tonalidades anaranjadas, con butacas y cortinados de coloración rojo bien oscuro. “El recorrido teatral de la pieza exhibió fina comicidad y un ajustado engranaje.” Al frente de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria estuvo el maestro italiano Lorenzo Coladonato, quien superadas ciertas desprolijidades iniciales, plasmó una versión meritoria en la exactitud de la concertación y justeza de tiempos, y fundamentalmente en la uniformidad prosódica y estilística que consiguió imponer a todo el reparto. Pero quien se destacó de manera sobresaliente fue el regisseur y escenógrafo Daniele Episcopo, artista polifacético que a favor de un marco visual si se quiere simple pero imaginativo, realista, de agradable cromatismo, saliendo de los contornos bufos del divertido título del compositor napolitano, elaboró una comedia realmente deliciosa. Perfectamente ensamblada en todos sus matices, entradas, movimientos y hasta el mínimo ademán, el recorrido teatral de ‘Il matrimonio segreto’ exhibió permanentemente fina comicidad y ajustado engranaje. LAS VOCES Nos encontramos en Gran Canaria con dos conocidos de Buenos Aires. La soprano lírico ligera tarentina Giuliana Ganfaldoni (Carolina) hizo oír registro acabadamente entero, flexible, homogéneo, al tiempo que el bajo burgalés Rubén Amoretti, (Don Gerónimo), de buen timbre, se manejó con óptimos logros en los aspectos actorales. El primoroso Teatro Pérez Galdós, de 1890, fue escenario de una representación muy bien jugada. En los otros papeles de un elenco parejo y de categoría internacional, que fue seleccionado con esmero, el tenor lírico ruso Maxim Mironov (Paolino), elemento en franco ascenso, se distinguió por la potencia y lozanía del metal y su bonito manejo belcantista, y la mezzo Olga Syniakova (Fidalma) lució voz plena, sólida, de oscuras reverberaciones, al tiempo que la soprano valenciana Aitana Sanz (Elisetta) mostró correcta escuela y articulaciones, y el barítono tinerfeño Fernando Campero (Conte Robinson), luego de un comienzo un tanto desleído, afianzó su emisión y su línea y compuso con gallardía a su risueño personaje. FOTOS: GENTILEZA NACHO GONZALEZ ORAMAS
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