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  • Puentes entre chicos y grandes

    » Clarin

    Fecha: 26/04/2024 18:16

    Estamos errados: la amistad es más de lo que creemos. De manera casi natural pensamos que un amigo es alguien que tiene una actitud ante la vida similar a la nuestra, que su carácter compatibiliza con el propio, que se recorren experiencias en común. Y que más o menos tiene nuestra edad y hasta nuestro sexo. ¿No es acaso un clásico el de las chicas -chicas de los 15 a los 90- tomando el té o el de los varones conversando luego del fulbito? La amistad es eso, sí, pero también mucho más. La Real Academia Española define la amistad como el “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Así podemos pensar en amistades de edades muy distintas pero en el que cada uno encuentra algo que lo hace crecer. O tener una visión del mundo más rica, vasta. A mí me pasó una vez con una profesora de escritura creativa en Estados Unidos. Yo asistía a su seminario y “pegamos onda”. Ella, más de veinte años mayor que yo y con recorridos vitales diferentes. Por ejemplo, su familia era judía -la mía también- pero ella se había convertido al catolicismo en Sudáfrica en parte por las acciones de algunas iglesias contra el apartheid. Era curioso cómo podíamos compartir experiencias cuando ella ya tenía nietos y yo empezaba a tener hijos. ¿Había alguna receta? Una sola: a los dos nos gustaba ver qué había detrás de lo aparente, no nos quedábamos con lo dado. Y nos escuchábamos sin juzgar pero sin temor a decir lo que pensábamos. Sencillo pero no tanto cuando pienso en otras relaciones de amistad que con el tiempo se almidonan y para no herir -porque la vida nos hizo tomar caminos diferentes- se evaden los temas de fondo. Y no, no todo se salva con un cafecito.

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