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  • “El Genocidio Armenio representa el modelo de los genocidios de la modernidad”

    » Clarin

    Fecha: 23/04/2024 12:13

    Como era un niño, los abuelos de Juan Pablo Artinian, doctor y máster en Historia por la Universidad de Nueva York, evitaban referir a su pasado. "Pero mi madre le hizo una entrevista a mi abuela y la grabó a principios de los ochenta. Ese diálogo está incluído en mi libro", dice ahora el académico en referencia a Genocidio y resistencia, la destrucción de los armenios por el Imperio Otomano y la búsqueda de justicia (1915-1923) de Eudeba, en el que analiza las causas del exterminio armenio pero también la resistencia de quienes sobrevivieron, como los abuelos del escritor. Juan Pablo Artinian @JPArtinian "El legado de mi abuela –que sobrevivió al genocidio y llegó huérfana a la Argentina– sigue presente y se multiplica para que más personas puedan conocer el horror, pero también la resistencia", agrega ahora Artinian en diálogo con Clarín Cultura. El historiador es graduado de la Universidad de Buenos Aires con diploma de honor, cursó un seminario sobre genocidios en la Universidad de Toronto y en la actualidad se desempeña como director y coordinador de la capacitación Genocidios y crímenes contra la humanidad, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. –¿Por qué el conocimiento sobre el intento de destrucción del pueblo armenio es relevante para el siglo XXI? ¿Por qué está bastante oculto todavía? –El genocidio contra los armenios fue un asesinato sistemático, planificado y ejecutado por el Imperio Otomano. Entre 1915 y 1923 –donde actualmente se encuentra la República de Turquía– se estima que fueron exterminadas más de un millón de personas. El estudio de este hecho histórico es relevante para el siglo XXI porque el concepto de genocidio fue creado por el jurista Raphael Lemkin, conmovido por las atrocidades sufridas por los armenios. Además, en 1915 fue la primera vez que se utilizó la figura legal de “Crímenes contra la Humanidad”. El Genocidio Armenio representa el modelo de los genocidios de la modernidad cuyas características: deshumanización, deportación, exterminio y negación estarán presentes en los posteriores casos del Holocausto, Camboya en los años setenta y Ruanda en los noventa, entre otros. La falta de visibilidad del Genocidio Armenio está vinculado con la política negacionista del Estado Turco que durante décadas destina recursos para ocultar, distorsionar y mentir sobre el pasado. Según el académico turco Taner Akçam –que reconoce el Genocidio Armenio–, existe una suerte de “industria de la negación” que va desde académicos rentados, hasta boicots a films y conferencias. Por otra parte, la falta de películas y series sobre este genocidio lo hacen menos visible. El Genocidio Armenio es relevante para analizar y comparar la problemática de los discursos de odio y el negacionismo en otros casos históricos. –¿Se puede considerar el primer genocidio de la historia o el primero es contra las comunidades originarias de América? –Más allá sobre cual genocidio ha sido el primero –la visión de los historiadores puede variar sobre este punto– lo interesante del Genocidio Armenio es que constituye uno de los movimientos universales más prolongados de la historia en busca de justicia y reparación. Quizás podríamos invertir la cuestión y preguntarnos sobre el primer caso histórico de búsqueda de justicia ante un genocidio impune y quizás responder que este es el primer caso y uno de los más duraderos con más de 100 años. –¿Cómo actuaron en ese momento las grandes potencias del período (Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia)? –En mayo de 1915, Inglaterra, Francia y Rusia emitieron una proclama acusando a Turquía por Crímenes contra la Humanidad en referencia al exterminio de los armenios. A partir de las divisiones y conflictos de interés entre Inglaterra y Francia –vencedoras de la Primera Guerra Mundial– y las nuevas coordenadas creadas por la Revolución Bolchevique la cuestión de la justicia ante las atrocidades armenias fue relegada. Así, el Tratado de Lausana del año 1923 no mencionaba a Armenia ni buscaba la condena de los culpables del exterminio. Ese tratado incluyó una declaración de amnistía para todos los delitos cometidos entre el 1 de agosto de 1914 y el 20 de noviembre de 1922 en Turquía. –¿Cómo se hace para no convertir a las víctimas en estadísticas? –Una de las formas es recuperar la dimensión humana, las formas de acción y resistencia de los sobrevivientes. Rescatar los nombres, las historias personales y las contribuciones de aquellos que atravesaron la experiencia del genocidio y sobrevivieron. Algunos de ellos dejaron testimonio a través de la escritura y el arte del trauma que vivieron. Las obras del artista y pintor armenio Arshile Gorky son ejemplo de ello, su historia puede verse en la película Ararat. Otro ejemplo es de la sobreviviente Aurora Mardiganian que escribió sus memorias y actuó en la primera película sobre un genocidio que fue Armenia Arrasada de 1919. Juan Pablo Artinian @JPArtinian –¿Cómo lograron resistir los y las sobrevivientes? –Algunos poblados como Van y Musa Dagh, levantaron precarias barricadas para resistir las deportaciones. Los sobrevivientes de Musa Dagh fueron rescatados por la armada francesa y los de Van por unidades militares rusas. Los intentos de resistencia tuvieron un carácter desesperado, desarticulado y localizado. Los armenios se defendieron con armas primitivas en una clara situación de desigualdad ante el ejército de Turquía, que contaba con el asesoramiento técnico y militar de Alemania. Nuevas investigaciones –como las de Khatchig Mouradian– muestran otros fenómenos que permiten reflexionar sobre otras formas de resistencia. Los sobrevivientes narraban cómo, a pesar del intento de destrucción del Estado turco, la perseverancia, la creatividad y el coraje les permitieron mantener su condición humana. Las formas de resistencia eran mínimas: mantener el idioma, la religión o la identidad. Una antigua canción campesina, una plegaria transmitida de madre a hijo o un proverbio fueron algunas formas de resistencia. En diferentes entrevistas, los sobrevivientes manifestaron su voluntad de contar los acontecimientos, recordar a los familiares asesinados y evocar sus hogares. La noción de recordar fue el mandato que las madres daban a sus hijos en las caravanas. Un ejemplo es el recuerdo de Shahen Derderian –un sobreviviente oriundo de la provincia de Sivas– de las palabras de su madre durante las caravanas letales: “Sobrevivirás y serás un testigo de lo que ha ocurrido. Sé observador. No olvides lo que ves”. –¿Cuál es la relación entre la impunidad de este crimen de lesa humanidad y el Holocausto? –Durante la Primera Guerra Mundial la participación de oficiales y técnicos alemanes en el ejército otomano llevó a que diferentes personajes tuvieran un conocimiento detallado sobre el exterminio de 1915. La noción de impunidad y falta de justicia ante el Genocidio Armenio, estaban presentes en la conciencia de los líderes nazis en el momento de implementar su política de “Solución Final”. La pregunta de Hitler en 1939: “¿Quién, después de todo, habla hoy de la aniquilación de los armenios?” es quizás la síntesis más elocuente. –¿Cuántos países han reconocido el exterminio? –Son 32 países los que han reconocido el Genocidio Armenio, además de la Argentina, Francia y Uruguay debe mencionarse a Estados Unidos, Rusia, Vaticano y Alemania. Este último es fundamental puesto que Alemania era aliado de Turquía en la Guerra Mundial. Además, los especialistas de todo el mundo y gran cantidad de historiadores turcos reconocen el genocidio. Las falacias negacionistas son parte de la historia oficial del Estado turco. Hay que distinguir entre esa retórica y la postura de periodistas, intelectuales y parte de la sociedad turca que reconocen el exterminio. Genocidio y resistencia, de Juan Pablo Artinian (Eudeba). Juan Pablo Artinian básico Es doctor y máster en Historia por la State University of New York. Egresó como profesor de Historia de la Universidad de Buenos Aires y cursó un seminario sobre genocidios en la Universidad de Toronto y obtuvo becas de las fundaciones Tinker y Mellon. Ha publicado diversos artículos académicos y capítulos de libros. Actualmente se desempeña como director y coordinador de la capacitación “Genocidios y Crímenes contra la Humanidad”, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. También dicta clases en la Universidad Torcuato Di Tella, una de las materias es Genocidios en el siglo XX.

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