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  • Nelly Richard: cruces contra la barbarie

    » Clarin

    Fecha: 25/04/2024 18:24

    La teórica, crítica y ensayista Nelly Richard (1948) es una de las voces más destacadas de la esfera intelectual latinoamericana. Desde su llegada a Chile en la década de 1970 desempeñó un rol protagónico en la Escena de Avanzada, cuyas prácticas estético-políticas experimentales tomaron forma en contra de la dictadura militar liderada por Pinochet. Conocida por su enfoque agudo y renovador, sus reflexiones influyeron en el análisis del arte y la cultura a nivel internacional. Sus escritos ofrecen una mirada lúcida y provocadora que entrelaza los territorios de las políticas de la memoria, el feminismo y los discursos de la diversidad sexual. Su próximo libro, Tiempos y modos. Política, crítica y estética (Paidós, 2024), promete ser un gran aporte al pensamiento contemporáneo. En paralelo a su producción intelectual, Richard impulsó iniciativas clave para la región, como la Revista de Crítica Cultural o los seminarios en la Universidad de Arte y Ciencias Sociales (ARCIS), donde participaron de Jacques Derrida a Ernesto Laclau y de Toni Negri a Jacques Rancière. Como parte de las redes intelectuales y afectivas que supo forjar, fue integrante de la Red CLACSO (de Estudios y Políticas Culturales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) y tuvo a su cargo la Cátedra Políticas y estéticas de la memoria en el Museo Reina Sofía de Madrid. Durante la dictadura de Pinochet, Lotty Rosenfeld marcó distintos lugares emblemáticos de Santiago con el signo desobediente de la cruz. En el ámbito curatorial es memorable su rol en la representación no oficial de Chile en la Bienal de París en 1982; del envío chileno a la Bienal de Sydney en 1994; y del pabellón de su país en la 56° Bienal de Venecia 2015, donde presentó la obra de Paz Errázuriz y Lotty Rosenfeld. A Rosenfeld ahora le dedica una muestra en dos sedes en Buenos Aires, como parte de la primera retrospectiva latinoamericana sobre esta gran artista chilena. Curadas en colaboración con Mariairis Flores, tendrán lugar en el CC Matta de la Embajada de Chile –con fotografías y videos elaborados en colaboración con la escritora chilena Diamela Eltit, también co-fundadora del colectivo CADA– y en el Parque de la Memoria. En la entrevista que sigue revisamos algunas de estas experiencias y los ecos de las poéticas disruptivas en el arte y activismo actual. -¿Cómo surge tu interés por Lotty Rosenfeld? -Comencé a escribir sobre la obra de Lotty Rosenfeld desde su primera intervención urbana en 1979. Me llamó la atención por cómo alteraba el espacio público, en una ciudad bajo dictadura, con un gesto aparentemente inofensivo, que consistía en cruzar sorpresivamente la vertical que marca el eje de calzada con una horizontal trazada en el pavimento mediante una venda de género. Y activaba así, metafóricamente, una reflexión crítica sobre la relación diaria entre sistemas comunicativos, mandatos de poder y subjetividades dóciles. El gesto de la cruz era una muestra de desacato frente a los lineamientos de autoridad de un camino único y reglamentario, pretrazado. Siendo una artista mujer, su gesto cobraba el valor adicional de una desobediencia de género. Además de su trabajo individual en el campo de las intervenciones urbanas y de las videoinstalaciones, Lotty fue cofundadora a fines de los 70 del Colectivo Acciones de Arte (CADA ) y participó de grupos artísticos y feministas. Fotografías y videos se exhiben en el Centro Cultural Matta de la Embajada de Chile en Buenos Aires. -¿Qué elementos distintivos tiene la muestra que se puede ver en Buenos Aires? -Quisimos, junto con Mariairis Flores, dar cuenta del trabajo individual y colectivo de una artista de enorme relevancia internacional. Ella supo conjugar el activismo de las intervenciones urbanas con un trabajo audiovisual en torno a las imágenes, que invita al espectador a torcer el formato mediático de la actualidad internacional dejándose inquietar por varios descuadres estéticos. La primera versión de esta retrospectiva se inauguró en Chile, en septiembre 2023: el mes de la conmemoración de los cincuenta años del golpe militar. Nos importó, como motivo de esta fecha, relevar el trabajo de reconfiguración de la memoria que practicó Lotty a partir de los fragmentos más convulsos del pasado de la dictadura chilena, como señal de advertencia crítica para no dejar nunca que se clausure ese pasado. -En tu primera investigación sobre arte y política en la dictadura chilena analizás la Escena de Avanzada, integrada por artistas que experimentaron con el cuerpo y la performance en el espacio público. ¿Cómo resuenan esas experiencias en el arte Latinoamericano hoy? -La Escena de Avanzada abarca un conjunto de prácticas artísticas, desplegadas en los 80 en contra de la dictadura en Chile, que experimentaron con el borde de las fronteras entre soportes, técnicas, géneros y disciplinas. Era un arte de oposición y resistencia que buscaba combatir los mandatos del poder autoritario y totalitario, elaborando rebuscadas estrategias de lenguaje para desafiar la censura. Las intervenciones urbanas que desarrolló en esa época el CADA siguen resonando hasta hoy. Bastaría, como ejemplo, señalar la vigencia de uno de sus trabajos de 1983: la obra del NO + que apostaba a que la ciudadanía completara, en muros y lienzos, ese enunciado artístico dejado intencionalmente en suspenso para que se fueran sumando denuncias y reclamos populares. Hasta hoy la consigna del NO + se repite en las protestas callejeras. Fuera de la Escena de Avanzada y ya a fines de los ochenta, el colectivo Las Yeguas del Apocalipsis (Francisco Casas y Pedro Lemebel) puso en escena un uso paródico del cuerpo homosexual que se burlaba de las tipificaciones de género a la vez que se hacía cargo de la memoria política y biográfica de las violaciones de los derechos humanos en el Chile de Pinochet. Hoy son múltiples las prácticas con el cuerpo que, en América Latina, se demarcan del uso teatralizado de la noción de performance para difuminarse en lo colectivo. Afiche de la acción No+ de la Escena de Avanzada en los 80. Durante la revuelta de octubre 2019, y bajo el impulso del movimiento feminista, se volvieron relevantes las intervenciones del colectivo LasTesis con su guion coreografiado en contra del Estado represor-violador: un guión que fue multiplicado y diseminando en el mundo gracias a numerosos colectivos de mujeres, para denunciar con él las violencias sexuales y policiales. Pero también está todo lo ocurrido en la Argentina en torno a las consignas del Ni una menos, y otras intervenciones feministas y de la disidencia sexual que usan el cuerpo como vector de reapropiación del espacio público y de movilización colectiva que reclama visibilidad para las identidades maltratadas. -Arte, memoria y feminismo son líneas de fuerza orientan tus investigaciones. ¿De qué manera se reconfiguraron estas nociones a partir de la revuelta social surgida en Chile en 2019? -Aquella revuelta fue precedida de la revuelta feminista de mayo 2018, que partió con tomas estudiantiles en todas las universidades del país y que luego se desbordó hacia las calles en una expresión de masivo cuestionamiento al conjunto de jerarquías sociales y culturales. Fue un primer antecedente del masivo rechazo a las condiciones de abuso económico e injusticia social (NO + neoliberalismo) que se expresó en octubre 2019, produciéndose una violenta ruptura del orden político-institucional que le dio protagonismo a multitudes hasta entonces excluidas de la democracia de mercado que rigió durante los años de la transición. Octubre 2019 tuvo un carácter disruptivo pero el hecho de que se trastoque abruptamente el ordenamiento social no basta para garantizar el devenir del acontecimiento. Hace falta conjugar la potencia destituyente de la revuelta con fuerzas constituyentes-instituyentes para afirmar una secuencia políticamente transformadora que, lamentablemente, fracasó en Chile con el triunfo del Rechazo en el Plebiscito por una Nueva Constitución del 2012. Este fracaso abrió un escenario favorable para el auge restaurador de las derechas y ultraderechas, que dejó sin campo de maniobras al actual gobierno de Gabriel Boric. Videos de Lotty Roselfeld. -¿Qué lectura hacés de los discursos de odio de la ultraderecha que apuntan contra las políticas de la memoria y las voces de la diversidad sexual? -Se está escribiendo mucho sobre el fenómeno global de las ultraderechas y sus guerras ideológicas no sólo a favor de la aniquilación del Estado y la glorificación del Mercado sino, también, en contra del “marxismo cultural”. Uno de los instrumentos de estas guerras a muerte es lo que ha llamado acertadamente el filósofo argentino Luis Ignacio García, en La Babel del Odio, la “doctrina del shock linguístico-afectiva”. Los discursos de odio sirven, repulsivamente, para violentar las sensibilidades de izquierda o progresistas agrediendo, insultando, denigrando, maldiciendo a quienes reivindican una memoria histórica (las luchas contra la dictadura), un punto de vista feminista (atacado por el discurso anti ”ideología de género”) o, simplemente, expresan el deseo de una mayor justicia social que amplíe los derechos colectivos en una democracia más igualitaria. Estamos inmersos en un clima político dominado por este régimen de habla que busca exterminar al otro, exhibiendo la crueldad como trofeo mediante el goce sádico de quién ofende, intimida y castiga, maltratando y despreciando a los afectos. Revalidar las estructuras de sentimiento que configuraban históricamente el repertorio solidario de las izquierdas, hoy perplejas y desconsoladas frente a tanta perversión (no sólo verbal), es un desafío difícil de resolver mientras no se desmonte el individualismo neoliberal que busca liquidar todo lo comunitario y que sacrifica la expresividad de lo sensible en pro de los índices contables del rendimiento, la ejecutividad, la competencia, etcétera. ¡Qué tiempos de barbarie son estos que nos toca vivir! Lotty Rosenfeld: entrecruces de la memoria (1979-2020) Lugar: Centro Cultural MATTA, Tagle 2762 esq. Av. Libertador Horario: jue, vie y sáb de 15 a 19 Fecha: del 26 de abril al 22 de junio Lotty Rosenfeld: entrecruces de la memoria (1979-2020) Lugar: Sala PAyS, Parque de la Memoria, Av. Rafael Obligado 6745 Horario: de mar a dom de 11 a 17 Fecha: del 27 de abril al 14 de julio Mirá también Mirá también Nelly Richard: por su intensa pasión crítica

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