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  • El femicidio de Jéssica Ocampo: una historia de amor, de locura y de muerte

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 27/04/2024 20:49

    Por Carlos Riera El próximo martes por la mañana se realizará la presentación del Espacio de la Memoria en la ex Unidad Penitenciaria N°2 de Gualeguaychú, que en junio de 2022 fue señalizado como Sitio de Memoria del Terrorismo de Estado. El emblemático edificio que fue construido en 1888, y que abrió sus puertas poco después, fue parte activa de la historia de la ciudad hasta su cierre definitivo en diciembre de 2022. Por allí dentro pasaron cientos de personas, desde presos y presas políticas hasta los más grandes criminales y homicidas de nuestra provincia. Uno de esos personajes fue Marcelo Schiaffino, un hombre que en 2005 había sido condenado a 13 años de cárcel por la privación ilegítima de la libertad y facilitación de la prostitución, que tuvo como víctima una adolescente de 15 años. Ella fue la denunciante de una banda dedicada a la explotación sexual de menores en Gualeguaychú. Schiaffino era el cabecilla de esa organización y recibió 13 años de prisión efectiva, mientras que sus familiares fueron partícipes secundarios y los condenaron a 3 años por la promoción de la prostitución de menores. Esa causa se inició por la denuncia de una menor de 15 años, quien dijo que estuvo un mes secuestrada y obligada a ejercer la prostitución. Las primeras detenciones se realizaron en una vivienda ubicada en calle San Martín 340, y luego hubo otro allanamiento en calle Misiones al 300, en la primera quincena de diciembre de 2003, donde habría estado encerrada la adolescente. Debido a los malos tratos, estuvo hospitalizada los primeros días de enero durante 48 horas. Tenía lesiones, puntazos y quemaduras; además la obligaron a prostituirse en la calle San Martín y hasta llegaron a drogarla. Esa condena, una vez que quedó firme, Marcelo Schiaffino comenzó a cumplirla en la Unidad Penal 2 de Gualeguaychú, que por aquellos años era la única que había en la ciudad y era considerada como la de máxima seguridad de Entre Ríos por sus características de edificación y personal. “No sé cómo maté a esa chica” Esa chica es Jéssica Ocampo, y quien lo dice es Marcelo Schiaffino, durante el juicio que se le realizó por el “homicidio” de la joven de 23 años en junio de 2013, a casi cinco meses de descubierto el crimen sucedido en la Unidad Familiar de la ex UP2, un lugar que tiene como finalidad “afianzar los vínculos de pareja y familia” de los presos. La víctima conoció a su asesino durante su encierro en la cárcel. Allí dentro comenzó una relación un año antes del fatal desenlace. Ella vivía en la zona del barrio Munilla y era madre de una niña de un año y medio, fruto de una relación anterior y fue por esa relación que se desencadenó todo. El 9 de febrero de 2013, Jéssica Ocampo ingresó a la Unidad Penal 2 con su hija en brazos para pasar 4 días dentro de la Unidad familiar con Schiaffino. Las horas otorgadas para este tipo de visitas van de 24 a 96, según lo solicite el propio interno, y en este caso Schiaffino había pedido el período mayor de tiempo. En realidad, son96 horas mensuales que el interno puede tomarlas todas juntas o fraccionarlas, dependiendo de la disponibilidad del espacio, pero no se puede ingresar más de una vez por semana. Fue durante ese lapso que Schiaffino golpeó con sus puños y patadas a Ocampo hasta matarla, e incluso la víctima tenía signos de estrangulamiento. El motivo, y si bien el asesino no se atrevió a revelarlo en el juicio, se supo que se debió a que ella no quería ir más a verlo. No quería seguir con la relación porque estaba por volver a relacionarse con el padre de la nena que tenía; y eso provocó la reacción del recluso. Pasaron 48 horas hasta que Schiaffino llamó a la guardia para informar que había matado a Jéssica Ocampo, delante de la niña que caminaba dentro de la Unidad Familiar. Quien era director de Institutos Penales de Entre Ríos, Horacio Pascual, relató en ese momento que, “en el almuerzo, él abre la puerta, pide el alimento para los tres y dijo que la señora estaba duchándose y como se escuchaba el agua y la nena estaba caminando en forma normal en el pasillo, no dio la posibilidad de que se pensara en este hecho”. Luego de dar aviso de lo que había hecho, los guardias ingresaron a la habitación, donde además había una cocina y baño, y encontraron a Ocampo muerta. Puede volver a pasar Cuando se conoció este crimen, la noticia tuvo rebote a nivel nacional. No es común que ocurra un crimen de estas características. La pregunta que se abrió tras esto es si esta muerte pudo haberse evitado y qué cambió dentro del Servicio Penitenciario de entre Ríos para evitar que esto pueda repetirse. La respuesta es nada. El motivo es que todo ese sistema de visitas estaba reglamentado y controlado por el Juzgado de Ejecución de Penas y para modificarlo hay que cambiar la Ley 24.660 de Ejecución de Penas, que rige a nivel nacional y Entre Ríos está adherido por Ley Provincial. Es decir, quienes podrían modificar algo son los jueces de Ejecución de Penas, pero al estar reglamentado por Ley siguieron sujetos a ella. La Justicia lo tomó como un hecho aislado y sancionó en consecuencia. Se hizo una investigación sobre el accionar del Servicio Penitenciario y se determinó que se había cumplido con el reglamento en todas sus formas. “Por supuesto que podría volver a pasar, porque los internos tienen derecho por Ley el acceso a la Unidad Familiar, que tiene como finalidad afianzar los vínculos de pareja y familia”, explicó a EL ARGENTINO una fuente consultada. Demostrar que eran pareja En los primeros días de julio de 2013 se realizó el juicio en los Tribunales de Gualeguaychú. No había mucho por discutir, porque de entrada Marcelo Schiaffino reconoció su autoría y pidió perdón a sus familiares. Lo más importante pasaba en probar la relación de pareja que había entre víctima y victimario, lo cual iba a ser clave en la graduación de la pena. Schiaffino llegó a la Sala de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú fuertemente custodiado, con chaleco antibalas, desde la cárcel de Federal, a donde había sido trasladado tras el crimen para preservar su integridad física de los otros internos de la UP2. "Múltiples golpes de puño y puntapié en rostro, zona lumbar y genital, lesiones internas y externas, que le ocasionaron la muerte a Ocampo", leyó el fiscal Lisandro Beherán en su alegato de apertura en el inicio del juicio que presidió Alicia Vivian. Ahí se conoció que el cuerpo de la víctima se encontraba en ropa interior y recostado - boca arriba - sobre la cama de dos plazas de la habitación de la Unidad de Vínculo Familiar. Marcelo Schiaffino tenía 38 años en ese momento y tenía 10 hijos, fruto de relaciones que había mantenido con cuatro mujeres, a pesar que ya había pasado la mitad de su vida en prisión. Cuando le tocó el turno de hablar dijo: "Pido disculpas a la familia y a la sociedad. Ya me hice cargo de los hechos, no sé qué más declarar". Detrás de él, toda la familia de Jesica Ocampo, sus 10 hermanos, padre y madre, descreyeron totalmente del perdón del asesino, a tal punto que Vivian les advirtió que por cualquier otra palabra fuera de lugar iban a ser retirados de la Sala. Desde un primer momento, como ya estaba aclarada la autoría del hecho, el fiscal Beherán trató de demostrar que entre Ocampo y Schiaffino existía una relación de pareja. Le preguntó al imputado con qué motivo había concurrido Ocampo a la Unidad Penal el 9 de febrero de 2013. Schiaffino respondió: "a verme a mí". "¿Y en carácter de qué? - repreguntó Beherán - "teníamos una relación de amistad. Una relación amorosa", respondió. Y "¿Qué pasó el 12 de febrero?", fue la gran pregunta que esperaba todo el auditorio, expectante de lo que respondía Schiaffino. Con la misma indiferencia con la que entró a la Sala describió: "yo le pegué a Jéssica con las manos y con el pie, estuve un tiempo largo (pegándole) y todo fue por una discusión entre ella y yo", y no quiso agregar nada más al respecto. En su declaración anterior ante el Fiscal había sido más explícito en este punto, había relatado que el lunes 11 - el día anterior a conocerse el crimen - Jesica había salido de la UP2 hacia la casa de su ex marido, muy cerca del penal, en el barrio Munilla, donde fue a "tomar merca y a tener relaciones". Que a su regreso a la cárcel se originó la discusión porque le habría dicho que él no era lo suficientemente hombre. "A raíz de esa discusión le pegué, pero nunca quise matarla, la quise reanimar, le hice respiración boca a boca", fue la explicación de Schiaffino sobre lo ocurrido, hasta que finalmente se dio cuenta que la joven de 23 años estaba muerta por los golpes que recibió. "La llevé a la cama y la dejé acostada hasta el otro día que le avisé al guardiacárcel", contó el imputado, lo que aclara que el crimen ocurrió por la noche del lunes 11. Schiaffino terminó con la mano muy hinchada a causa de los golpes, pero fue recién al mediodía del martes 12 cuando dio aviso sobre lo ocurrido. Cuando el representante de la querella, Raúl Jurado, certero en su pregunta le señaló por qué había esperado tanto en dar aviso de la muerte de Ocampo, Schiaffino respondió para sorpresa de todos: "porque quería estar con ella". Sabiendo cuál era la estrategia de la Fiscalía, el imputado trató en todo momento de desprenderse del vínculo que tenía con Ocampo. Contó que se conocieron cuando él trabajó en el sector panadería y que la relación comenzó vía telefónica, hasta que finalmente ella lo visitó en la cárcel.Quedó demostrado que desde seis meses antes del crimen, ella lo visitaba junto a su pequeña hija de un año y medio. El defensor Pablo Ledesma trató de derribar la posibilidad de una relación de pareja, pero esto volvió a quedar demostrado cuando se leyó sobre los ingresos de Ocampo al penal y cuando Schiaffino pidió un permiso especial al Juez de Ejecución de Penas, Carlos Rossi, para visitar a "su pareja internada en la Sala 6 del Hospital Centenario". "No estaba consciente de lo que hice, no sé cómo maté a esa chica", fue lo poco que pudo decir Schiaffino. Finalmente, Marcelo Schiaffino fue condenado a prisión perpetua por "homicidio agravado por el vínculo”, que cumple en la cárcel de Federal.

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