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  • Corazón de bombo: de Cipolletti al mundo con la música y la percusión

    » LM Neuquen

    Fecha: 27/04/2024 03:23

    Florencia Olatte comenzó a tocar el bombo legüero desde muy pequeña. Hoy es una de las más destacadas percusionistas de la Patagonia y tiene miles de seguidores. Flor tenía 7 años cuando estaba jugando al fútbol en el patio de su casa de Cipolletti y decidió pegarle a la pelota con dos palitos. Descubrió que tenía rebote. Siguió probando, hasta que logró el ritmo de la chacarera y la música que escuchaba seguido. Algo fuerte sintió en su corazón . Fue corriendo a mostrarle a su papá, Juan Carlos Olatte , un reconocido músico del folklore de la región, que le dijo que estaba muy bien y que siguiera practicando. Desde entonces, el repique se volvió el pulso de su vida y hoy, 25 años después, incentiva a miles de personas para que también se vuelva el de las suyas. De alguna forma, Flor siempre habito la música con esa espontaneidad. Aun cuando no llegaba a la mesa, ella andaba metida entre músicos. Su casa era una suerte de sala de ensayo permanente. Si bien su primer contacto con un instrumento fue con el teclado, el bombo la enamoró. Después de largos días de verla insistir con la pelota, su papá pidió un bombo prestado para Flor. Empezó a practicar y estudiar en las guitarreadas y luego, a acompañar a su papá a tocar en las peñas. Florencia y el bombo.jpg Cuando llegó la adolescencia, Flor se volcó más al teclado y se apartó un poco del folklore. Empezó a integrar algunas bandas de rock. En su afán de pertenecer, aunque seguía acompañando a su papá en algunas presentaciones, no le avisaba a nadie que la vaya a ver porque le daba vergüenza. “Sentía que era la única que escuchaba folklore y que eso me hacía rara”, explica. Pero la vida tiene sus vueltas y la identidad se impone. Cuando empezó a estudiar piano en la Escuela de Música, la “retaban porque no podía dejar de tocar música popular y la institución por entonces tenía una impronta de música más académica”. Después de cuatro años, dejó de estudiar piano y volvió a la percusión y al folklore. “Me quedo acá”, dijo y así lo hizo. Empezó a tocar más seguido: con su papá en Patagonia Trío, con los chicos de la Rústika y muchas otras bandas de la zona. Cada vez que se bajaba del escenario, alguien se acercaba a preguntarle si daba clases, pero ella tímidamente respondía que no. Mientras, sacaba fotos para el diario La Mañana o trabajaba en Casa Bonelli. Recuerda que en un momento entró como administrativa de una empresa, pero se sentía muy mal, encerrada. Antes de apagarse del todo, tomó coraje, se sacó la timidez de encima y empezó a dar clases de bombo. Primero, individuales y en el 2018 abrió el juego a talleres grupales. "Todo eso me llenaba de placer, pero la bisagra fue la pandemia, me cambió la vida", asegura. Florencia y amigos 2.jpg A contramano de lo que le sucedía al mundo, la pandemia la llevó a Flor a tejes vínculos y redes con más personas de las que alguna vez imaginó, pero lo mejor, es que esa conexión fue a través del bombo legüero. Ya venía generando contenido para sus redes con ejercicios rítmicos, pero se animó a dar clases online en vivo con una gorra virtual y de pronto se dio cuenta que eran un montón. A los meses, enseñaba a cientos de estudiantes de todo el país. Y también, sin darse cuenta, había formado la Comunidad Legüera del Alto Valle. En cuanto habilitaron las reuniones, hicieron un primer encuentro en el Parque Rosauer de Cipolletti. Después, se mudaron al Parque Jaime de Nevares en Neuquén y cada martes y jueves se reúnen allí a repicar sus legüeros. No sólo es una ronda de música, en esa circularidad colectiva de árbol, cuero, palo y mano, hay un retumbe que llega hasta la propia raíz, porque el bombo es “el jadeo de la tierra”, decía Don Atahualpa Yupanqui. “De Flor tengo un montón de cosas hermosas que decir, pero una de las que más rescato y valoro es que se haya hecho cargo de la responsabilidad de ser referente del instrumento en el sur. Yo veía que había una plaza de bombo legüero ahí, pero faltaba alguien comandando”, dice Juani Rojas, de la Ronda Legüera, acaso una de las comunidades de bombistas más grandes del país. La movida del bombo es hermosa. Ojalá que mucha más gente pueda acercarse a participar, no importa si saben o no, no importa si tienen instrumento o no, todo se puede ir aprendiendo y resolviendo. En este momento, también hay muchos talleres de colegas de excelente calidad. No tengan dudas que el bombo los va a llevar a conocer gente hermosa, dice Flor. Florencia Isac et Nora.jpg Corazón de bombo: De Cipolletti, al mundo Una tarde a fines de 2022, Flor abrió el Instagram y tenía un mensaje privado donde una banda francesa la invitaba a hacer una gira por toda Latinoamérica como su percusionista. “Los viajes, estadías, shows: estaba todo contemplado. Dije no puede ser, esto es una joda. Pero era cierto. Era todo tan hermoso que yo no podía creer que fuese real”, explica. Se trataba ni más ni menos que de Isaac et Nora, una niña y un niño franceses que hace unos años subieron un video musical a Youtube, interpretando 20 años, la famosa habanera cubana y enamoraron a millones de personas. En 2021 lanzaron su álbum debut y ahora viajan alrededor del mundo y a través del tiempo, llevando antiguos clásicos del corazón latinoamericano con la trompeta de Isaac, la guitarra de su padre, Nicolás y la inmensa voz de la pequeña Nora. “Hablando con Nicolás, me cuenta que vio un video mío y dijo: “yo quiero que esté en la banda”. Esas cosas increíbles: el algoritmo y el universo hicieron lo suyo. No puedo estar más agradecida. Me dijeron que tengo algo especial que los atrajo y es lo que expreso cuando toco”, cuenta Flor. Florencia y su alegría con el bombo.jpg Al poco tiempo de decir sí, recibió por mail las canciones para practicar. El desafío era inmenso. La propuesta de Isac et Nora ronda mucho en el bolero y Flor nunca había tocado ese tipo de músicas. Dos días antes que comience la gira, se encontraron en Santiago de Chile. Ensayaron sin parar y finalmente, el 2 de marzo del 2023, comenzó la gran aventura de su vida, acompañando a dos niños mágicos en el escenario, con quienes no sólo recorrió Uruguay, Brasil, Perú, Colombia, México y tantos otros puntos de América, este verano hicieron una gira inolvidable en Australia y, en sólo un par de días, comenzará una nueva por Estados Unidos. “La verdad que tardo en caer, después de volver a casa luego de cada viaje tengo mi proceso. Estoy viajando con la música y lo agradezco infinitamente. Siempre lo soñé, creo que es el sueño de todas las personas que amamos esto. Lo estoy cumpliendo. Y no puedo más que mirar a la Flor niña y decirle: “lo logramos”. Estoy también muy agradecida con el bombo, sin él, todo esto hubiera sido imposible”, sostiene la cipoleña. Florencia Olatte, la cipoleña que la rompe con su bombo.mp4 Alma y corazón: Tras la huella del folklore “Mi papá está viviendo el sueño conmigo”, dice Flor. Cómo no hacerlo, si además de la maravilla de ver a su hija feliz, aunque el universo o el algoritmo la llevaron a estos destinos inimaginados, ella vuelve a la raíz, a andar y desandar la huella que aprendió junto a él desde pequeña. Pero además, Flor les hizo otro regalo muy valioso. En el 2018, cuando empezó a dar clases, una de sus primeras alumnas fue su mamá, Alicia Quersi, que desde entonces no paró de tocar y hoy lo hace a dúo con su compañero de vida, el papá de Flor, en Lo nuestro. “Amo el folklore. No lo quiero ocultar más como en la adolescencia. Hoy lo grito fuerte, con orgullo”, asegura. Florencia por tres.jpg Admiradora de Domingo Cura y de Martina Ulrich, Flor sigue proyectando en el folklore. Una de sus propuestas es A la legua trío, que lleva adelante con otras tres profes de bombo, pero donde ella se anima a tocar la guitarra; y la otra, un dúo de otra galaxia junto a la violinista Natali Giffi. Cualquiera pensaría que Flor tiene un bombo especial, fabricado por algún famoso lutier santiagueño, pero no. El instrumento que utiliza es uno mediano “simplecito” porque asegura que le gusta mucho el sonido que tiene. Y es en esas palabras donde está Florencia Olatte. Una niña intuitiva que encontró el latido de la tierra en una pelota de futbol; una tocada por quién sabe qué duendes que repica como si fuese hija del monte; una mujer que con su forma amable de ver la vida, nos hace celebrar sus conquistas como si fueran nuestras. Y es en esa identifican que genera, donde se vuelve una verdadera música popular argentina. “Admiro mucho el trabajo de Flor. Veo que le pone mucha garra a lo que hace. Es muy interesante todo el material que sube a sus redes, porque no sólo aporta al toque, sino a la difusión del bombo legüero y eso es fundamental para nuestra cultura”, dice Martina Ulrich, de una de las grandes referentes femeninas del bombo en Argentina. ¿Qué es un bombo legüero? Pregunta el poeta Pedro Patzer: “Se le llama legüero al bombo que con su retumbar consigue rescatar, desde las leguas del olvido, el sonido de las lenguas perdidas que se hablaban en la Argentina antes de que llegara el conquistador”. Quizá el instrumento autóctono más representativo de esta Patria y su mestizaje: una identidad que siempre nos está encontrando. Pero en Florencia Olatte es corazón, un andar con la tierra a cuesta que vuelve en cada repique vuelve a ser memoria de monte.

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