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  • Neuquén, la nostalgia de los videoclubs y aquellas largas maratones de cine

    » LM Neuquen

    Fecha: 28/04/2024 01:59

    Fueron populares entre los 80 y 90. Quienes no tenían videocaseteras podían alquilarlas. Juntadas de amigos o en familia. Una costumbre que cambió. La llegada de las grandes cadenas a Neuquén también revoluciaron la industria del cine. Aparecieron en cada rincón de Neuquén como aparecen los hongos en el bosque después de las lluvias templadas. Uno tras otro, en las esquinas del centro y de los barrios abrían videoclubs , pequeños negocios que cambiaron el mundo del entretenimiento y del cine como en el resto del planeta a mediados de los 80 y en poco más de dos décadas se fueron murieron hasta prácticamente su extinción. El avance de la piratería, el auge de los canales de cable y la evolución de la tecnología marcaron su final. Fueron los pequeños emprendimientos que revolucionaron la industria del cine, que convirtieron los livings familiares de miles de hogares en pequeñas salas de proyecciones continuadas, de películas que terminaban y comenzaban otras durante tantas tardes y noches, especialmente los fines de semana. Fueron accesibles para la gran mayoría porque hasta que comenzaron las ventas masivas, las videocaseteras se alquilaban por día y las empresas encargadas de ofrecer películas multiplicaban su producción a un ritmo vertiginoso. En Neuquén los videoclubs más populares fueron los primeros que abrieron sus puertas. Estaba El Paulista, Sir Chaplin, Cuasimodo, Cine Arte, Los Tilos y tantos otros que llegaron después y que marcaron una época de oro. El programa ideal para los fines de semana era concurrir en familia o en grupos de amigos y alquilar una videocasetera durante dos días y no menos de seis películas para todos los gustos. Facturas o pochoclos para las tardes, pizzas o cualquier comida rápida para las noches, completaban un escenario irresistible para personas de cualquier edad. Eso sí. Para que la juntada fuera exitosa había que ir temprano o encargar por teléfono porque había films recién salidos que tenían una enorme demanda. La amistad con los dueños de los videoclubes aumentaba las chanches de una reserva privilegiada que no todos tenían y garantizarían una gran velada cinematográfica. Después había que devolver todo impecable (los cassettes rebobinados, era una ley indiscutible). Videoclubes ET.jpg E.T. un clásico de los 80. Videclubs en Neuquén: los clásicos imperdibles Volver al Futuro, “El imperio contraataca”, “Indiana Jones”, “Aliens”, “Amadeus”, “Cara cortada”, “Duro de Matar”, “Blade Runner”, “Arma mortal”, “Pelotón”, “Terminator”, “El francotirador”, “Rain man”, “ET”, “Mi pie izquierdo”, “Cuando Harry conoció a Sally”, “Los Intocables”… ¿Cuántas películas taquilleras se alquilaron en estos locales a lo largo de dos décadas? A medida que pasaban los años la tecnología fue avanzando y los casetes VHS se convirtieron en discos compactos y tanto el público como los videoclubes se fueron aggiornando. También aparecieron grandes cadenas multinacionales como Blockbuster, aunque una inesperada competencia asomó de golpe y comenzó a carcomer los cimientos de estos emprendimientos. Las copias masivas de discos se convirtieron en el gran negocio. En los quioscos de Neuquén, en los puestos de venta callejera del Bajo y hasta en los lugares menos pensados vendían películas truchas que recién salían en el mundo y ni siquiera se habían estrenado en la Argentina. Y así, de a poco, casi en cámara lenta, los videoclubs fueron perdiendo clientela. La internet de los 2000 y luego la llegada de las plataformas digitales terminaron por derrumbar todo. Videoclub Blockbuster.jpg La llegada de las grandes cadenas a Neuquén también revoluciaron la industria del cine. Hoy para cualquier persona de 30 años le parece ridículo e infantil el privilegio que vivieron los más viejos cuando por primera vez en su vida podrían mirar las mejores películas que salían en la comodidad de su casa sin tener que ir al cine, pausando la cinta para hacer un comentario, renovar la picada o, simplemente, ir a al baño. Les parece también increíble que se hicieran maratones de seis o más películas, aunque las mentes quedaran cansadas y los ojos irritados después de tanto cine. Eran patriadas de entretenimiento porque cuando se terminaban los plazos había que devolver las pelis y había recargos por cada día de mora. Uno no se podía dar el lujo de no ver un estreno con tanto esfuerzo que había costado conseguirlo. Hoy los tiempos cambiaron y todo es mucho más fácil. La aparición de Netflix, Amazon, Star +, HBO, Disney y otras grandes plataformas multinacionales hicieron que tantos grandes estrenos mundiales se puedan disfrutar una y otra vez sin tiempos ni apuros, en televisores de alta definición, con sistemas de sonidos envolventes tanto o mejores que en las salas de cine. Si alguien está cansado, pausa la película y sigue al otro día o unas horas después. Videoclub Sin novedad en el frente.jpg Las grandes plataformas hoy ofrecen miles de películas. ¿Qué hay para ver? De todo: documentales de historia, naturaleza, de educación, series cortas y largas, programas de autoayuda, de cocina, históricos que fueron clásicos de otras épocas, realities, biopics, recitales, géneros para todos los gustos y edades. Hoy no hace falta llamarlo a Carlos, el amigo del videoclub para que reserve sin falta tres o cuatro pelis porque el finde hay juntada de amigos o un gran programa familiar. Solo hay que entrar a las plataformas y chumear que hay de nuevo y armar una lista de favoritos. Y después repetir la costumbre de siempre que por suerte todavía se conserva: preparar una picada con cosas ricas, invitar a los amigos, convocar a la familia y para pasar un buen momento igual que se hacía hace tres décadas, con la misma ansiedad y entusiasmo.

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