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  • Las automotrices en el mundo ideal: protegidos para vender y desprotegidos para comprar

    Buenos Aires » AmbitoWeb

    Fecha: 29/04/2024 00:20

    Los recientes anuncios del ministro Caputo consistentes en la rebaja de aranceles a la importación de matrices y moldes no beneficiarán al comprador de autos de la Argentina, sino solo a sus fabricantes. El Gobierno nacional está en contra de las protecciones en general, pero parece decidido a mantener algunas: la automotriz es una de ellas. Los recientes anuncios del ministro Caputo consistentes en la rebaja de aranceles a la importación de matrices y moldes no beneficiarán al comprador de autos de la Argentina, sino solo a sus fabricantes. Esto es así porque todo el sector automotriz está protegido de la competencia externa. Por eso los argentinos estamos obligados a comprar autos más caros y de menor calidad que los chilenos o paraguayos , por ejemplo. Esta protección de la industria automotriz se da en conjunto con Brasil, igualmente protegido. Pero la idea de esta protección fue la de cuidar toda una cadena de valor industrial con larga historia en el país y que alcanza a todos los proveedores industriales y a los técnicos e ingenieros formados en el país. Ese costo que pagamos los consumidores de autos se destina a toda la cadena de valor. Puede ser discutible esta protección comercial, como lo son todas. El Gobierno nacional está en contra de las protecciones en general, pero parece decidido a mantener algunas: la automotriz es una de ellas; la de Tierra del Fuego es otra. Ahora bien: la protección debe alcanzar a toda la cadena; de lo contrario, es la protección de unas pocas empresas a expensas de todos los consumidores. Cuando una industria es protegida en sus ventas y no quiere compartir esa protección en sus compras de insumos, ¿qué otra lógica sigue sino la del propio beneficio? Si las automotrices se quejan ante el Gobierno por los costos de los insumos locales, pero no por el costo que deben afrontar sus compradores de autos, el Gobierno no puede ignorar que, si escucha sus reclamos, está mirando solo la mitad de la película. Si el sector está protegido, los consumidores les pagan más a las automotrices, éstas les pagan más a las autopartistas, estas últimas les pagan más a las matricerías, las que a su vez pagan más caros sus insumos… y así sucesivamente. Cortar la cadena en su tercer eslabón es desfigurar el costo que todos pagamos para tener una cadena de valor tecnológica y de alta complejidad. Es traicionar el sentido de este régimen. ¿Cuánto tardarán en dejar solo el primer eslabón protegido, el de las automotrices, y abandonar el resto de la cadena? ¿Qué sentido tendrá entonces este régimen? Las matricerías argentinas han enfrentado todo tipo de dificultades. Somos productores de bienes de capital en un país sin moneda y sin crédito desde hace décadas. Nuestra Cámara representa más de 70 empresas. Estamos trabajando en la cadena de valor para mejorar la competitividad y hemos conversado con el Gobierno para adecuar las mejoras junto con las reducciones del costo argentino de las que el Gobierno es responsable. Pero esto no se soluciona de manera inmediata, ni con una desprotección asimétrica. Una ley que se puede eludir La ley 27.263 de desarrollo y fortalecimiento del autopartismo argentino fue aprobada por unanimidad en 2016. Allí se prevé que por cada dólar de matricería que se compra en el país, se puede importar con arancel cero un dólar y medio del exterior (art. 17). Pero cada vez que hubo un gran proyecto de inversión, las automotrices se las ingeniaron para eludir la ley vigente y conseguir importar con cero arancel todas las matrices y no solo el 60% que permite la ley. Una política de Estado que está vigente solo cuando no se la necesita y a la que se elude en los momentos de grandes inversiones para nuevos modelos. Hoy hay tres grandes modelos nuevos de camionetas en período de inversión en matricería, que es uno de los grandes montos de inversión en esta industria. Es justamente para estos proyectos que se produjo la reducción de aranceles: no es casual. En 2017 hubo otro gran proyecto y, también, aunque por otra vía ministerial (Res. 256), se importaron todas las matrices con arancel cero. Un régimen bien argentino: hecho para quedar bien con la opinión pública pero para no cumplirse nunca. La alícuota vigente para matrices y moldes, en el marco de los beneficios de esta ley, eran de 14% (matrices) y 9,6% (moldes). Solo sin la aplicación de la ley son de 35% y 24%, respectivamente. Ahora serán de 12,6% por fuera de la ley, es decir, sin comprar ni un dólar en las matricerías nacionales. El costo es el mismo, pero el origen es distinto. Y la capacidad nacional existe y es de calidad. No para todas las partes pero sí para muchas de ellas. Propuesta para reducir aranceles El 10 de abril pasado fuimos al Ministerio porque preveíamos lo que pasó. Propusimos un plan de reducción de aranceles en 4 años, con una transición que haga más operativa la Ley vigente. Se basa en la compra previa de herramentales nacionales contra la cual se liberaría un cupo de un 150% del precio adquirido para importar matricería a arancel cero. Se operativiza mediante el cruce de facturación local de las matricerías registradas en Industria más el CUIT del comprador final. Algo fácil y verificable mediante AFIP y, sobre todo, transparente y automático. Las medidas tomadas recientemente son atractivas para comunicar lo que el Gobierno quiere comunicar. Pero esconden una salida fácil para unas pocas empresas internacionales que cazan en el zoológico de la protección y no favorecen la industria y tecnología local. Su poder de lobby es grande, es cierto, pero justamente este Gobierno había venido a vencer los lobbies. Está en juego el cumplimiento de esa promesa electoral. Parece que cada espacio tiene su propia casta. Presidente de la Cámara Argentina de Matrices y Moldes - CAMYM

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