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  • Verónica Llinás: una Antígona disparatada, atrapada por la duda y refugiada en un baño

    » El Ciudadano

    Fecha: 29/04/2024 23:05

    La destacada actriz y directora llega a Rosario con “Antígona en el baño”, una comedia escrita por Facundo Zilberberg, que adaptó, protagoniza y al mismo tiempo dirige junto a Laura Paredes, que toma como disparador la tragedia clásica y que se presenta el fin de semana en el Astengo Dice la tradición escénica que tragedia, más tiempo, es comedia. También dice que para que una actriz tenga el reconocimiento que busca de sus pares y de la prensa especializada (“la crítica” tan mentada) que quizás le ha sido esquivo, una tragedia griega bien representada puede resultar con ese objetivo. Sin embargo, como todo en la vida, eso puede fallar. Una actriz de trayectoria, Ignacia (Verónica Llinás), que por años se refugió en la televisión, alejada por mucho tiempo del teatro, elige para regresar a los escenarios nada más y nada menos que Antígona, de Sófocles, uno de los ideales de los personajes femeninos en las escénicas por su poderosa presencia y apabullante discurso, pero el día del estreno entra en pánico y se encierra en el baño desde donde se dirime la cuestión. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Dario Lopilato (@lopymanok) A la edad y la decadencia del cuerpo se suman otros miedos inconfesables y así aparecen sus “aliados” que la ayudan para poder superar semejante momento: una especie de asistente que es el hijo de su representante de siempre (Darío Lopilato, que en la gira reemplaza a Esteban Lamothe), que hace lo que puede para estar a la altura, y un insólito coach ontológico (el enorme Héctor Díaz), especialista en asistir a víctimas de tragedias. “Tragedia: he ahí la palabra ¿Será suficiente ese equipo para hacer frente a la ira de los dioses, cuando las fuerzas inapelables del destino se manifiesten? El humor lo dirá”, plantean. Con dirección de la propia Llinás junto a la también actriz Laura Paredes (integrante del grupo Piel de Lava y una de las actrices de Argentina, 1985), con escenografía de Julieta Ascar, vestuario de Sofía Di Nunzio, luces de Eli Sirlin y producción general de Juan Manuel Caballé y Ricardo y José Luis Gallo, Antígona en el baño se presenta este sábado en Rosario, en el Astengo, con una única función (al menor por el momento) en el marco de una profusa gira nacional e internacional. Apuesta al disparate En Antígona en el baño, el disparate se apodera se todo, con la radical presencia de Verónica Llinás, una actriz dotada para la comedia desde sus comienzos en los sótanos porteños, pero ahora con una intensidad y una madures que le han permitido en todos estos años de recorrido posicionarse entre las más destacadas actrices del país, en gran medida (vaya paradoja de cara a Antígona en el baño) a partir de su trabajo en televisión, que comenzó junto a Antonio Gasalla hace muchos años y que a partir de allí la posicionó como una de las elegidas del público, más allá de sus elogiados trabajos en el cine. “Es una obra con la que nos fue tan bien en Buenos Aires que decidimos salir de gira; de todos modos nos preguntábamos en un comienzo qué podía llegar a pasar porque es una obra rara, no es una comedia muy clásica o común sino todo lo contrario. Lo que se cuenta es muy original, pero nos dimos cuenta que funciona muy bien con el público, que se entienden todos los códigos, que los entienden y los disfrutan, y por eso ahora salimos a girar por el país”, dijo Llinás al comienzo de una charla en donde dejó en claro su deseo de volver a Rosario tras su exitoso paso junto a Soledad Silveyra con la comedia Dos locas de remate. A lo Pirandello Una vez más el teatro, a lo Pirandello, se revisa a sí mismo en su vastedad y, sobre todo, en su originalidad porque pareciera que siempre necesita de un modo u otro hablar de sí mismo. “Esta comedia cuenta la historia de una actriz que ha estado alejada de los escenarios por mucho tiempo y un día decide volver y pretende hacerlo con un gran clásico, nada menos que con Antígona. De algún modo como para reivindicarse un poco como actriz y después de un largo tiempo, elige este personaje de Sófocles tan emblemático del teatro, pero en realidad ella está un poco pasada de edad para ser Antígona (risas). Más allá de que eso no está en la obra es, de algún modo, algo que bien podría haber pasado entre esta actriz y el productor y ella le podría haber respondido «en el teatro la gente está lejos, no te ve nadie» (risas)”, planteó Llinás. Y profundizó: “Finalmente ella se manda con esta obra pero el día del estreno empieza a dudar de lo que va a hacer, se le quiebran todas las seguridades que hasta allí tenía, pone en duda todo. Todo eso que sostiene hasta ese momento se empieza a craquelar, esto de que ella puede con todo: con la edad, con el texto, y allí empieza a copar todo la comedia con los cruces con su asistente que ahora es Darío Lopilato y antes fue Esteban Lamothe que no puede estar en la gira porque está filmando, donde los dos le encontraron el charme al personaje más allá de que hacen cosas diferentes porque son dos actores muy distintos entre sí. Y por otro lado, aparece un coach ontológico que es Héctor Díaz, otro gran actor, que completa en elenco de esta comedia. Esta actriz se lleva muy mal con su asistente, lo maltrata, entonces llama a este hombre, que es de esos medio chantas que agarran a gente de la farándula y se hacen un festín (risas). Bueno, este señor hace «paisajismo de la mente», que es una terapia alternativa, pero se da cuenta de inmediato que hay un problema entre la actriz y su asistente, que se llevan pésimo. Y en el intento de trabajar con esa relación se desata un conflicto desopilante y tremendo”. Todos en el baño La obra tiene una particularidad en relación con el llamado “teatro de living”, con infinidad de ejemplos tanto de obras nacionales como adaptaciones de textos de autores extranjeros, porque toda la acción transcurre todo el tiempo en la intimidad de un baño, un lugar atípico y poco transitado en la escena nacional. “En una primera lectura, el hecho de que toda la obra transcurra en un baño fue algo que me fascinó, pero no sólo eso porque la obra tiene una idea central que es muy original e interesante, más allá de los aportes que pudimos hacerle en el proceso de ensayos y con las funciones que tienen que ver específicamente con el humor. Pero la idea ya era maravillosa y muy generosamente, el autor, con quien la empezamos a trabajar, nos permitió enriquecerla, metiendo humor y cosas que hacen a un mundo que yo conozco que es el del teatro y esa trastienda de una actriz; había un montón de cosas que yo le podía aportar de ese mundo que pertenecen a ese interior, que por ahí él no conocía tan en detalle”, evaluó la actriz, también con grandes trabajos en el cine como en La mujer de los perros, La odisea de los giles o en la más reciente Trenque Lauquen. En la lógica de una tragedia de base que es el disparador para una comedia, la actriz y directora planteó: “No es conveniente hablar demasiado porque la tragedia y la comedia conviven de algún modo, pero ella quiere hacer una tragedia, ella es una mujer que toma una decisión en contra del mandato real, ella cree en el mandato divino y ella ha decidido ponerle el cuerpo a esa heroína. Por lo tanto todo lo que pasa durante la obra hace que la verdadera tragedia que se esté contando de Sófocles no sea ésa sino que sea otra”. Respecto de la trayectoria de una actriz como es su caso, donde realidad y ficción también se cruzan en relación con el paso del tiempo y, para muchas, la búsqueda de una juventud que de antemano es una batalla perdida e imposible, algo que también aparece en el conflicto de la obra, Llinás, cuyo recorrido arranca en los sótanos de los 80 y poco después con Las Gambas al Ajillo en tiempos del Parakultural, planteó: “El del paso del tiempo es un problemón; de hecho en la obra hay una parte donde el personaje quiere agendar algo pero el asistente le recuerda la lista de cuestiones estéticas que tiene previstas para cada día de la semana. Y en el mismo sentido, la obra habla de eso, incluso pensamos en usar máscaras para reflejar esas caras totalmente intervenidas que vemos en muchas actrices, pero finalmente preferí tener la cara libre para poder actuar. Pero en la obra queda planteada esta idea de querer conservar algo que es imposible que es esta suerte de anorexia estética, esto de que nunca es suficiente y siempre se quiere más y es una carrera contra lo inevitable”. Finalmente, frente a la ausencia de producción audiovisual en el país donde el teatro vuelve a ser una vez más un lugar de contención para actores y actrices que, como en su caso, se refugian allí no sólo para sostener una fuente de trabajo sino también para experimentar el contacto directo con el público en el que, sin duda, es el lugar de mayor verdad para una artista dada la experiencia del fenómeno vivo, Llinás evaluó: “Esta vuelta de muchos de nosotros al teatro, más allá de que elegimos transitar esta experiencia, tiene que ver con la ausencia de la producción audiovisual, eso es clarísimo. Hay un montón de gente que trabajaba muchísimo en el campo de lo audiovisual que se está volcando al teatro, entonces el teatro empieza a tener una carga extra que, al mismo tiempo, está buenísimo que pase porque es algo que le va a hacer muy bien. Se está generando un gran movimiento de público, y todo esto lo va a potenciar, de todos modos nos falta mucho, me gustaría ver en la televisión más comedias argentinas de las que se hacían antes, con grandes elencos, que eran éxitos enormes”. Para agendar Antígona en el baño se presenta en el Teatro Astengo (Mitre 754), este sábado 4 de mayo, a partir de las 20.30. Las entradas se pueden adquirir en la boletería de la sala en horarios habituales o bien a través del sistema de venta online https://www.tuentrada.com/eventos/detalle/Astengo-AntigonaEnElBano/328477727453

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