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» Clarin
Fecha: 27/04/2024 08:14
Paredes tapizadas con cuadros de cantantes de tango y deportistas. Objetos antiguos como un teléfonos de cable, una olla de cobre, un alce tallado en madera, sifones, pingüinos y patas de jamón decoran al bodegón ubicado en "la triple frontera" entre Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar que fue distinguido como Café notable en 2011 y que este año cumple 8 décadas y media. Si bien a lo largo de las más de ocho décadas cambió de dueños, éstos se encargaron de que 8 esquinas nunca pierda su esencia y aspecto. Sillas de bar y bancos de madera que fueron testigos de visitas como Norberto "Pappo" Napolitano, Gustavo Cerati y hasta Osvaldo Pugliese siguen de pie. La especialidad de la casa son los platos alemanes y se destacan los fiambres, embutidos y encurtidos artesanales. Por supuesto, la milanesa, plato icónico de los bodegones se lleva todos los aplausos. También elaboran pastas caseras amasadas a diario. La historia del bodegón 8 esquinas “El primer registro que nosotros encontramos es la habilitación con fecha 31 de octubre de 1939”, cuenta Miguel Bálsamo quien junto a su hermano Daniel están a cargo del bodegón desde hace casi veinte años. En la pared se puede ver una foto de los inicios del local con la misma fachada, la calle de empedrado y las vías del tranvía que funcionaba en aquel momento. Los primeros dueños eran españoles y habían abierto bajo el rubro cafetería, pero en la década del 60, se unieron a un socio que aportó un cambio estético e incorporó las especialidades alemanas y cerveza tirada, una novedad para el momento. El éxito no tardó en llegar. El box de 8 esquinas donde se sentaba Pugliese. Foto: Constanza Niscovolos “Entre los 60 y los 80 fue la época de esplendor de 8 Esquinas. Los fines de semana no se podía entrar de la cantidad de gente que había”, señala Miguel y comenta que contaron con la presencia de futbolistas como Hugo Orlando Gatti y Alberto Tarantini. Y también músicos como Pappo y Gustavo Cerati, entre otros clientes famosos. Y en otras épocas, en los 40 y 50, eran habitués glorias del tango como el cantor Jorge Vidal, los hermanos Homero y Virgilio Expósito, el compositor de tango Julián Centeya y Osvaldo Pugliese quien vivía en la zona y tenía su propia mesa donde tomaba café mientras leía el diario. “Le dejamos su rinconcito, con su foto, la foto de él con su hija Beba e incluso hay una partitura de puño y letra del maestro”, comenta con orgullo Miguel afirmando que “son esos rituales que tienen estos lugares de tantos años”. La llegada de los hermanos Bálsamo se dio cuando el bar ya estaba en decadencia. Los dueños eran mayores y les costaba mantener al local, cerraban temprano y la comida alemana ya no era lo que supo ser. El salón de 8 esquinas. Fotos:Constanza Niscovolos “Cuando nosotros arrancamos acá, en el 2005, el bar era tal cual lo ves ahora, sin tanta decoración en las paredes, pero estaban los boxes. Sólo lo reformamos y lo dejamos más prolijo”, señala Daniel. Ambos hacen hincapié en haberse esmerado en mantener la identidad, desde la estética hasta lo más cultural del lugar, inclusive la gastronomía sigue siendo la misma, pero con una vuelta de tuerca, sin salir de lo tradicional. Conservaron el espíritu, pero mejoraron materia prima y calidad. Qué comer en el bodegón 8 esquinas Como todo buen bodegón, los buñuelos de acelga lideran el ránking de pedidos. Se llaman malhechos de acelga ($ 5.500) y tienen salida continua. También las rabas ($ 8.900) y las gambas al ajillo ($ 11.000). Picada de fiambres con vermú de 8 esquinas. Foto: Constanza Niscovolos Los fiambres son alemanes, españoles e italianos “mezcla típica de bodegón”, dicen los hermanos. Hay mini picadas, para una persona, desde $10.500 y opciones para 2, 4 e incluso 6 personas. Se destaca la Alemana -la estrella de la casa- que se sirve en tres tiempos porque tiene un cierre caliente. “La primera parte es un poco más intensa con los fiambres, la segunda parte es más livianita el leberwurst, pepinos agridulces y ensalada de papa alemana y el cierre caliente con salchichas de viena, kassler (chuletas ahumadas), chucrut, chorizo alemán, papa natural y mostaza casera ($ 33.000 para dos/$ 56.500 para cuatro). Escabeches varios de producción casera en 8 esquinas. Fotos: Constanza Niscovolos Para la hora del vermú, todos los días de 11 a 13 y de 19 a 20, 20% de descuento en vermutería clásica y 2x1 en chops de cerveza tirada, de 16 a 19. Las especialidades alemanas figuran en las pizarras para tentar a los comensales. Destacan el Jambonon, que es un fuentón para compartir de codillo de cerdo ahumado que hay que pedirlo con tiempo ya que demora aproximadamente 40 a 60 minutos. La buena noticia es que se puede reservar para llegar y tener lista la comida. El Strogonoff de 8 esquinas. Foto: Constanza Niscovolos El goulash ($ 11.900) también es muy popular y fue seleccionado por el periodista gastronómico Pietro Sorba para formar parte de su libro de recetas. También, ofrecen strogonoff de ternera ($10.900) y salchicha alemana con chucrut o ensalada de papa ($ 7.500). Milanesa con papas españolas en 8 esquinas. Foto: Constanza Niscovolos Y, si hablamos de bodegón, hablamos de milanesas abundantes. Las sirven de ternera o de pollo. Napolitana, fugazzeta o genovesa, con papas españolas desde $ 8.800. Todas las pastas son artesanales. Una de las más pedidas son los vermicellis negros a la siciliana (con calamares y langostinos en concassé de tomate con ajo y perejil, $ 12.500). Siempre presentes los ñoquis con estofado ($ 8.800). Todos los días 29 amasan ñoquis tricolor de acelga, calabaza y papa. Pasta con tinta de calamar en 8 esquinas. Foto: Constanza Niscovolos Para el cierre dulce, strudel de manzana con helado ($ 4.900) o con crema ($ 3.700), tiramisú con mascarpone ( $4.200) y brownie 8 esquinas con frutos secos, dulce de leche, crema chantillí y escamas de chocolate ($ 3.700) . Menú ejecutivo para los mediodías que incluyen plato principal y bebida desde $ 6.500 y plato del día que puede ser por ejemplo mondongo a la española, lentejas al jamón o ternerita guisada, por citar algunos. Los feriados patrios el bodegón abre sus puertas y recibe a los visitantes con locro.
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