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  • Aviadora incansable: Helena Mansilla, la primera mujer argentina en volar por el cielo mendocino

    » Los Andes

    Fecha: 29/04/2024 04:44

    Nacida en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1907, la infancia de Helena Mansilla transcurrió entre juegos donde demostraba una energía desbordante, corriendo y trepando árboles. Se cuenta que solía quedarse en la cornisa de su casa, contemplando el mundo desde las alturas durante horas. Desde su adolescencia se sintió atraída por el mundo de la aviación, colaborando en las actividades del Centro Universitario de Aviación de Buenos Aires, lo cual resultaba una rareza para la época, considerando la novedad de ese “deporte del aire”. Sin embargo, su verdadero destino en los cielos comenzó a revelarse cuando tres pilotos faltaron a una clase del instructor Dante Ferrari, en el Aeródromo de Morón, y fue invitada a volar como copiloto, dejándolo impresionado y abriendo así una nueva oportunidad para ella. Sumaría más de 40 horas de instrucción, con apenas 25 años y con su baja estatura, lo cual dificultaba aún más esa actividad. En una publicación de diario Los Andes se destaca que obtuvo rápidamente su brevet de piloto civil de tercera clase, y tenía gran precisión en las habilidades aéreas. El viernes 25 de mayo de 1934, siguiendo el llamado de la aventura, Helena se unió a su compañero de vuelo, el mendocino Edgardo Romero Day, en representación del aeroclub Mendoza para emprender un vuelo por los cielos de nuestra tierra en la jornada de los homenajes en la fecha patria. Realizó dos pasadas a baja altura por el Parque General San Martín. Luego aterrizó en el aeropuerto Los Tamarindos, ubicado en Las Heras, se subió al avión Junkers Junior que fuera bautizado como “Mariposa de Plata”, y surcó los cielos durante más de 20 minutos, admirando la ciudad y las majestuosas montañas nevadas. Como ella misma expresó en una entrevista, “Todo se vía tan bello allá abajo, que enamora. Esta provincia es un paraíso”. Sin darse cuenta, este vuelo se convirtió en un hito en la aviación de Mendoza, siendo el primero realizado íntegramente (con despegue y aterrizaje) por una mujer en toda la Región de Cuyo. Hasta el día siguiente, fue el centro de atención en varias reuniones sociales, donde Helena compartió una y otra vez la emocionante experiencia de su vuelo. El aeroclub San Rafael, un sueño hecho realidad El 6 de noviembre de 1935, cuando Helena fue invitada a una reunión social en San Rafael, rechazó la comodidad del auto y optó por surcar los cielos en avión. La conversación giraba en torno a la necesidad de crear un aeroclub para explorar nuevas fronteras en el espacio. Así, junto a un grupo de visionarios, fundó el Aeroclub San Rafael en el distrito Cuadro Nacional, convirtiéndose en su segunda socia. Apoyó incansablemente la construcción del hangar y otras instalaciones. Su avión preferido en aquellos días era “El Cachorro”, el cual requería mantenimiento constante para estar siempre listo para volar. Después de la construcción de la pista principal, se construyó un pequeño hangar, estratégicamente orientado respecto a las montañas para enfrentar los vientos, en el distrito Cuadro Nacional. Los primeros 50 socios activos fueron eximidos del pago de la cuota de ingreso y sólo abonaron tres pesos mensuales como cuota. Masilla figura en el diario fundacional como la segunda socia. El aeroclub San Rafael, fundado el 5 de noviembre de 1935, inició su actividad de vuelo en el aeródromo El Ponontregua, mudándose a su actual enclave de Las Paredes en 1941. Foto: gentileza Aeroclub San Rafael En una nota publicada ese año, el diario La Libertad, se destaca que el primer avión del club, el Monocupe 90 con matrícula R289, perteneciente a su compañero de vida Edgardo Romero Day, se utilizó para impartir instrucción elemental hasta noviembre de 1938. Los cursos estuvieron a cargo del experimentado instructor y mecánico Ledimir Sticotti, quien usó el Porterfield 35 Flyabout LV-EFA. Para complementar la flota, Helena Mansilla prestó el avión Taylor J-2 Cub LV-AEA, y tras su fallecimiento fue donado para que aprendieran los nuevos socios. Su compromiso y generosidad fueron fundamentales en los primeros pasos del club. Deportista incansable En el año 1936, Helena ya había sumado varias horas de vuelo de largas distancias (se contabilizaron más de 300 horas), y junto a Edgardo Romero Day, se presentaron en el Segundo Mitín Argentino, la principal prueba de regularidad aérea de esa época, que duró seis días. Así obtuvieron el primer premio, ella como encargada de navegación, superando a 35 pilotos de mucha experiencia. El desaparecido diario La Libertad, que se conserva en la Biblioteca Pública General San Martín, reflejó también la triste noticia, en su edición del sábado 20 de mayo de 1939. Foto: Orlando Pelichotti Triste vuelo a la eternidad Mientras volaba sobre la precordillera de los Andes, su tos no cesaba. Hacía varios meses que Helena era portadora de la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que le causó la letal tuberculosis. Aquella tarde del 12 de noviembre de 1938, su intensa tos presentó sangre. Supo entonces que ese era el último momento que sentiría la libertad en el aire. La madrugada del 19 de mayo del año siguiente, consumida casi por completo por la enfermedad, el último deseo de Mansilla fue ceder su avión al Aeroclub San Rafael, aquel compañero leal que surcó los cielos de nuestra provincia junto a ella en incontables aventuras, para que otros pilotos pudieran continuar aprendiendo el amado deporte que tantas satisfacciones le había dado. Fue su legado final, un gesto de generosidad que trascendía su propia existencia. El olvido y silencio circundan al nicho 742 del Cementerio Municipal de Luján de Cuyo. Foto: Orlando Pelichotti En su despedida, el acompañamiento fue escaso. Apenas un puñado de rostros dolidos llegó hasta el Cementerio Municipal de Luján de Cuyo. Detuvieron su marcha frente al nicho 742, en silencio, mientras un avión biplaza pasaba rasante y arrojaba flores desde lo alto, en ese triste último adiós. Hoy, el eco de un suspiro es el testigo de toda su vida, y apenas una pequeña placa de bronce en el último nicho la recuerda. Un ramo con flores de tela desteñidas envuelve al olvido de quien fuera la pionera e inspiradora en la aviación de Mendoza. Otras mujeres en la historia de la aviación mendocina La aviadora francesa Nille Adrienne Bolland fue la primera mujer en unir Mendoza con Santiago de Chile el 2 de abril de 1921 por el paso de la Cumbre. Para ello utilizó un pequeño biplano Caudron G-3 F-ABEW, con un motor Le Rhone de 80 HP. El viaje demandó poco más de cuatro horas. La peruana María Hilda Lahoz se convirtió en la primera mujer que obtuvo su brevet de piloto para volar de Mendoza en 1938. Carola Lorenzini, conocida como “la aviadora gaucha”, fue primera aviadora civil de Argentina y la primera instructora de vuelo de América del Sur. El 14 de abril de 1940 su avión Focke Wulf pasó dos días por Mendoza en el raid que uniría a las 14 provincias de nuestro país. El 27 de mayo de 2020, en medio de la pandemia de Covid-19, desde la IV Brigada Aérea de Mendoza, la teniente Sofía María Vier de 26 años fue la primera mujer que egresó oficialmente como piloto de combate con la especialidad de Caza.

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