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  • Bodegas sanjuaninas, en un agónico adiós: en el siglo pasado había 300 más que ahora

    » Tiempo San Juan

    Fecha: 27/04/2024 21:16

    Lejos de crecer y consolidarse, son cada vez menos las bodegas activas que hay en San Juan, la segunda provincia vitivinícola del país. En 1910, San Juan contaba con 396 establecimientos elaboradores -300 más que ahora-, según surge del libro “La vitivinicultura argentina”, que publicó el Centro Vitivinícola Nacional en aquel año, con motivo de celebrarse el centenario del país. La nostalgia y el alerta no tarda en aparecer cuando 124 años después, el Instituto Nacional de Vitivinicultura informó que en la vendimia 2024 solo 96 establecimientos se registraron para elaborar esta temporada. Un dato objetivo que revela el ocaso en que está cayendo lo que supo ser la principal actividad económica de esta provincia. No significa necesariamente que las firmas hayan desaparecido, pero sí demuestra un empeoramiento de las expectativas de ventas del sector. Los lazos con Chile y un dato sorprendente Los llamativos números surgen del libro que detalla minuciosamente como era la economía sanjuanina hace más de un siglo, y el papel importante que tenía entonces la industria vitivinícola. Por ejemplo, relata que había una vinculación económica fuerte con Chile, desde donde llegaba casi toda la maquinaria de las bodegas: “se traía de al lado de la Cordillera a lomo de mula por el Paso de los Patos”, describe. Las páginas de esa reliquia bibliográfica detallan que el verdadero surgimiento económico de la provincia se inició en 1885 tras la llegada del Ferrocarril Gran Oeste, pero que el progreso de la vitivinicultura se efectuó lentamente por la razón de que, con una sola línea inaugurada, San Juan quedaba en el último término y en muy inferiores condiciones que Mendoza. Agrega que los mercados preferidos para los vinos sanjuaninos han venido siempre del Centro y Norte del país, “de manera que solo después de enormes recorridos y soportando los más elevados fletes del mundo, tal vez podían llegar a aquellos centros de consumo”. Pese a esas adversidades, San Juan logró el mérito de haber iniciado antes que Mendoza la industria del vino embotellado, y de haber contado en ciertos momentos con los establecimientos enológicos más grandes del país. Radiografía del siglo pasado image.png En 1910 San Juan tenía 15.100 hectáreas de uvas para vino, en 22 zonas. La tres principales eran Desamparados (2.685 ha), Concepción (2.530) y Santa Lucia (2.181). Donde menos viñedos había era en Cochagual y en Pedernal, con 10 ha cada uno. Además, contaba con 600 o 700 hectáreas ocupadas con parrales destinados a la uva de exportación y a la elaboración de pasas. La uva empleada en las bodegas provenía de unas 11.500 hectáreas en producción, según los datos del censo industrial de la República del 15 de abril de 1910. Existían entonces 396 bodegas activas, con producción total de 66.227.715 litros, o sea; 331.138 bordalesas de 200 litros cada una. Cada hectárea producía el equivalente a 32 o 33 bordalesas de vino. Había 11 bodegas inmensas que producían entre 9 y 5 millones de litros cada una. El capital de los establecimientos industriales sin contar el valor de los viñedos se estima para esa época en 10.755.614 de pesos moneda nacional. Un dato interesante es la nacionalidad de los propietarios de bodegas: según el censo, 141 eran de argentinos y 139 de extranjeros. Los restantes eran mixtos o sin especificar. El valor de la materia prima empleada en un año del 1900 era de 6.676.624 pesos, correspondiente a 97.784.511 kilos de uvas. Aquel año el valor de la producción anual en vinos fue de 9.015.104 pesos, a esto hay que agregar 700.000 pesos por exportación de pasas y 1.800.000 por uva de mesa. El personal permanente de las bodegas era de 1.256 personas y durante la vendimia se agregaban 4.721 más “lo que da un total de 5.927 braceros ocupados”. Los dueños de los establecimientos más importantes que menciona el libro son de Colomé, los hermanos Del Bono, Yornet, Maurín, Campodónico y Juan Graffigna, entre otros. En pleno esplendor estaban entonces las bodegas Santiago Graffigna en Desamparados, la elogiada bodega De Bono en Desamparados, "que toca las más altas esferas de la industria sanjuanina", señala; los establecimientos El Parque y D.J.A Yanzón, ambos en Caucete; La Carolina, en Pocito; y los establecimientos San José y El Bosque, de Juan y Duilio Graffigna en Concepción y Angaco Norte, entre otros. El pasado sanjuanino, en una descripción llamativa image.png En el libro se explica los motivos por los que San Juan no se desarrolló tanto como Mendoza. “La lucha por imponer los vinos de San Juan ha sido dura”, indica el documento, y agrega que esta provincia fue menos favorecida por los capitales que Mendoza, la dificultad mayor por la distancia de los mercados, “gobiernos menos previsores y peores administradores, ambiente más pronunciado de enconos partidistas” y un dato insólito: por el porcentaje mucho más bajo de extranjeros “obligados a pasar por media República, antes de llegar al término del viaje que era la estación San Juan”. Agrega que las “corrientes de agua que surcan a la provincia (es decir, los ríos) son en menor número que Mendoza, aun cuando la tierra sea tan rica”, lo que explica “la inferioridad económica industrial de la primera respecto de la segunda, a pesar de sus antecedentes más lejanos y de su mayor importancia en el pasado”. Una mirada actual ¿Por qué hay menos bodegas ahora en San Juan? “El decaimiento de las bodegas empezó por varios problemas, en los años ’60 y ‘70”, dijo el viñatero y bodeguero Juan José Ramos, de larga trayectoria en la vitivinicultura local, y quien atesora el libro histórico con los datos revelados en esta nota. Contó que entonces empezaron a aparecer los excedentes de vino y la concentración en pocas manos de la comercialización final, que se combinó luego con una caída del consumo.

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