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  • Juicio por la muerte de Alejandro Cohn: los enigmas del libro del shock room y las hojas de enfermería

    » Clarin

    Fecha: 24/04/2024 19:06

    El traslado de Alejandro Cohn desde el Hospital de San Isidro y lo que pasó con la evidencia sobre su atención fueron los ejes de la cuarta audiencia del juicio por su muerte, que se desarrolló este miércoles. Si bien había diez testigos citados a declarar, tanto a la fiscalía como a la querella le interesaban cuatro: Lucrecia Bustamante (46), Miguel Ángel Bagliani, Mariana Karuchek y Aldana Bailes. Sólo ellos declararon para dar detalles de la atención médica a Cohn y sobre el organigrama de las responsabilidades de cada médico imputado y demás testigos. La jornada de declaraciones comenzó con Bustamante, la médica que recibió a Cohn en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde murió el 29 de julio de 2015. Su testimonio resultó clave para determinar el estado de salud en el que Cohn salió desde el Hospital "Melchor Posse" de San Isidro, donde había ido por una descompensación por una bajada de azúcar (era diabético) y su salud desmejoró notoria e irreversiblemente. Por el caso están acusados nueve médicos del Hospital de San Isidro por los delitos de "homicidio" y "violación de prueba". "Habían informado que se trataba de un paciente en estado de shock, pero llegó en tabla inmovilizadora, con collar cervical, con una traqueotomía practicada algo más alta de lo habitual y sin respuesta a ningún estímulo", precisó Bustamante cuando el fiscal Diego Molina Pico le consultó sobre cómo se recibió al paciente luego de su traslado. Luego de un segundo control médico a Cohn, se estableció que tenía múltiples fracturas y muerte cerebral. Nada de ello fue declarado por médicos del hospital sanisidrense. Luego, consultada por la defensa sobre la correspondencia entre la historia clínica provista por el Hospital de San Isidro y el estado de Cohn al ingresar al Italiano, la médica retrucó que, por ejemplo, no se informó el uso de noradrenalina (un fármaco utilizado para paliar infecciones agudas y en situaciones de riesgo vital) durante el traslado, ni tampoco se especificó que estaba sedado. Más tarde fue el turno de Bagliani, ex jefe del personal del Hospital de San Isidro, donde trabajó por más de tres décadas y le preguntaron sobre la administración de los reportes médicos de los pacientes. Según declaró, tanto los libros de actas médicas como los reportes de enfermería eran guardados en una habitación en la que, además, había instrumental médico. Una vez ese lugar se llenaba, los libros de actas y demás reportes eran depositados en un archivo en el subsuelo. De allí, las actas sólo podían ser retiradas por indicación de la dirección del hospital. "El almacenamiento del libro de actas del shock room era potestad del personal de enfermería", aseguró. Otro detalle que declaró Bagliani fue que a la zona de consultorios sí podía acceder un familiar de un paciente, en caso de que éste tuviera inconvenientes al esperar la atención médica. Por el caso hay acusados nueve médicos del Hospital de San Isidro. Foto Guillermo Rodríguez Adami En tercer lugar declaró Karuchek. El fiscal la consultó por el organigrama de tareas de las distintas áreas de la guardia en la que fue atendido Cohn. Una de las tareas que mencionó Karuchek fue sobre un tema clave de la investigación: los libros de actas en los que consta (o debería constar) el paso a paso de la atención de cada paciente. "Los enfermeros son quienes, usualmente, ordenan los libros de actas, y los camilleros o el personal de maestranza son quienes los llevaban a un subsuelo, en el que aún hay jaulas de archivo. El acceso a ese lugar, así como las llaves de éste, estaban al cuidado de personal de seguridad privado hasta que pasó lo que pasó", dijo Karuchek. —¿Qué fue lo que pasó?—, preguntó el fiscal Molina Pico. —Desapareció el libro del shock room. Cuando años después vinieron a pedir ese libro, hubo que reconstruir dos hojas del reporte de enfermería, pero lo que se buscaba no era el reporte sino las hojas de enfermería, que son la transcripción más exhaustiva del tratamiento que se le realiza al paciente. Karuchek hace referencia a uno de los enigmas de la investigación: dónde están los reportes de atención médica y del shock room del 27 y 28 de julio de 2015, días en los que Cohn ingresó y desmejoró en el Hospital de San Isidro. El libro nunca apareció. Los médicos imputados nunca declararon. Foto Guillermo Rodríguez Adami "Los libros nunca estuvieron a mi resguardo: bajaban al subsuelo y se almacenaban. Cuando se pidió formalmente al hospital que proveyera esos libros, éste no estaba ni en el archivo, ni en el shock room. En 2017 me pidieron, desde la dirección del hospital, reconstruir esas dos hojas en base a dos fotocopias con los dos enfermeros que lo atendieron al paciente: Sanabria Melgarejo y Olsen. Esa reconstrucción hoy está bajo mi poder, almacenada en el hospital", explicó Karuchek. En tanto esa prueba puede ayudar a esclarecer aspectos de la desmejora de Cohn, el fiscal pidió al juez Ocampo que Karuchek fuera acompañada por la Policía hasta el hospital a buscar tal evidencia, luego de que terminara su declaración. El juez accedió, y los médicos imputados, que se encontraban en la audiencia, comenzaron a ofuscarse, sacarse los abrigos y a hablar entre ellos y con la defensa. "Al hospital llegó una notificación para que los enfermeros del shock room contrasten sus letras y firmas con tales fotocopias, y recreen ese reporte a modo de evidencia. Olsen lo copió delante de mí, pero no recuerdo si Sanabria Melgarejo lo hizo", añadió Karuchek. El enfermero Claudio Olsen está muerto y nada de lo que se le sindique puede ser contrastado; Sanabria Melgarejo declaró, tanto en 2017 como el lunes, no recordar nada sobre el caso ni mencionó esta contrastación requerida por la fiscal Carolina Asprella, a cargo de la investigación. Luis Brandoni junto a Mariano Cohn durante una de las audiencias del juicio. Foto Guillermo Rodríguez Adami "Siento una gran responsabilidad por tener ese libro con la reconstrucción en mi poder. Es la única vez que me tocó tener que hacer una reconstrucción y que me tocó tener que guardar un libro tan importante en mi poder", dijo Karuchek antes de culminar. Bailes (47), responsable del área de administración fue la última testigo llamada a declarar este miércoles. Le preguntaron sobre el origen del pedido de reconstrucción del reporte. Si bien dijo no recordar haber recibido ese pedido de provisión del libro del shock room, ni a instancias de quién lo hizo, en el expediente consta una notificación de la fiscalía para que se buscara esa evidencia en el archivo, en 2017. Ella fue quien firmó la entrega del material, sin las hojas de enfermería del shock room. Sin embargo, señaló: "Cualquier director del hospital podía requerirme ese tipo de archivos, y yo debía cumplir con eso. Sin embargo, los médicos no tenían acceso para buscar ese tipo de documentos, sí las enfermeras". Si fue la dirección del hospital la que tuvo acceso a esas actas o un enfermero, antes de que éstas desaparecieran, aún es materia de investigación. Por lo pronto, el fiscal requirió también citar a declarar el 9 de mayo a Susana Guidi Rojo, ex directora del Hospital de San Isidro, para intentar determinar qué responsabilidad tenía cada médico y enfermero, así como el protocolo al que cada uno debía apegarse. Para el fiscal como para el abogado querellante Juan Carlos García Dietzger, con las declaraciones tomadas hasta el momento hay algo claro: que las coartadas de la defensa de un alegado choque de Cohn en su moto y de mala praxis en el Hospital Italiano se agotaron. Por el caso están siendo juzgados los médicos Darío Campos, Martín Montagna, María Quiroga, Maximiliano Ragazzoli, Ana Sánchez, María Seijo, Carla Setti, Marcelo Toro Solano y Marina Vanesa Vogelin. Maestría Clarín - Universidad de San Andrés

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