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» Mdzol
Fecha: 29/04/2024 04:16
La sintonía entre el expresidente estadounidense Donald Trump y el mandatario argentino Javier Milei es tan evidente como esperable. El primero es la cara más visible del fenómeno político de los últimos años llamado "derecha alternativa" o "nueva derecha". El segundo, a juzgar por su armado político, su alineamiento internacional y sus primeras políticas desde que llegó a la Casa Rosada, parece seguir los pasos del referente norteamericano. Sin embargo, la figura de Milei ha tomado "vuelo propio", trascendiendo las fronteras argentinas al punto de entrar en el ránking de la revista TIME de las 100 personas más influyentes del mundo. Particularmente en Estados Unidos, el economista libertario se ha convertido en un ejemplo a seguir por quienes pujan por el achicamiento -drástico- del Estado, la oposición al adoctrinamiento "woke" y la incorrección política frente al discurso hegemónico progresista. ¿Hasta dónde penetra la influencia de este "outsider" latinoamericano en los sectores conservadores estadounidenses? Es difícil de imaginar pero podría llegar hasta las esferas más altas de la dirigencia del Partido Republicano. Para ilustrar esta hipótesis solo basta un ejemplo: a tan solo dos meses de haber asumido, Milei fue invitado como uno de los oradores principales de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el evento anual por excelencia de los conservadores estadounidenses. Pero hay dos hechos que dejó esta CPAC y que a muchos analistas se les escapó. El primero es que históricamente este cónclave de la derecha estadounidense, que se celebra anualmente desde hace medio siglo, estuvo orientado a la política interna del país y sirvió de escenario para los debates entre las diferentes miradas que pujan dentro del sector, desde los más libertarios hasta los más conservadores. En los últimos años, eso ha cambiado y se ha convertido en uno de los eventos más importantes del Partido Republicano y, particularmente, ha sido hegemonizado por la figura de Donald Trump -a esta altura el líder indiscutido de la derecha estadounidense. De hecho, la CPAC -que se extiende por varias jornadas- la cierra Trump el último día. Eso no se discute. Este año, la CPAC se "abrió" hacia el resto del mundo, sumando fenómenos de la derecha alternativa provenientes de otros lugares del planeta que podrían darle un "espaldarazo" a Trump de cara a las elecciones de noviembre de este año. La CPAC fue el espaldarazo que necesitaba Trump para lanzarse hacia la presidencia. Y ocurrió lo inesperado: el líder del movimiento MAGA tuvo que adelantar su discurso porque necesitaba volar hasta Carolina del Sur, estado que votaba en la interna entre él y su entonces adversaria, Nikki Haley. ¿Quién fue el elegido, entonces, para dar el discurso de cierre de la conferencia conservadora "pro-Trump" más grande de Estados Unidos? Javier Milei. Esto, obviamente, no habría ocurrido sin el "ok" del Presidente 45°. Viendo lo sucedido desde aquel 24 de febrero hasta el presente, este análisis propone ir un paso más allá: ¿Podría Javier Milei, con su impronta y sus políticas, estar influyendo ahora en la campaña de Donald Trump? El 10 de abril, a un mes y medio de haberse encontrado con Milei en la CPAC, Trump anunció en Truth Social que, en caso de llegar a la Casa Blanca, cortará el financiamiento de National Public Radio (NPR), la radio estatal estadounidense que, según cifras de 2021, maneja un presupuesto de 368 millones de dólares. Aseguró que la NPR es "una estafa total" y una "máquina de desinformación liberal" (N. del R. "liberal" en el sentido estadounidense; es decir, lo que en Argentina se podría llamar "progresismo"). La medida parece emular la experiencia argentina del cierre de la agencia estatal de noticias Télam y las promesas de privatización de la TV Pública y Radio Nacional por parte del Gobierno de La Libertad Avanza. Pero hay más. En la campaña electoral, ante el riesgo de que la "monstruosa" maquinaria del Partido Justicialista y sus tentáculos en el Estado le roben la elección, Milei tuvo que conseguir un auténtico "ejército" de fiscales voluntarios que tuvieran presencia en las mesas de votación y que no sacaran la vista de las urnas y del cuarto oscuro. Esta inaudita y masiva movilización ciudadana, de gente de a pie y en muchos casos apartidaria, permitió que el inexperimentado candidato, casi sin estructura política propia, se impusiera legal y legítimamente en el balotaje de noviembre. Teniendo en cuenta lo anunciado en las últimas horas, Trump ha decidido adoptar un camino similar luego de lo que él mismo experimentó en las cuestionadas elecciones de 2020 en las que, a pesar de haber sido el presidente en ejercicio que sacó más votos en la historia del país, perdió -por muy poco margen- con un candidato sin carisma que apenas reunió a un puñado de personas en sus actos de campaña. Al menos eso muestran los resultados oficiales. Milei es visto con buenos ojos por los republicanos norteamericanos. El viernes, la campaña de Donald Trump y el Comité Nacional Republicano lanzaron un programa para combatir el fraude electoral de cara a las elecciones del 5 de noviembre. La idea es desplegar más de 100.000 abogados y voluntarios en los estados que se espera que sean competitivos y que podrían definir la elección. El "ejército" de observadores vigilará los colegios electorales en busca de irregularidades, en tanto que los abogados estarán apostados en las "Salas de Guerra del Partido Republicano" donde atenderán una "Línea Directa de Integridad Electoral" para responder a las denuncias de los observadores y votantes. "Contar con las personas adecuadas para contar las papeletas es tan importante como acudir a las urnas el día de las elecciones", dijo Trump en un comunicado. El llamado a la acción es exactamente idéntico al de Milei en las vísperas del balotaje del 19 de noviembre de 2023. En aquel entonces, Milei era consciente de que más allá de tener el respaldo popular, en los resultados oficiales podría perder. Para que eso no le pase, y en base a su propia experiencia, Trump ha decidido acudir a la fiscalización ciudadana en un país donde más de 200 millones de personas están en condiciones de ir a votar. Por otro lado, es sorprendente cómo -probablemente en base a lo que demanda su propia base partidaria- el líder del movimiento MAGA ha anunciado medidas "libertarias" propias del mandatario argentino. Más allá de que no tenemos elementos para afirmar que Milei está influyendo directamente en Trump, sin lugar a dudas la impronta disruptiva del mandatario argentino ha penetrado en los conservadores estadounidenses, y el candidato republicano está tomando cuenta de ello.
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