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  • Hackeos virtuales en 2024: ¿A qué debemos prestarle atención según los expertos en cibercrimen?

    » El Norte

    Fecha: 29/04/2024 17:00

    Comunicarse con familia y amigos, realizar compras, compartir fotos o transferir dinero de manera online representa una facilidad que puede tener un “lado B” no tan amigable. “Cuando nos relacionamos con el escenario virtual, estamos proporcionando data que muchas veces no sabemos a dónde va a ir a parar”, señaló el abogado Julio Pérez Carretto. La Ley nacional 25.326 de Protección de los Datos Personales diferencia entre datos personales y datos sensibles / ILUSTRACIÓN El pasado 17 de abril se hizo público el robo de una base de datos perteneciente al Registro Nacional de las Personas (Renaper) que estaría en manos de ciberdelincuentes desde 2021, según explicaron desde el Ministerio del Interior. Si bien el hurto de información personal no refiere a una novedad, la creciente habitualidad con la que utilizamos herramientas tecnológicas –más aún tras la pandemia–, instaló el tema de la seguridad virtual una vez más en agenda al provocar cierto temor en la sociedad. A fin de profundizar en dicha problemática, EL NORTE dialogó con el abogado coordinador de la Secretaría Especializada en Cibercrimen y Evidencia Digital del Departamento Judicial San Nicolás, Julio Pérez Carretto. El experto explicó que en ocasión de estar frente a este tipo de situaciones, debe considerarse inicialmente si lo que está en riesgo son datos personales o datos sensibles. Los primeros refieren al nombre completo, DNI y edad, que “no pueden generar ningún tipo de daño contra la persona”. Los segundos se vinculan a la esfera privada, como usuarios y contraseñas de cuentas bancarias, referencias religiosas, étnicas, de índole sexual, fotografías, números de tarjetas de crédito o débito, los cuales en cambio, “pueden comprometer y perjudicar gravemente”. Teniendo en cuenta el criterio utilizado por el profesional nicoleño, el caso del Renaper sería de suma gravedad dado que durante el saqueo se manipularon documentos de identidad, fotos y huellas dactilares que fueron publicados en un foro de compra y venta de datos personales. “Un usuario del Ministerio de Salud que tenía clave en 2021 vendió esa información en Internet. No se trata de un hackeo, porque era un usuario con clave habilitada. Fue un uso indebido de la información”, aseguraron al medio Chequeado desde la cartera que dirige Guillermo Francos. Realidad y virtualidad En Internet existe la posibilidad de tener un anonimato pleno. “Si un ciberdelincuente tiene las herramientas a su alcance, puede ser indetectable en la virtualidad”, señaló Carretto para marcar la diferencia con la investigación de ilícitos en la realidad. “Un delito cometido a través de un medio tecnológico es muchísimo más complejo de dilucidar”, insistió. No obstante, explicó que nadie puede entrar en una casa, si uno no le brinda la llave. “Si un delincuente obtuvo una información para poder ingresar en una cuenta de Instagram, WhatsApp o Facebook es porque tuvimos que dar algún dato”, apuntó. Al respecto, explicó que el malviviente actúa utilizando aquello que se denomina “ingeniería social”. Se trata de mecanismos para convencer y transmitir confiabilidad a su víctima de que hay un escenario positivo. Una vez que obtiene lo que necesita, recién ahí vulnera el sistema. “No es como todos piensan, que hay una persona encapuchada sentada frente a una computadora tocando tres botones para hackear todo. No es tan sencillo”, aseguró y declaró que “en la mayoría de los casos, implica algún grado de participación del damnificado”. “Me dejaste entrar” “Generalmente cuando le consultamos a la gente cuánto paga por usar las redes sociales, ya sea Facebook, Instagram, Telegram, responden que ‘nada’. Pero eso es incorrecto, porque el pago somos nosotros. Las empresas que más dinero ganan en el mundo, tienen algo muy valioso que es nuestra información del ámbito privado”, afirmó el abogado especializado en cibercrimen. “Cuando nos relacionamos con el escenario virtual, lo que estamos haciendo es proporcionar data que muchas veces, no sabemos a dónde ni a quien va a ir a parar”, desarrolló con la intención de no crear una paranoia colectiva. Si no, más bien, generar conciencia y promover la prevención. Consultado acerca de los riesgos de publicar contenido, el profesional graficó: “Nosotros no nos conocemos, ¿vos me dejarías entrar en tu casa en este momento? Suponiendo que no sabes quién soy ni dónde trabajo”. Ante una respuesta negativa, el experto comparó: “Ahora, posiblemente si reviso tus redes sociales quizás pueda encontrar una foto en el baño o festejando un cumpleaños en el comedor o patio de tu casa”. Inmediatamente añadió: “Ahí, me dejaste entrar. No físicamente, pero se cómo es tu cocina, qué elementos hay en el interior o como es tu baño”. “Muchas veces se le resta importancia a lo que pasa en el escenario digital”, reflexionó. En este sentido, citó el caso de las personas que publican fotos durante un viaje. “Si subís una foto contando que te vas de vacaciones un mes a Europa, también estás avisando que posiblemente durante ese tiempo tu casa esté sola. Y un delincuente atento a esa situación, puede aprovecharse”, subrayó. Una simple publicación puede convertirse en material sensible que provoque mucho daño. A continuación, aconsejó que “restringir el uso de las redes sociales, es una buena medida”. Empero no es la solución, comenzar seleccionando el modo “privado” en lugar de “público” en los perfiles es un puntapié adecuado. También, subir los posteos una vez finalizados los viajes lejos del hogar. “Todo lo que compartimos tiene una consecuencia. Puede ser positiva al darle conocimiento a nuestros allegados sobre lo que estamos haciendo y se genere un ida y vuelta agradable. O algo negativo, que sería ser información para la delincuencia”, comentó. Compras online Al momento de preguntarle sobre los peligros de proveer el número de seguridad dispuesto detrás de las tarjetas de débito/crédito para realizar compras en plataformas digitales, el coordinador explicó que si bien detentan medidas anti-hackeos como la verificación en dos pasos, “todo puede ser vulnerado en lo digital”. “Puede ser más difícil, fácil o intermedio. Pero no hay nada imposible”, dijo Carretto. Tras el paso de la pandemia, las personas comenzaron a relacionarse aún más a través del contexto virtual. “No podemos aislarnos completamente de la tecnología, debemos utilizarla como una herramienta”, expresó. Con respecto a los mercados digitales, advirtió que todo beneficio trae consigo potenciales riesgos. “Es como cuando salís a la calle, sabes que quizás podes ser víctima de un robo, pero tenes que salir”, comparó. En este sentido, no desalienta a concretar compras vía online, sino a hacerlo por medio de plataformas verificadas. “Salís de noche y elegís caminar por una calle porque te parece más segura que otra. Lo mismo pasa con las páginas web”, insistió. Además, puso énfasis en la actualidad del poder adquisitivo de los consumidores que muchas veces conduce a buscar la opción más económica. “Los precios en internet pueden ser más baratos, pero no de manera excesiva llegando a lo irrisorio, eso es una alerta”, cerró Carreto.

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