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    Fecha: 27/04/2024 09:01

    sábado 27 de abril de 2024 | 6:00hs. Dentro de unos días se cumplirán ciento diez años de la publicación del Boletín del Departamento Nacional del Trabajo N° 26, el 30 de abril de 1914, con el informe de José Elías Niklison, el inspector comisionado para realizar la verificación de las condiciones laborales en unos setenta establecimientos madereros y yerbateros de Misiones -más precisamente del Alto Paraná, como se denominaba por esos días a esta zona geográfica-, después de reiteradas denuncias sobre las inhumanas condiciones de trabajo. El asunto no fue una novedad, en realidad se conocía en la gran ciudad capital, “oficialmente” desde una década antes cuando el entonces Presidente Julio A. Roca ordenó elaborar un proyecto de ley para dotar al país de un Código del Trabajo; corría el año 1904, el Ministerio del Interior estaba a cargo de Joaquín V. González, desde allí se designó a Juan Bialet Masé para realizar la primera investigación oficial -de la que se tiene conocimiento- que se entregó, fue el argumento de un proyecto legislativo y luego se publicó bajo el título de “El estado de las clases obreras argentinas en el interior de la República”. El proyecto para la “Ley Nacional del Trabajo”, como se lo tituló, fue presentado en el Congreso con la firma del Ministro, de Juan Alsina, Pablo Storni y Bialet Masé, discutido durante un año, rechazado por el sector patronal y los sindicatos se archivó; vale aclarar que Bialet Masé no incluyó a Misiones en el informe, sin embargo el tema quedó instalado; pocos años después, también a instancias de Roca -en ese entonces diputado nacional por Córdoba- se aprobó destinar una partida de fondos para crear el Departamento Nacional del Trabajo, en marzo de 1907 se conoció el decreto que dio origen a esa área gubernamental con atribuciones de “policía del trabajo”. La situación de los trabajadores dentro del sistema laboral de ese momento era preocupante, con denuncias regulares, sumamente conflictiva, situaciones influenciadas por las organizaciones gremiales que, tomando “el toro por las astas” decidieron no ceder esa vez y enfrentar las acciones estatales, es decir bancarse la represión; en 1910 la sanción de la Ley de Defensa Social encuadró como delito a los reclamos obreros, reuniones gremiales, publicaciones y difusión de ideas… (cualquier parecido con la realidad discursiva actual es imaginación del lector). Dos años después, se ampliaron las funciones del Departamento respecto de contratos de trabajo, habilitación de registros y mediación; allí encuadraron las innumerables denuncias sobre los mensúes misioneros y el “caso Puerto Segundo” -denunciado por unos cincuenta trabajadores italianos y españoles contratados por la Compañía de Tierras y Maderas del Iguazú- que tomó estado público mediante la prensa nacional; así en 1914 se designó a José Elías Niklison para realizar una exhaustiva inspección de los establecimientos cuestionados, como se afirmó antes visitó unos setenta de ellos - diez brasileños, veintiséis argentinos y treinta y cuatro paraguayos - donde trabajaban unos quince mil hombres, entre el 26 de octubre de 1913 y el 5 de marzo de 1914 completó la inspección, no registró datos sobre los “ayudantes” mujeres y niños, el método que trató de implementar en campo fue “de exploración clínica de la cuestión” pero se le quemaron las naves frente a la realidad. Si bien una primera lectura del trabajo deja en claro que favorece a “la Patronal”, el repaso entre líneas muestra -sin lugar a dudas- a un inspector que hizo su trabajo con poca y negada información veraz, en medio de una trama de difícil comprensión para quien ni siquiera conocía el idioma coloquial de los afectados. Dio cuenta de establecimientos “modernos”, buenas construcciones, vías férreas propias, óptimos caminos internos y tecnología de punta, también de jornadas laborales interminables, magra paga, altos precios en las proveedurías y hasta privación de la libertad de los trabajadores en cumplimiento de un contrato; el justificativo informado fue, para el tema de Puerto Segundo, que ese tipo de trabajo en la selva no podía ser hecho por trabajadores europeos casi incapaces para ese hábitat. Aparecen en el informe las plagas de “bariguí”, “polvorín”, “ñati”, “piques” y “bitú”, reclutamiento de niños considerados “más aptos” por peso y tamaño, la presencia de mujeres en los obrajes sometidas y tratadas como bien de intercambio, nativos incluidos en la masa laboral sin más especificaciones, mientras enfatizó a la “cultura local” como causa de peso de la situación, volcó la mayor responsabilidad sobre los conchabadores y mayordomos “en complicidad con las mujeres de los burdeles” y mencionó levemente a jueces “inclinados”. La descripción de la realidad laboral de Misiones en los “montes” es clara, sin presencia del Estado Nacional -siendo Territorio Nacional-, un orden social controlado por empresarios e industriales y las fronteras condicionadas a las élites locales; una imagen cruda y desesperante, a ojos vista, pero redactada en los parámetros de la época: “(…) buena parte del mal reside en el trabajador mismo. Su falta de instrucción y de moral, sus hábitos hereditarios, la inflexibilidad de sus costumbres ajenas a toda evolución y su absoluta falta de resistencia (…), lo convierten en un factor propicio para el mantenimiento indefinido del actual orden de las cosas (…)”, en general la víctima esta más a mano para cargar las culpas…en esos años al menos. El informe completo de Niklison fue republicado por la Editorial Universitaria el año pasado, como parte de la conmemoración del 90° Aniversario del Centro Empleados de Comercio y el Cincuentenario de la Creación de la Universidad Nacional de Misiones, “Vida y trabajo en el Alto Paraná en 1914. Reedición del Boletín del Departamento Nacional del Trabajo N° 26 - Abril 30 de 1914”, el compilador es Jorge Alcaraz, el prólogo a cargo de Silvana Giménez, incluye cuatro estudios preliminares de Ana María Gorosito, Luz I. Pyke, Diana Haugg y Carla A. Cossi y Jorge Benigno Gómez, una recreación del mapa “Situación de Obrajes y Puertos Yerbateros” en cinco secciones y la transcripción textual del informe El señor Gómez tuvo la gentileza de acercar un ejemplar y compartir una charla enriquecedora sobre trabajo y sindicalismo misionero - tema neurálgico de su familia -; mientras esta columna se gestaba, el texto fue seleccionado para participar en la 48° Edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, a partir del pasado jueves 25. La Ley N° 20.744 o de Contrato de Trabajo fue sancionada en 1974 y todavía no se investigó académicamente (hasta donde se sabe, digo) el vínculo entre los conchabadores de mensúes y los proxenetas de la Bajada Vieja, lo que actualmente denominamos Trata de Personas para explotación laboral y sexual. ¡Hasta la próxima semana!

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