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  • Otra vez, la UCR es la que define

    Concordia » Diario el Sol

    Fecha: 29/04/2024 10:22

    El radicalismo ha jugado un papel central en la configuración del escenario político de las últimas décadas. Aun después de haber pagado el altísimo costo del estallido económico y social de fines de 2001, que provocó la huida de Fernando de la Rúa, los radicales siempre terminaron definiendo el mapa del poder en Argentina. Fracasada aquella alianza con el progresismo, apuntalaron las alternativas por derecha al peronismo, que en su versión kirchnerista se había corrido al centro izquierda. Sin el apoyo radical, Mauricio Macri no hubiera llegado a la Presidencia en 2015; sin el voto de una porción mayoritaria de los radicales, Javier Milei no hubiese ganado el balotaje en 2023. Lo mismo se puede decir en la provincia. Tras el traumático segundo gobierno de Sergio Montiel, que dio paso a 20 años de peronismo, el viejo partido hizo posible, con su persistente desarrollo territorial, el acceso al poder de Rogelio Frigerio, un candidato del PRO de buenos vínculos con el peronismo. En las últimas dos décadas, los radicales fueron determinantes para el armado de una alternativa al peronismo que, sin embargo, nunca pudieron liderar debido a la ausencia de una figura -en la nación y en la provincia- que los cohesione. Pero el apoyo de este gigante desarticulado sigue siendo clave, aun en el reordenamiento de la escena política que impuso el ascenso al poder de Milei. La alianza con el PRO en 2015 se explicó en la decisión de evitar la perpetuación en el poder del kirchnerismo. La grieta separaba a kirchneristas de anti kirchneristas. Hoy, en cambio, el ordenamiento político se define por la proximidad u oposición al gobierno de Milei. Y es eso, precisamente, lo que divide aguas en la UCR por estos días. Dónde van los radicales Desdibujada en el orden nacional –a raíz del acercamiento del PRO a Milei– la alianza de la UCR y el PRO perdura en la provincia, contenida en su rol oficialista. La siempre viva interna radical cobra ahora más relevancia que en los últimos 20 años, en tanto el centenario partido es parte del gobierno en la provincia. La administración Frigerio está llena de radicales. Y los radicales entrerrianos, como los de todo el país, no son inmunes a la interna nacional. El impacto más reciente de esa interna se vio la semana pasada en el Congreso, cuando dos de los tres diputados radicales nacionales por Entre Ríos acompañaron la sesión impulsada por el peronismo para apurar el financiamiento de las universidades. Pedro Galimberti estuvo allí enrolado dentro del espacio interno que lidera Facundo Manes. Marcela Ántola lo hizo por su pertenencia a Evolución Radical, la línea nacional que lidera Martín Lousteau. A diferencia de otros radicales, Manes y Lousteau tienen una estrategia bien definida ante Milei: son opositores. Festejaron la magnitud de la reacción social contra el ajuste que expresó la marcha en apoyo a la universidad pública. Ven allí a las franjas medias que históricamente representó la UCR y que el PRO les vino a disputar por derecha a principios de este siglo. Milei ha depositado en las elecciones legislativas del año que viene la expectativa de un fortalecimiento político en el Congreso que le permita avanzar con las reformas más profundas de su programa. Para eso requiere, necesariamente, de un acuerdo electoral con el PRO. Si a Milei le va bien y la alianza de derecha polariza electoralmente con el peronismo, al radicalismo no le quedaría mucho espacio para una tercera posición. Si a Milei le va mal, o simplemente la ausencia de resultados de su política económica le hace perder apoyo entre los ajustados, será el PRO el que se verá atravesado por un debate para abandonar o no el barco y en qué momento, a fin de evitar que Milei los arrastres en su naufragio. El manejo del tiempo en esa eventual decisión del PRO le abrirá más o menos espacio a los radicales para representar una alternativa al peronismo no asociada a la derecha. De eso se habla en las filas de Lousteau. Resistencia Juntos por Entre Ríos resiste, desde el poder provincial, los embates de una interna nacional que diluyó JxC, que quebró al PRO y que cada vez con mayor claridad parte al medio a los radicales. Las primeras consecuencias se ven en el Congreso, donde Frigerio encuentra dificultad para conducir a los diputados de su espacio y, en consecuencia, pierde poder de negociación con la Casa Rosada. Frente al tratamiento de la nueva Ley Bases que se debate a partir de este lunes, la historia amenaza con repetirse. Entre los diputados de Juntos por Entre Ríos parece haber acuerdo para un apoyo en general, pero con disidencias en la votación en particular. Los discrepantes ya se anunciaron: Galimberti y Ántola, atravesados ambos por la interna nacional. Aunque en el caso de Galimberti inspirado también en la necesidad de darle continuidad a la construcción que inició dentro de la UCR en 2021 y que lo llevó a enfrentar a Frigerio por la gobernación. El tercer diputado radical, Atilio Benedetti, fue en la votación en particular de febrero más oficialista incluso que su par del PRO, Francisco Morchio, el más cercano a Frigerio. Habrá que ver, en todo caso, cómo inciden los nuevos ingredientes que se incorporan a esta nueva pulseada parlamentaria por la Ley Bases y que tocan directamente los intereses entrerrianos, como el paquete fiscal y la deuda previsional con las provincias que Frigerio reclama ante la Corte. Todo este proceso ha sido tan dinámico, que ni los propios diputados se atreven a pronosticar nada. Otra vez, la discusión recién comienza, como en enero. Mientras tanto, el brutal desfinanciamiento a las provincias permite a Milei festejar su adulterado superávit fiscal. Página Política.

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