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  • "La mirada social me permitió ser crítico con mi carrera"

    » Elterritorio

    Fecha: 27/04/2024 09:05

    Jorge Godoy es técnico y licenciado en Enfermería, magíster en Antropología y profesor universitario. La universidad pública como oportunidad y la importancia de la atención primaria sábado 27 de abril de 2024 | 6:05hs. La universidad era casi una utopía cuando Jorge era adolescente. Foto: Matías Peralta Jorge Godoy (38) tiene algún que otro conocimiento en el área de la construcción: hacía pozos para la edificación de obras. Pero su destino dio su giro radical cuando en su hogar se comenzó a hablar de “universidad”. Y la primera persona que trajo esa palabra a la mesa familiar fue una trabajadora social que llegó a su casa por pedido de quien entonces presidía el país, Néstor Kirchner. “Mi papá le escribió al presidente, porque nosotros no teníamos más opción que ir a trabajar después de los 18 años o anotarnos en la Policía o alguna fuerza… hasta ese momento mi destino era ser albañil”, rememora Godoy sus días adolescentes en Oberá, en los que desconocía por completo que otro universo era posible. “Eso es la universidad, una oportunidad”, reflexiona el profesional que ostenta, nada más y nada menos, cuatro títulos de la educación superior. El técnico y licenciado en Enfermería, se recibió en 2022 de magíster en Antropología Social con su tesis sobre la ‘Construcción del profesional de enfermería en Misiones desde una perspectiva etnográfica’. Luego de la tercera titulación alcanzada en la Universidad Nacional de Misiones (Unam), el año pasado registró una nueva conquista académica: se recibió de profesor universitario en la Universidad Gastón Dachary (UGD), convenio mediante con la Facultad de Ciencias Exactas de la Unam. Actualmente, se desempeña en el Centro de Atención Primaria de la Salud (Caps) Loma Poí, del barrio A3-2 y está a cargo de la guardia dominical en el Caps del barrio Néstor Kirchner. En tanto, trabajó durante muchos años en el Hospital Escuela ‘Ramón Madariaga’. “La Enfermería me dio herramientas para las tareas de cuidado; por otro lado, la Antropología me sumó una mirada reflexiva para comprender al sujeto de cuidado desde una perspectiva social”, indicó al tiempo que agregó: “Con la formación como profesor, cuento con herramientas pedagógicas para poder enseñar la profesión de la mejor manera”. En un paréntesis de sus actividades, reflexiona e invita a la reflexión sobre varios temas: la necesidad de incorporar una mirada social a la carrera de Enfermería, la importancia de la universidad pública como una oportunidad, y pondera la Atención Primaria de la Salud (APS). ¿Qué debe saber y aplicar un enfermero en campo hoy? El enfermero es un técnico que debe salvar vidas. Nuestra formación es técnica, de conocimiento práctico. Y a la vez, ahí está el problema pero es un problema que tiene solución. Lo que no aplica en el campo es la reflexividad, entonces se piensa que el trabajo de enfermería se limita a un auxiliar. Si sólo hacemos la cuestión técnica, que es una vía periférica o una sonda vesical, asistir una intubación o en quirófano, el pensamiento queda limitado, no tenés capacidad de reflexionar y sin capacidad de reflexionar no podés ser crítico con la profesión. Si no sos crítico después te encontrás con enfermeros que están a disgusto con lo que hacen. La currícula nacional de enfermería está pensada para que el enfermero sea un buen técnico. No hay cuestiones filosóficas ni sociales. Teniendo en cuenta esta mirada social y esta crítica constructiva a la carrera de técnico en Enfermería, a la necesidad de más ciencias sociales y humanidades, ¿en qué te cambió y en qué te aportó la mirada antropológica en el ejercicio de la enfermería? Primero lo que me aportó es la capacidad de poder criticar mi formación. Poder entender que la formación como tal, una formación técnica no científica. Técnica, que a pesar de que pudiera y tiene herramientas, no hace ciencia, no genera ciencia; está pensada para terminar de estudiar e ir a un hospital o a un sanatorio. No está pensada para que el enfermero vaya a trabajar a una atención primaria, haga cuidados domiciliarios o haga un trabajo independiente. Te forman, hablan del sujeto de cuidado, hablan del objeto de estudio en la enfermería que es el cuidado. El objeto de estudio en la enfermería es el cuidado. Por eso la universidad me dio la posibilidad de poder analizar la currícula y hacer esa crítica que hice en mi tesis de maestría. El pensamiento del enfermero, si tiene 25 o 30 años de antigüedad, está formado en un modelo biologicista. Se piensa todavía en ese modelo hegemónico biologista que si no hay médico no hay salud, y no es así queda olvidado el enfermero y el agente sanitario. La cuestión antropológica, la cuestión social en realidad, me permitió ver que es más amplio el campo de la Enfermería, que no tenemos un compromiso político y social fuerte en la formación. La carrera como tal no está organizada para que pensemos socialmente. Entonces después vemos que no hay compromiso para hacer una organización, para exigir que se matriculen, para cobrar mejor, para jubilarnos con 25 años de servicio. La cuestión social me permitió ver que el enfermero tiene mucho para hacer, tiene mucho compromiso social, pero al no ser inculcado en la formación, queda como una cuestión individual. Entonces el campo de la enfermería se limita al hospital. Yo desde la antropología vi eso. ¿En qué creés que podés aportar a la disciplina? Pude entender mi compromiso. Yo tengo un compromiso político y militante con mi disciplina. Por eso empecé a estudiar también el posgrado. Porque consideraba que podía aportar. Todavía sigo considerando que puedo aportar. No desde la Escuela de Enfermería, porque no es el único espacio. Se puede aportar desde el trabajo, desde la militancia, desde el sindicato. Los que están en el Colegio de Enfermería, desde el Colegio, escribiendo, que es muy importante. El enfermero carece o le falta mucha capacidad de escritura. Escribe muy poco. Hace muy poco por la investigación. Sí, reproduce información, por ejemplo. ¿Cómo llegaste a la universidad? Después de que mi papá le escribió una carta a Néstor Kirchner, que en ese momento era algo épico escribirle a un presidente, vino una trabajadora social a mi casa. Habló con mi mamá, le preguntó qué quería estudiar y a partir de eso empezó, se me abrió una oportunidad. Yo no conocía eso de estudiar en el nivel superior. Yo veía en el colegio que pasaban los muchachos y se iban a la facultad. Eran chicos grandes, que las chicas les miraban así facheros. Yo tenía esa visión a los 15 años. Pero a partir de eso, de esa visita de la trabajadora social, mi mamá empezó a hablar de lo que era la universidad. Entonces, yo vine en el 2006 a Posadas, con albergue, con beca de comedor. El pasaje salía a 25 centavos. Llegué adonde estoy por una cuestión de oportunidad social. Porque me dieron algo que yo no sabía. Me dieron la oportunidad de hacer algo. En ese momento quería ser enfermero, vi a mi papá y elegí enfermería. Pero yo no pensaba en economía, ni en vocación, ni en tiempo para ganar dinero, ni en una carrera fácil. Yo no tenía ninguna de esas ideas. Yo ni siquiera tenía idea de lo que era la universidad. Claramente hay una alta demanda de enfermeros en la provincia pero de la mano de eso, la informalidad. Se habla de quienes prestan sus matrículas a estudiantes avanzados, por ejemplo; o bien clínicas y sanatorios que emplean a estudiantes y no a profesionales matriculados. Con respecto a la matrícula, considero que trabaja muy bien el Colegio de Enfermería actualmente: matriculan si presentás el título, ya no alcanza con que tengas constancia del título en trámite pero el Colegio tiene ese límite, no puede llegar a la función de la familia como, por ejemplo, en lo que respecta a cuidados domiciliarios. El Colegio además, lo que está haciendo, es que van a ir a las instituciones para buscar la matrícula pero en la práctica si sucede eso ya escapa a ellos, si siguen contratando a gente sin matrícula. Va a ser difícil que cambie si los sanatorios y clínicas siguen contratando gente que no tenga matrícula. Si tuvieses que elegir, en cuanto a la atención al paciente, al sujeto de cuidado, el trabajo con el equipo, ¿Caps u hospital? Centro de salud, toda la vida. ¿Y por qué? Porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) te habla de la importancia de la atención primaria de la salud. Se suele decir que una de las mejores medicinas es la de Cuba, pero uno piensa si Cuba tiene un bloqueo económico, entonces ¿cómo? Tengo compañeros que estudiaron en Cuba y te hablan de la importancia de la atención primaria de la salud. Porque cuidás a la persona sana, evitás que se enferme. Y ahí está la educación de enfermería, esto que se puede decir, comunicación. Cuando va una mamá que tiene diabetes gestacional o preeclampsia, que es la hipertensión inducida por el embarazo, vos la podés educar a esa madre para que no aborte. O para que el hijo no salga así, con una escasez o con una deformidad inducida por la diabetes. Va al hospital y en el hospital tenés las mejores intenciones, pero la diferencia es que en el centro de salud hay diez madres. En el hospital tenés 200 madres. No hay posibilidad de educación. En la atención primaria de la salud podés no sólo educar a la madre, al niño y al padre, sino salvar la vida a futuro. Con respecto al tema vacunas, como herramienta de salud pública y de atención primaria, ¿es concebible a un enfermero antivacunas? ¿no sería un contrasentido? No, no es un contrasentido porque al no haber una definición política del rol del enfermero en la sociedad y al estar el enfermero por historia como un técnico que no habla, porque no ve como un compromiso hablar de vacunas. Tengo compañeros, enfermeros y enfermeras, que no se hicieron la vacuna contra el Covid-19 y no se van a hacer la vacuna contra el dengue. Cuando hablo con mis compañeros tienen una definición partidaria de la vacuna, no es una definición biológica. O sea, comprobaron que la vacuna no mató a nadie, que era necesaria, que sí sucedió en todo el mundo, pero no se vacunan porque es una vacuna de tal gobierno. Es una cuestión mucho más común de lo que te imaginás. ¿Y no se debería militar en contra de eso y a favor de las vacunas? Para militar en eso tiene que haber un reconocimiento dentro del sistema de salud que diga “acá hay un problema”. Hay personas que trabajan en salud que no se vacunan, y ahí está lo ético, no es la moral. La moral es la religión y tu familia; lo ético es lo que vos tenés que hacer como profesional. La ética no es familiar; la ética es profesional. De manera que es antiético que alguien que está haciendo vacunas no se vacune. Insisto: es antiético no amoral. Reflexionó sobre la profesión y su trabajo en dos Caps. Foto: Matías Peralta En cifras Jorge Godoy Trabajador de la salud Es técnico y licenciado en Enfermería y en 2022 fue por más al recibirse de magíster en Antropología Social con su tesis sobre la “Construcción del profesional de Enfermería en Misiones desde una perspectiva etnográfica”. Todas titulaciones alcanzadas en la Unam. El año pasado registró una nueva conquista académica: se recibió de profesor universitario. Trabaja en dos Caps de la capital misionera.

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