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  • Entre Ríos, Argentina

  • Puesta en valor del histórico trapiche azucarero

    » El Ancasti

    Fecha: 28/04/2024 16:27

    A metros de la plaza de Piedra Blanca y a menos de un kilómetro de la Casa Natal del beato Mamerto Esquiú se erige el primer trapiche azucarero de la Argentina. Su vida como tal fue corta, y la mega industria del azúcar luego se vinculó a la provincia de Tucumán, pero fue gracias al equipamiento que el obispo José Eusebio Colombres se llevó desde el lugar donde hoy la Municipalidad montó un nuevo centro turístico y cultural. Fernanda Quispe, directora de Turismo de FME, explicó a Revista Express los detalles de esta obra que invita a redescubrir un monumento histórico ubicado en el viejo Camino Real. El proyecto es una revalorización de la historia del origen de la industria azucarera nacional. La Municipalidad presentó la propuesta para concursar por el financiamiento, que finalmente se logró a través de la ex Corporación Andina de Fomento, hoy Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. “Esto se inició durante la gestión del ex intendente Guillermo Ferreyra y fue concluido a fines de 2023. Con nuestra nueva intendenta, Alejandra Benavidez, se decidió que este lugar se utilizaría como un punto turístico cultural, revalorizando toda la historia patrimonial que tiene. Por eso, el trapiche comenzó a funcionar como un punto nuevo de información turística donde hay guías permanentes que te orientan en toda la industria azucarera y la historia de este trapiche, como también de todos los sitios turísticos que tenemos en el departamento”, contó Quispe. En el lugar donde antes había sólo ruinas centenarias, hoy existe espacio para compartir unos mates, con baños, con infraestructura y con servicios. Además, está lista una Tienda de Artesanías, para que los artesanos y productores locales puedan ofrecer sus productos. Funciona de lunes a lunes: los fines de semana y feriados en horario corrido y durante la semana en turnos mañana y tarde. “Está proyectado un espacio para la oferta gastronómica, para que el lugar sea un punto de actividades culturales y turísticas: queremos que se puedan realizar eventos, ferias de artesanos y emprendedores, y jornadas culturales”, explicó Quispe. Tuvo su estreno el fin de semana extra largo de Semana Santa, con un espectáculo cultural y una riquísima oferta de comidas tradicionales. “Este lugar tiene una historia muy importante, muy fuerte y no muy conocida: aquí se origina la industria azucarera nacional. Es el primer ingenio, de la familia Molas, que en este lugar tenía tres trapiches que luego el obispo Colombres se lleva a Tucumán”, recordó la directora, para destacar que la puesta en valor recibió una muy buena aceptación de propios y ajenos. “Para los locales es redescubrir el lugar, porque lo tenían como desconocido o no tenían tanto detalle de su historia. Esta puesta en valor lo volvió a poner en boca de todos y, por supuesto, ahora tendremos un trabajo con las escuelas y la comunidad para volver a descubrirlo como un punto turístico, que a lo mejor estaba en la mente de los ciclistas y deportistas que a menudo recorren el Camino Real”, valoró. Historia pura Las ruinas están sobre el Camino Real, el camino que unía las dos capitales de los Virreinatos de la colonia: Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata; y Lima, capital del Virreinato del Perú. Atravesaba varias de las actuales provincias argentinas, y en Catamarcapasaba por los actuales departamentos de Capayán, Valle Viejo y el viejo departamento Piedra Blanca (hoy Fray Mamerto Esquiú). En este último, ingresa por la falda de Allpatauca pasa por La Callecita y a la altura de La Tercena sube las sierras del Gracián para salir hacia Paclín, tal como lo contó el historiador Mario Vera, en una entrevista que concedió a RE en 2021. Era el único camino para entrar a la ciudad de Catamarca por el Norte, y tenía un rol importantísimo para el comercio, la producción y el sistema de correo. Piedra Blanca por entonces era el principal centro productivo, tenía Aduana, Cárcel, comedor y posta de caballares. Un español oriundo de Galicia, don Antonio Molas Del Viso (1775-1835), llegó a afincarse en Piedra Blanca en 1807 y se casó con doña Justa Segura, hija del hacendado patricio Francisco Antonio Segura. Luego llegó un primo de Antonio Molas Del Viso, don Antonio Del Viso, quien en su viaje desde España pasa por Río de Janeiro, donde compra un gran rimero de caña de azúcar y el libro titulado ‘Manual de Instrucciones para el Cultivo de la Caña y Fabricación del Azúcar’, editado en 1780 por Miguel Gerónimo Suárez. Aquellos rimeros fueron implantados por Molas del Viso y su primo, y se sabe que éstos prendieron rápidamente en las tierras de Piedra Blanca. Trajeron artesanos carpinteros desde Buenos Aires para construir el primer trapiche, y lo pusieron en funcionamiento en 1808, cuando se completaba el proceso de elaboración del azúcar. Por entonces, el párroco local era José Eusebio Colombres, un sacerdote tucumano que se ordenó en 1803 y al año siguiente fue designado cura párroco de Piedra Blanca. Su rol en la comunidad fue tan importante, que en 1816 fue elegido representante de Catamarca para el Congreso de Tucumán, participando de los debates, la sanción y firmando el acta de la Independencia. Una vez que termina el Congreso de Tucumán, Colombres regresa a Piedra Blanca y en 1817 se va a Tucumán. Antes de irse, le compró un trapiche a la familia Molas y se llevó rimeros de caña de azúcar que implantaría allí. El trapiche llegó desarmado a Tucumán y fue instalado en el actual Parque 9 de Julio, donde estaba la casa de Colombres que hoy es un museo. La vida del trapiche El Ingenio comenzó a producir hacia finales del 1813. Cuando Colombres se llevó el trapiche, en Piedra Blanca siguió funcionando el ingenio de Molas, que a su muerte quedaría en manos de sus hijos Antonio y Vicente; para luego quedar en manos de Marcos, uno de los hijos menores. Un informe de Oscar Valdez Del Viso y Rodolfo Lobo Molas, en base a una investigación familiar realizada en 1995, indica que el ingenio funcionó hasta 1841, “fecha en que las tropas rosistas con los sanguinarios coroneles Maza y Balboa a la cabeza, destruyeron el ingenio y cañaverales, sacrificaron para consumo el ganado, incautaron mulas y caballos y cuanto tuvieron a mano”. Incluso, cuenta que miembros de la familia Molas fueron pasados a degüello en esos días en que igual suerte le tocara al gobernador José Cubas. Don Marcos Molas, en 1850 y a sus 25 años, decidió reconstruir la industria azucarera en Piedra Blanca. Fue muy difícil traer las nuevas herramientas por su tamaño y peso desde lugares alejados como Córdoba, y no duró mucho puesto que enfrentaba la competencia de Tucumán y Salta, que ya eran grandes productores azucareros, y tenían mucha de la mano de obra calificada para esas tareas. Texto: Peze Soria Fotos: Ariel Pacheco

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