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  • El país que “importa gente” y donde a “muy pocos les va mal”

    » La Nacion

    Fecha: 30/04/2024 00:20

    Requiere mano de obra y recibe con cupos a miles de personas por año; hay 22.000 argentinos radicados; los ingresos son altos, pero también el costo de vida Exclusivo suscriptores Gabriela Origlia PARA LA NACION Escuchar Australia, en los últimos años, aumentó el cupo de inmigrantes para mitigar la falta de mano de obra que tiene. En el 2022 y 2023 aproximadamente ingresó medio millón de inmigrantes temporales. Sin embargo, el gobierno laborista, en diciembre, anunció un plan para que la cifra caiga a la mitad en el período 2024-2025. Según las últimas estimaciones, hay unos 22.000 argentinos radicados, la mayoría en Sidney y Melbourne. En los últimos años, quienes tienen entre 18 y 31 aprovechan los cupos de Working Holiday, un programa que permite estadías con trabajo de hasta tres años. Los consultados por LA NACION aseguran que emprender es factible, aunque advierten que no abundan los programas de incentivo. Los trámites de inscripción son simples y baratos y el esquema tributario es progresivo -el peso crece conforme a la evolución de las ganancias-. Diego Santana, creador de Wipperoz, una plataforma que conecta profesionales con sede en Australia -donde está radicado-, con Estados Unidos y la Argentina, comenta que el país es “muy abierto” a la migración. “Necesita gente. No tiene la cantidad necesaria para producir, importa gente, sean estudiantes, profesionales, mano de obra calificada o no. Son bienvenidos”. Santana cuenta que le llevó "10 minutos" inscribir su empresa y "a los 30 estaba operativa" Explica que, salvo quienes tienen pasaporte de Nueva Zelanda, requieren de visa. Hay diferentes modalidades, “con diversas posibilidades de trabajo”: las de estudiantes, que permiten hasta 20 horas por semana (media jornada), las de skills (oficio, profesión), para las que anualmente el Gobierno publica una lista con cupos por estados y las de negocios, que permiten quedarse hasta cuatro años y tres meses y solicitar la residencia permanente. “Inmigrar siempre cuesta, no es fácil, no es necesariamente para todos -consigna Santana-. Hay que tener mucha paciencia, no son trámites difíciles, pero llevan tiempo. Es un proceso como de filtro y el que se cansa fácil queda afuera. Hay que ponerle el hombro al trámite. Una vez acá, es el país de la oportunidad”. Añade que todos los oficios están certificados: “Todo está organizado para que las profesiones tengan su valor, diría que hay muy pocos a los que les fue mal”. Marcelo Luján está desde el '87 en Australia; hace ocho años importa carbón de Chaco Argie Grillz es del cordobés Marcelo Luján, quien está de 1987 en Australia. Su abuela vivía allá y la familia decidió irse a ver “qué se podía hacer”. Durante casi dos décadas tenía puestos de venta de comida en diferentes ferias. En ese caso, hay que sacar los certificados bromatológicos y de calidad que se exigen: “Hay controles y las multas son altas”, apunta, y describe que hay organizaciones que se encargan de comercializar las ferias, a las que se les paga el alquiler. Hace ocho años sumó Argie Grillz, con la que importa carbón desde Chaco y fabrica parrillas. “La oportunidad surgió porque la persona que lo traía se frenó -precisa-. Arrancó despacio, pero después del primer año se dio un crecimiento constante”. Debió inscribirse en el Registro Aduanero y cumplir los aspectos fiscales. Trabajos eventuales Micaela Caro y Germán Rossia son de Azul y con la visa Working Holiday 462 llegaron en octubre del 2022 a trabajar. Él es ingeniero agrónomo y al segundo día consiguieron trabajo en un campo: “Si se trabaja a tiempo completo y en el año se hacen tres meses en el campo o en el norte, se puede aplicar a un segundo año, que es el que estamos transitando. Y, en ese período, si en esas zonas se trabajan seis meses, se abre la chance de un tercero”. El requisito es tener al menos dos años de estudios universitarios o el terciario completo, pasar un examen de inglés, no tener hijos, demostrar contar con US$5000 australianos (cotiza aproximadamente a $538 cada uno) y el equivalente a un pasaje de regreso. Las jornadas en el campo se extienden entre 8 y 12 horas y la hora se cobra US$29 australianos, menos el 15% de impuestos. Micaela Caro y Germán Rossia van por el segundo año de trabajo con la visa Working Holiday La pareja -en cuya cuenta en Instagram detallan su experiencia y ofrecen datos- explica que después de los primeros cuatro meses en una “farm”, pasaron a una bodega para la vendimia y, después a otra granja. “Hay que ir buscando otro trabajo cuando ya se sabe que termina el tiempo en el que se está. Hay muchísimos argentinos, los que llegan con visa de estudio, que hacen media jornada, en general hacen algún emprendimiento de comidas”, añaden. Enfatizan que “100% vale la pena la experiencia, permite ahorrar”. Es que cuando se trabaja en el campo, se recibe en general el alojamiento y, en jornadas largas, al menos una comida. Igual, ratifican que hay que considerar que son tareas temporales, que la regla es el recambio periódico. En la “economía real” La tucumana María Marta Bader está desde 2016 en Australia, donde se casó con un local. Trabajó como contadora en empleos “eventuales” hasta que, cansada de ese esquema, emprendió fabricando alfajores. Su marca Besobite está en delis, cafeterías y supermercados. Señala que “se puede arrancar fácil, como un monotributista en la Argentina, y se pasa a responsable inscripto a medida que avanza la facturación”. “Hay que empezar con todo en regla -acentúa-. Las multas son altas si no se cumple. Hay que tenerlo en cuenta. Hay mucho argentino que cree que ‘algo chiquito, informal’, funciona, pero no es así. Los australianos son exigentes, están acostumbrado a la calidad”. Bader llegó en 2016 y tres años después emprendió con sus alfajores Por su experiencia, recomienda contratar un gestor que sepa las normas y ayude a cumplirlas y “focalizarse en las ventas para pagar lo que se necesita”. Advierte que no hay mucho incentivo para emprendedores, lo que le llamó la atención. “Lo mismo pasa con el financiamiento, hay líneas para compañías con más de 10 empleados. Pasó igual con las ayudas del Estado para la pandemia”. Romagnolo comenta que pagó "casi nada" para inscribir su empresa Respecto de los impuestos, por ganancias se paga una alícuota del 27% hasta los US$5 millones australianos. Un distintivo es que tributan menos las empresas que las personas físicas. “Siempre es con escala, pero son caros. Van del 0% a 40% los escalones”, sintetiza. División Café es un emprendimiento de blends de infusiones a base de raíces, vegetales, libres de cafeína, es de la argentina Carla Romagnolo. Lo empezó en la Argentina y lo llevó a Australia: “No demoré nada en crear la empresa y el pago fue muy bajo. Todo fue rápido. Hay una oportunidad porque conozco el sector ya que viví en Nueva Zelanda, donde trabajé en cafeterías como encargada. Hay público para este consumo. Empecé con las propuestas básicas y que se diferencian, por los ingredientes, de los que ellos tienen”. País “carísimo” Para los residentes, la educación pública es gratuita, y lo mismo la salud. “Si no se tiene esa condición se pagan”, dice Santana, quien indica que la relación entre ingresos y gastos es “buena”. El salario promedio es de US$90.000 a US$110.000 australianos al año, a lo que hay que descontar impuestos. “El argentino siempre se da maña para todo, siempre encuentra una vuelta -añade-. Por ejemplo, hay muchos que ponen en marcha empresas de servicios, mantenimiento de casas, jardinería. Encontraron el nicho. Desde afuera es difícil medir el mercado, hay que venir, ver qué se puede hacer según las habilidades”. Luján ratifica que el costo de vida se incrementó en los últimos años. Las ciudades grandes, por supuesto, son las más costosas para vivir. “Sidney a la cabeza -detalla-, no hay viviendas y muchos comparten. Todo toma tiempo. Hay que lucharla. El que llega con la idea de encarar un negocio, debe analizar qué está buscando la gente”. Para Bader hay que “prepararse para hacer todo a pulmón”. “La mano de obra es cara, los alquileres de locales también y en los dos últimos años la inflación fue alta, en torno al 25%”. Caro y Rossia entienden que quien viene a trabajar y está dispuesto a vivir “con lo justo” puede hacer una diferencia, y ahorrar unos US$40.000 australianos al año.

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