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  • La pelea por cinco cargos, nueva embestida opositora y un filósofo libertario en el Congreso

    » Clarin

    Fecha: 28/04/2024 18:56

    El que se mueve no sale en la foto El formato disfuncional de un oficialismo en extrema minoría -un oxímoron para una democracia- impone una delicada táctica parlamentaria para la maratón legislativa que comienza a mediodía de este lunes. Es la oportunidad que busca el Gobierno para lograr algo de un Congreso que le ha marcado la cancha, le ha volteado el DNU 70 (Senado) y la ley ómnibus (Diputados). La aprobación de estas dos leyes es clave para lo que viene porque dispara acuerdos más importantes que lo que implican las leyes, que se pueden cambiar en cualquier momento y duran menos que la liviana melodía. De la conducta de los diversos bloques depende cómo avanzarán negociaciones entre todas las tribus políticas, que no tiene las restricciones que impone el marketing. Están en manos de tuneleros que esperan a que se terminen de aprobar estos proyectos para decidir la cubertura de tres vacantes que hay en la Auditoría General de la Nación. Para esas sillas rige la norma que imponía el legendario Alfonso Guerra en el PSOE de la edad de oro del felipismo: el que se mueve no sale en la foto. El formato ideal es que el oficialismo LLA-PRO tenga una, los normales de UCR-Hacemos otra, y el peronismo la tercera. Si alguien juega mal en el debate de estas leyes, correrá sangre. Hay que esperar a que salgan estas normas en Diputados y el Senado para resolverlo, lo mismo que el acuerdo para cubrir dos vacantes en la Corte. Los nominados están en período de impugnaciones. El Poder Ejecutivo puede leer esas observaciones a favor en contra para resolver si confirma a Ariel Lijo y a Manuel García Mansilla, o si los reemplaza para castigar a la tribu que se salga de la foto. Tampoco hay que descartar que en este punto haya una tercera vía a través de una ampliación de la Corte Suprema para ampliar la cantidad de figuritas para repartir entre todos. Para hacerlo y llevar al tribunal de 5 a 7 o 9 integrantes, basta una ley de mayoría simple. Ganancias, aún en debate La condición para que el Gobierno pueda cumplir el objetivo de una aprobación sin ningún gol en contra, es acertar en el orden de tratamiento de proyectos muy cuestionados y donde arriesga rechazos. Uno es el que repone el pago del impuesto a los Ingresos (antes Ganancias). La discusión está en el detalle de la votación en particular. El bloque de Hacemos (Pichetto conducción) discutió hasta último momento la revisión del piso para el pago de ese tributo cada seis meses, para proteger a los contribuyentes de la inflación. El Gobierno quería que fuera una vez por año. La redacción final necesita alguna aclaración. El peronismo discutirá el piso mismo. Los $ 1,8 millones del piso que propone el Gobierno pueden quedar en $ 1,2 M si no se incluyen los pagos de horas extras y otros beneficios, como adelantó el diputado y dirigente gremial Sergio Palazzo en el debate en comisión. ¿Cómo que no hay plata? El otro proyecto que entra en una curva cerrada para el oficialismo es el pedido que hará Hacemos al Gobierno para que en 30 días presente al Congreso un proyecto de ahorro fiscal, que afecte por lo menos 2 puntos del PBI de los 4 que suman los 30 regímenes de protección fiscal que hay en la Argentina. El símbolo es la protección industrial que tiene Tierra del Fuego. Busca desnudar la falacia del lema oficial "No hay plata". Sí que hay plata, le responden los bloques amistosos, que van a arrastrar al peronismo en este emplazamiento al Gobierno. El PRO está cerca de apoyarlo, aunque en el debate de la moneda chica propone que el plazo sea de 60 días. El tercer debate que agrega crispación a las partes es la inclusión del régimen fiscal para el tabaco. Los bloques que apoyan este trámite han copiado la iniciativa que presentó el Gobierno en la ley ómnibus, y que alguien se fumó en el camino. Será la oportunidad para que se muestre si el Congreso es lábil a los lobbies empresarios y de los gobernadores. Puede ser un debate que arrastre otras votaciones. Por eso es vital colocarlo en un momento inocuo de lo que será una larguísima sesión. Otro emplazamiento en puerta es para que José Luis Espert incluya en el orden del día de la comisión de Presupuesto y Hacienda el dictamen para aumentar las jubilaciones que aprobó la comisión de Previsión Social el 16 de abril y que permanece en coma inducido. Incentivos de la discordia Menos morbo tiene el tratamiento de la delegación de facultades, que el proyecto ha reducido a tres, y por un año. La Coalición Cívica de Carrió tiene dictamen propio que incluye el tradicional rechazo de esa fuerza a las delegaciones al Ejecutivo. También elude el tratamiento del RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones). La observan como un capítulo con nombre y apellido que refleja el loteo del Gabinete de Milei entre las “empresas a las que les interesa el país” (diría Bernardo). Es una reencarnación del programa de Propiedad Público Privada que intentó desplegar el gobierno de Cambiemos. Cayó en la rodada de la causa Cuadernos. Les fascina a los gobernadores, y el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) lo critica, y hay sombras que proyecta desde afuera, porque ve un laverap de plata detrás de cada arbusto. No le falta razón, pero hay que vivir, responde el Gobierno. Pichetto, un estilista en el manejo de sus broncas, impuso su criterio de que la reforma laboral no sea una reforma sindical y habilitó lo que todos los bloques, incluso el peronismo cristinista, consideran puede abrir un nuevo panorama en materia de creación de empleo. Solos en la madrugada El segundo intento de aprobación del pliego de reformas del oficialismo tiene ya un borrador de libreto para la sesión. El Gobierno de minoría de Milei tiene la necesidad de que se apruebe todo. Para eso ha bajado de los dos proyectos todo lo que no tenga aprobación asegurada. Esta decisión redujo las expectativas, y trae novedades al tratamiento en una sesión que puede durar entre 26 y 35 horas. Otra novedad es que los oradores anotados, que pueden llegar a más del centenar, tendrán una sola intervención en la que deberán exponer posiciones sobre los dos proyectos a la vez. No es nuevo esto de tratar varios proyectos en la misma sesión. Terminados los discursos, vendrá la votación en general de cada uno de los dos dictámenes y la resbaladiza discusión en particular. Es donde hay que esperar algunos reveses. La decisión es que no haya interrupciones ni cuartos intermedios. La experiencia indica que las horas de la madrugada son muy provechosas para urdir picardías. Allí se mostrarán las entretelas de los acuerdos, porque habrá ausencias inesperadas para lograr algunas aprobaciones difíciles. En ese momento todos los gatos son pardos. Hay compromisos no escritos entre adversarios que, hacia afuera, parecen irreconciliables. Pesará la presión de los gobernadores y los intereses imposibles de verbalizar. Es lo que se llama "entre gallos y medianoche", la evocación bíblica para describir lo inconfesable en las horas en las que pocos están despiertos. Libreto negociado El oficialismo de la Cámara punteó el libreto en la noche del viernes, en un zoom de Martín Menem con los principals de los bloques negociadores -Silvia Lospennato, Cristian Ritondo, Silvana Giudici (PRO), Soledad Carrizo, Alejandra Cacace (UCR), Oscar Agost Carreño, Nicolás Massot, Juan Manuel López (Hacemos), Pamela Calletti y Carlos Fernández (Innovación)-. De este arco de bancadas amistosas depende en buen final de la sesión. La Libertad Avanza tuvo en ese zoom apenas un testigo, Santiago Santurio, presidente de la Comisión de Legislación General, que es otra rareza. Se limitó a tomar nota en silencio. Es el primer responsable, desde 1983, de esa comisión, eminentemente jurídica, que no es abogado. Es profesor de filosofía, especialidad que algunos reconocen como un género de la ficción literaria. Pero la cámara no exige titulación específica para ocupar comisiones. En el comienzo de la sesión jurará Lospennato como vicepresidente tercera de la cámara en representación del PRO. Actúa como secretaria parlamentaria de su bloque y de LLA, y asiste a Martín Menem en todo lo que este presidente no conoce. La reemplaza Silvana Giudici como secretaria del bloque PRO. La edad difícil Son minucias, pero que a veces importan. Como esta que toca requisitos de edad: en la semana que pasó, la comisión bicameral de Trámite Legislativo, que controla los DNU del Poder Ejecutivo, aprobó los dos primeros decretos de Milei que llegaron a sus manos. Uno de ellos modifica una norma que data de tiempos pretorianos, firmada por el dictador Rodolfo Levingston, que limitaba la edad para acceder al cargo de Procurador del Tesoro de la Nación. Ese DNU fue aprobado por la comisión que preside el riojano Juan Carlos Pagotto, habilitó a Rodolfo Barra para no quedar impugnado por el requisito que había imaginado un decretazo de 1970: debía ser alguien "no menor de treinta ni mayor de setenta años" (decreto ley 18777). El Procurador del Tesoro es el abogado del Estado y tiene asuntos delicadísimos en sus manos. Barra es, además, uno de los funcionarios de mayor poder del Gobierno. Tanto que no diremos aquí cuál es su edad. No habrá discursos de cierre El dilema del oficialismo es cómo hará en Labor y en la sesión para limitar la estrategia de bloqueo del peronismo. Unión por la Patria ha avisado hace rato que votará a todo en contra. Tiene 99 diputados que se pueden extender hasta 120 con el concurso de las izquierdas, y diputados silvestres o sin techo que vienen de provincias que gobiernan sus adversarios. Otra rareza es que no habrá discursos de cierre de los jefes de bloque, algo habitual en toda sesión. Los titulares de las bancadas abrirán la sesión y seguirán los debates particulares. Una ley del parlamentarismo criollo dice que el oficialismo se lleva las leyes, y la oposición los discursos. La acuñó el legendario Jorge Matzkin, que presidió el bloque del PJ en años duros (1992-1993). Sin Mario Negri en la Cámara, bromeó alguno, el género literario del cierre de debates no tiene atractivo. En las dos últimas legislaturas, los cierres de Negri, ganase su bancada la votación, o no, se hicieron célebres. Algunas de esas intervenciones de oratoria estimulante giran por las redes hasta el día de hoy, como el día cuando denunció al peronismo por su pretensión de ser los dueños de la historia (22 de diciembre de 2016). Lo hizo respondiendo a insultos de pie en las bancas de Axel Kicillof, Wado de Pedro, Juan Cabandié y otros. O el que pronunció en memoria de Raúl Alfonsin (28 de octubre de 2020). Hizo llorar a Sergio Massa, que presidía la sesión, algo que nunca creímos ver en esta vida. Los radicales, cuando están bajos de ánimo, ponen esos cierres que están en YouTube y recargan las pilas en una singular terapia de palabra. Banco Nación: hubo cola para no venderlo El extremo de realismo para lograr las dos leyes tiene un emblema, que es la caída del proyecto de privatización del Banco Nación. Quedó afuera por segunda vez. Cayó en el Senado con el rechazo que hizo esa cámara del DNU/70, en donde se proponía la reestructuración de la entidad. Figuró en la lista de privatizables en la primera versión de la ley ómnibus. En las últimas semanas el Nación fue protagonista de una corrida política, con la suma de votos en contra de la aprobación de su privatización (en su segunda versión). En el conteo previo ya había alcanzado 170 votos de Diputados para rechazar la privatización. Entre ellos había algunos legisladores de La Libertad Avanza, que se sumaron al rechazo con el argumento de que no podrían volver a sus provincias si votaban esa privatización. El Gobierno se aferra a que el DNU 70 sigue vigente mientras no lo rechace también la Cámara de Diputados, para seguir con el proyecto de convertir al Banco en una sociedad, con la incorporación del capital privado, mediante la salida a la bolsa de sus acciones. Para eso trabaja el estudio de Horacio Liendo, estrella perenne de los equipos Cavallo.

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