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» La Nacion
Fecha: 27/04/2024 00:10
Los informes del ataque que simbolizó los horrores de la guerra Civil española Exclusivo suscriptores LA NACION Escuchar A continuación se transcriben los principales segmentos de las crónicas publicadas en LA NACION tras la destrucción de la ciudad vasca de Guernica en 1937. 27 de abril de 1937 BILBAO.- La ciudad de Guernica fue bombardeada por lo aviones revolucionarios durante la celebración del mercado, y el ataque duró ocho horas. Arrojaron más de 1000 bombas, explosivas e incendiarias . El convento de Santa Clara, que había sido convertido en hospital de sangre, ha quedado completamente destruido, así como las iglesias de San Juan y Santa María y un número considerable de casas. Los aviones bajaron hasta 40 metros del suelo, ametrallando a la gente. Los incendios continúan destruyendo la ciudad. La ciudad, en un tiempo capital vasca, quedó en ruinas y ardiendo en varias partes. Acompañados de numerosos aparatos de caza, los aviones de bombardeo atacaron en grupos de siete máquinas. En total, los aeroplanos revolucionarios dejaron caer más de mil proyectiles de alto poder explosivo y bombas incendiarias. La mayor parte de los edificios de la ciudad siguen en llamas. En un refugio contra las bombas quedaron acorraladas más de cincuenta personas cuando un proyectil incendió el recinto. El antiguo parlamento vasco es uno de los pocos edificios que no fue alcanzado por las bombas. El ataque a Guernica en imágenes del periódico La Vanguardia En fuente de información vasca se anuncia que el ataque causó más de 800 muertes (N. de la R.: tiempo después se constató que las víctimas fatales fueron más de 2000). Los funcionarios oficiales de Bilbao declararon que el bombardeo aéreo fue el más terrible de toda la guerra española . La aviación del general Franco, en efecto, destruyó completamente a Guernica. Los vascos hicieron ver que la ciudad no tenía valor militar, pues era una ciudad completamente abierta, lo que no obstó para que la aviación del general Franco la bombardeara sin tregua durante varias horas, ametrallando, además, a los que huían de la catástrofe. Entre tanto, el presidente del Euzkadi, D. José Antonio de Aguirre, urgió a todos los vascos a que intensifiquen la resistencia a la ofensiva revolucionaria contra Bilbao, declarando: “No podemos ocultar la gravedad de la situación”. Otra imagen de las ruinas en Guernica tras los bombardeos de 1937 o.Ang. Del periódico The Times BILBAO.- La muy antigua ciudad de Guernica, centro de las tradiciones culturales vascas, ha sido completamente destruida. Toda Guernica está ardiendo, con excepción milagrosa de la histórica Casa de las Juntas, donde se reunía el antiguo parlamento vasco, y los ricos archivos de la raza vasca. El famoso árbol de Guernica con sus troncos secos y viejos de 6000 años y sus nuevos brotes de este siglo, tampoco ha sido tocado. Allí iban los reyes de España a prestar juramento de respeto a los derechos democráticos o fueros de Vizcaya, a cambio de lo cual recibían la promesa de fidelidad como soberanos con el título de señor y no de rey de Vizcaya. Esta mañana hemos visitado Guernica. La ciudad presenta un aspecto aterrador. Está iluminada de uno a otro extremo por llamas imponentes y se halla envuelta en nubes de humo . El incendio podía verse de 15 kilómetros sobre las montañas vascas. La población civil huyó en carros conducidos por bueyes, que llenaban durante toda la noche las carreteras, pero muchos prefirieron quedarse buscando a sus hijos o parientes perdidos. La ciudad no constituía un objetivo militar para los aviadores, y el objeto del bombardeo ha sido, sin duda, desmoralizar a la población civil. El efecto causado en Bilbao por el bombardeo de Guernica, ciudad santa de los vascos, es enorme. El presidente Aguirre ha publicado una declaración que dice: “Los aviadores alemanes al servicio de los revolucionarios españoles, al incendiar la histórica ciudad, tan venerada por los vascos, ha querido herirnos en el punto más sensible de nuestros sentimientos patrióticos. Se demuestra una vez más lo que Euzkdi puede esperar de quienes no vacilan en destruir el santuario que conserva desde hace tantos siglos nuestras libertades y nuestra democracia. Ante este ultraje debemos reaccionar con violencia, jurando desde el fondo de nuestro corazón defender los principios de nuestro pueble, con obstinación y heroísmo si es preciso. No podemos ocultar la gravedad del momento, pero los invasores no pueden obtener la victoria si levantamos el ánimo en la resolución de derrotarlos. Han avanzado en muchas partes, pero han sido rechazados después. No vacilo en afirmar que aquí sucederá lo mismo. Que el ultraje de hoy sea el acicate máximo para rechazarlos rápidamente”.
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