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  • ¿Hay que pagar por recibir un sacramento?

    » El Liberal

    Fecha: 23/04/2024 09:09

    La Iglesia se encarga de administrar cada sacramento. Y también tiene necesidades materiales. Sus miembros sostienen el culto, su misión y a todos los que de manera directa, exclusiva y por vocación trabajan en ella. Aportan talento, tiempo y dinero para que ella pueda desarrollarse y crecer. Los sacramentos no se venden ¿De qué manera se ayuda a la Iglesia? Mediante la contribución espontánea, los llamados estipendios de la Misa, las limosnas que se recogen en la Misa, donaciones y la ofrenda en el momento de solicitar un sacramento o un sacramental Pero ¡ojo! Los sacramentos de la Iglesia no se venden ni se compran. No tienen precio ni valor económico. Querer comprar o vender, por ejemplo, el perdón, la condición de hijos de Dios, el Cuerpo de Cristo, etc., es absurdo. La gracia divina que llega a las personas a través de los sacramentos es invaluable pues consiste en la participación de la misma vida divina. La parte administrativa genera gastos Pero la gestión y la administración de los sacramentos sí implican una compensación, una ofrenda que evidentemente SE PROPONE a los que los solicitan. Sin embargo no es absolutamente obligatorio; si alguien o alguna familia no pueden dar su ofrenda, no se le niega el sacramento ni la acción de la Iglesia a su favor. Algunos critican como injusto y oneroso lo que se les pide, por ejemplo en el caso de los matrimonios para el pago de trámites, empleados, luz, limpieza, etcétera. Pero una parroquia tiene gastos: además del sustento del párroco, a veces tiene que pagar empleados, debe separar una parte para la administración diocesana, el mantenimiento de un templo (que exige acciones, a veces urgentes, como impermeabilización, reparaciones, reformas, ) y sólo Dios sabe cuántas personas pobres dependen de la ayuda parroquial. La Iglesia ofrece lo recibe de Dios, pero solicita la corresponsabilidad Jesús es conciso, y en su expresión no deja ningún hueco para la duda. Por un lado dice: "Gratis lo han recibido todo, denlo todo gratis" (Mt 10,8). Y por otro Jesús dice que el que trabaje para el Evangelio viva del Evangelio. "Permaneced entonces en esa casa, comiendo y bebiendo lo que les den; porque el obrero es digno de su salario " (LC 10, 7). Además hay que tener en cuenta que un sacerdote no ejerce su ministerio solo durante ocho horas diarias, como si fuera un trabajador más; un sacerdote no tiene horario, está en servicio las 24 horas del día: horas en el confesionario, horas de despacho, horas en los cursos presacramentales, horas para administrar la parroquia, horas para las visitas a los enfermos, etcétera. Las colectas no son grandiosas y no importa tanto lo que entra sino el uso que se hace de ellas. La generosidad en las limosnas redunda en el bien de todos. Y aunque en todas las parroquias hay un consejo de economía, hay libros de contabilidad con las cuentas claras, y la Iglesia o las parroquias, no acostumbra a alardear de la caridad hecha o de las limosnas repartidas o de las limosnas dadas. Jesús dijo: "Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha" (Mt 6,3). Y otra cosa: los cristianos deben asumir todas las consecuencias de profesar la fe, incluyendo el aspecto económico.

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