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  • Escritores e intelectuales se manifestaron a propósito de la marcha universitaria

    » Clarin

    Fecha: 23/04/2024 06:11

    Aunque muchos pasaron por las aulas de la universidad pública, otros cursaron en instituciones privadas. Aunque muchos fueron o son docentes, otros tantos nunca dieron clases. Los hay que eligen para sus hijos escuelas de gestión privada y también están los que mandan a los chicos a la escuela pública. En lo que coincidieron esta quincena de autores e intelectuales consultados por Clarín Cultura es en una reivindicación sobre el rol determinante que la educación superior tiene en la Argentina. Claudio Ingerflom. Claudio Ingerflom es especialista en historia política y social rusa. Es autor de más de cien publicaciones, entre las que se cuentan varios libros en francés, inglés, ruso, castellano y otras lenguas. Es doctor en Historia por la Sorbona I, donde tiene la "habilitación para dirigir investigaciones", y magíster en Historia por la Universidad Estatal de Moscú. Sabe de qué habla cuando se trata de universidades: “ Apoyo la manifestación y participaré junto a mi familia. Es una sorpresa desagradable que debamos aún defender la educación pública en general y en particular la universidad, o sea un sistema y una institución que sitúan a la Argentina entre los países más avanzados del planeta”, explicó. Ingerflom fue director de investigaciones del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Francia y ahora dirige la Maestría en Historia Conceptual de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). “Ante la situación actual, me pregunto ¿Qué objetivos políticos persiguen quienes debilitan la educación pública y el potencial científico argentino? La respuesta no es difícil: por un lado, es el camino para privatizar la educación, o sea profundizar la brecha social, y por otra parte, cuanto más debilitan la educación y el caudal científico de la Argentina, más se la subordina al saber que poseen los países hegemónicos en todas las esferas”, puntualizó. Ingerflom recuerda un momento especialmente feliz en día que una estudiante te confesó que, tras sus clases, algo había cambiado en ella: “Escucho discursos que antes de la Maestría me atraían y ahora pasándolos por el tamiz de lo que me enseñaste me entristece el porcentaje de falsedades o tonterías que contienen”. Ana Laura Pérez. Foto Alejandra López Mucho de lo mejor que tenemos Si hay una nueva literatura argentina, Ana Laura Pérez es la responsable. Como periodista, hizo una carrera notable (fue editora en Clarín durante años) y, como directora literaria de Penguin Random House, ha puesto el ojo en las mejores plumas de los últimos años, esas que ahora protagonizan el llamado “nuevo boom latinoamericano”. Pero además, Pérez es docente en la UBA. “No solo estoy totalmente de acuerdo con la marcha. Estoy feliz de reencontrarme con colegas, con excompañeras y compañeros de juventud, con alumnas y alumnos por una causa tan noble como defender el derecho de aprender sin tener que pagar por ello. Feliz de manifestar por lo que nos hace una comunidad mejor: un país que brinda la posibilidad de enseñar y de aprender, de tener vidas más plenas, de generar mejores condiciones de vida a su ciudadanía”, comparte. Primero fue alumna y ahora como profesora, dice Ana Laura Pérez que la universidad pública “fue y es para mí un orgullo enorme. Mucho de lo mejor que tenemos como comunidad y como personas. Un espacio donde a través de la crítica, el pensamiento y el debate trascendemos nuestra experiencia humana. La naturaleza de la universidad es contraria al adoctrinamiento. Por eso son justamente los regímenes autoritarios y violentos los que se obsesionan con empobrecerla y dominarla. ¿Kiosco? ¿Se estará refiriendo al salario? ¿Casta? ¿Hablará de trabajadoras y trabajadores? Qué confuso…”, expresó. Jorge Accame. Jorge Accame es poeta y narrador. Desde 1982, vive en San Salvador de Jujuy donde es profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy. “Transitamos un tiempo desconcertante en el que hay que defender lo obvio. Políticas públicas conquistadas a lo largo de los años y que benefician a toda la comunidad son cuestionadas y atacadas. Aunque parezca increíble se las debe defender de ráfagas de insultos irracionales que con frecuencia suenan a maniobras distractivas”, opinó. Accame recibió además del Premio Konex 2004, becas de la Fundación Antorchas para participar del Programa Internacional de Escritura en la Universidad de Iowa (Estados Unidos), del Fondo Nacional de las Artes, del Instituto Nacional del Teatro y de la Fundación Guggenheim. Sobre esa formación acompañada, recordó: “Enseñé más de treinta años en la universidad pública. Borges refiere en algún texto que la cultura proviene de un invento griego: la conversación, actividad que acepta las curiosidades y las opiniones del otro, que aplaza certezas y admite dudas. La universidad pública es un ámbito fundamental para esa conversación infinita, democráticamente provee instrumentos que permiten continuar explorando y transmitiendo conocimiento”. Caminar acompañada También la escritora Márgara Averbach tiene una carrera literaria notable que circula en paralelo a una carrera docente: es doctora en Letras y traductora. Hoy, dijo, estará en la marcha acompañada: "Vamos muchos de mis amigos de distintas procedencias y distintas edades. Hay que defender a la universidad de este evidente intento de acabar con la gratuidad de la educación pública, eso que tuvimos desde el siglo XIX y que siempre nos distinguió como país. Hay que defenderla porque la educación pública gratuita es uno de los pocos mecanismos de igualdad que seguimos teniendo". Márgara Averbach. Foto Télam. Autora de clásicos como Los que volvieron que es White Raven desde 2017, Averbach tradujo más de setenta novelas y es crítica literaria en medios de comunicación. Para ella, dijo, "la universidad tiene una enorme pluralidad de voces (a diferencia de lo que pasaba cuando yo estudié en dictadura). Y como hay una multiplicidad de voces, los que estudian pueden ver y mirar desde distintos puntos de vista y aprenden a pensar por sí mismos". Averbach recuerda a una mujer que conoció en la infancia: Trabajaba de mucama cama adentro y tenía un hijo. Ese chico estudió en la UBA y fue médico. Y eso cambió profundamente a la familia entera", rememora. Por eso, define a la educación pública como una marca argentina. No podemos, no debemos perderla". Daniela Barbieri Daniela Barbieri es socióloga por la Universidad de Buenos Aires y magíster en Comunicación Política por George Washington University. Se especializa en investigación en opinión pública y estrategias de comunicación para campañas electorales y lleva más de diez años asesorando a gobiernos e instituciones en la Argentina y en América Latina. "Para mí, en primer lugar, la universidad pública, por sobre todas las cosas, es la expresión de los valores democráticos y de la pluralidad de ideas, que se construye a través de la libertad de cátedra, a través de la tradición de participación política, y también por el sistema de co-gobierno que las caracteriza", expresó. Barbieri dirige el Observatorio Pulsar de la Universidad de Buenos Aires y ha sido reconocida por sus investigaciones y trabajos por Alice, premios Eikon y Napolitan Victory Awards. "Las universidades públicas son principalmente un patrimonio colectivo. En algún punto el guardapolvo blanco como insignia y la gratuidad educativa son parte de un contrato social de los argentinos. Son un entramado tanto de trabajadores que las sostienen todos los días, de familias enteras que apuestan por el desarrollo de sus hijos, de comunidades que día a día se benefician con el impacto y el círculo virtuoso que esas instituciones construyen en cada uno de los territorios",puntualizó. Jimena Néspolo. Poemas y papers Jimena Néspolo combina dos universos que parecen distantes: la poesía y la investigación científica en el Conicet. En el año 2003 se doctoró en Letras en la Universidad de Buenos Aires y publicó los poemarios: Papeles cautivos y La señora Sh. Dirige la revista Boca de Sapo y consideró que "hay que defender la universidad frente a una política de desfinanciamiento que busca destruir y poner de rodillas al sistema científico y universitario argentino. Milei le teme al pensamiento, por eso ha desatado esta cruzada contra la educación pública: porque sólo la reflexión es capaz de desarmar las consignas falsas sobre las que la derecha mundial impulsa su bolsa de negocios, en un juego de fuerzas en la que él es apenas un triste bufón". Carlos Ríos, escritor. Carlos Ríos es escritor, editor y profesor en Historia del Arte. Publicó más de veinte libros, entre ellos Manigua, Hikikomori argentino, Cuaderno de campo, Perder la cabeza, entre otros. Desde la coste bonaerense, el autor aseguró que vendrá a Buenos Aires a marchar: "Voy a estar en la plaza, con mi hija que también es universitaria, y creo que hay que defenderla del autoritarismo y de la crueldad". Ríos recordó que en el gobierno actual, hay funcionarios y funcionarias que estudiaron en la universidad pública "y no creo que desconozcan el valor de la educación pública en la Argentina. Quiero creer que sus declaraciones son más un impacto político que no tiene un valor de verdad. Yo creo que la universidad pública es diversidad, es debate, es pensarnos como país, en comunidad, en un colectivo súper diverso, integrador. Y eso tiene que ver también con la historia argentina de las puertas abiertas a esa diversidad siempre enriquecedora", agregó. Un patrimonio de todos María Rosa Lojo está celebrando ahora mismo: el 10 de mayo le será entregada la Declaración de Interés Legislativo para la Comunicación y la Cultura al libro de narrativa Lo que hicieron ahí, su novela más reciente. Pero antes de eso, dijo, marchará. "La universidad pública es un bien y un patrimonio de toda la comunidad, de toda la sociedad argentina y de todos los hombres (y mujeres) de buena voluntad que quieran habitar nuestro suelo, como dice la Constitución. Lo que se defiende tiene un inmenso valor. Es nada menos que la posibilidad de acceder a una educación superior de calidad sin que la falta de recursos económicos sea una barrera", explicó. María Rosa Lojo. Foto: Rafael Yohay/ Prensa Corregidor Lojo tiene una historia en la que la universidad es determinante y ella misma la recordó: "Los padres y abuelos de muchos de nosotros llegaron a la Argentina con la esperanza de que sus descendientes pudieran alcanzar esa educación profesional que les había estado vedada, por diversas razones, en sus países de origen. La “educación popular” (así la llamaba Domingo F. Sarmiento) en todos los niveles, fue una llave de la “movilidad social”, uno de los fundamentos para la construcción de esa amplia base de clase media que caracterizó nuestra sociedad en sus mejores días". Autora de imprescindibles como La pasión de los nómades, La princesa federal y Las libres del Sur, Lojo consideró que "la educación pública universitaria está al servicio del pueblo desde el momento en que abre sus puertas a todos por igual, y le reintegra a la sociedad lo invertido, a través de sus nuevos profesionales. Desfinanciar la Universidad, arrinconar y erosionar la docencia y la investigación, solo servirá para mermar los recursos intelectuales de nuestro país y empujará a los profesionales ya formados a buscar otros horizontes fuera de él". Federico Lorenz. Foto Guillermo Rodriguez Adami. Federico Lorenz es historiador, docente de docentes, tal vez el mayor experto en Malvinas, por lo que dirigió el museo que se les dedica en el predio de la Esma. "Voy a participar de la marcha, que es en defensa no solo de la universidad –por los recortes presupuestarios que se le han aplicado–, sino por el permanente bombardeo para desprestigiarla y construir una imagen que muy poco tiene que ver con lo que sucede y con el impacto que tienen en la vida de la sociedad argentina", opinó. Lorenz es investigador del Conicet, doctor en Ciencias Sociales y se formó en la Universidad Nacional de Luján: "Para mí, la universidad es una posibilidad de crecimiento y de formación. También es las posibilidades concretas de ser en gran medida quien soy hoy como profesional, como docente y como persona. Buena parte de mis mejores amigos, mis discípulos, mi producción tiene que ver con mi paso por las universidades", expresó. Estado de alerta "La educación siempre implica tensión, un cierto estado de alerta, porque todo atenta contra el pensamiento: no solo las deficiencias económicas, también las voluntades de dominación político partidarias, los intereses comerciales, la desidia de la sociedad, las redes sociales, las dinámicas elitistas, hay una infinidad de cosas que van en la dirección opuesta al pensamiento crítico", dijo la escritora Natalia Zito, que además es psicóloga graduada en la UBA. Natalia Zito. Foto Juano Tesone Con respecto a la marcha, la autora consideró que "una de las formas más sólidas de cuidar y defender la educación pública (la educación en general) es mantener vivo el pensamiento crítico, trabajar para la emancipación intelectual de la que hablaba Jacques Rancière. Que seamos capaces de aportar y favorecer miradas diversas, debatir en la tensión de la diferencia, trabajar para que en ese encuentro se generen nuevos pensamientos. Más que adhesiones necesitamos nuevos pensadores, multiplicar las posibilidades de pensar y encontrar muchas y diversas maneras de abordar los problemas educativos, entre otros". Para Zito, la UBA es indispensable: "Sin lugar a dudas, pienso que la solidez de la defensa puede radicar en admitir que hay una infinidad de cosas por mejorar y exigir que el Estado garantice el sostén lógico y necesario para revisar y mejorar. La naturalización de los sueldos históricamente irrisorios de los docentes universitarios, por ejemplo". Y agregó: "La universidad pública es indispensable para soñar con una sociedad más madura que sea capaz de sostener debates, pensar colectivamente, preparar a los jóvenes en la cultura del pensamiento crítico". Emblema del ascenso social También en el universo de Guillermo Martínez conviven dos lenguajes que parecen contrapuestos: el de la literatura y el de la matemática. Autor de Acerca de Roderer, Crímenes imperceptibles, La muerte lenta de Luciana B. o Los crímenes de Alicia, entre otros, se crio en su ciudad natal, Bahía Blanca, y estudió en la Universidad Nacional del Sur donde se graduó como Licenciado en Matemática en 1984, para luego doctorarse en la UBA y avanzar en estudios posdoctorales en la Universidad de Oxford, Inglaterra. "Es difícil discutir con lo que dice el presidente Millet, porque dice cosas tan disparatadas que las discusiones se vuelven un poco absurdas", consideró. El escritor y matemático argentino Guillermo Martínez . EFE/ Quique García "Por supuesto, la universidad es un terreno de discusión pública y, por lo tanto, de diferentes políticas –explicó–. Adhesiones, rechazos, asambleas, manifestaciones, luchas estudiantiles, eso hace a la vida universitaria –explicó–. Ahora, de allí a pensar que un docente puede adoctrinar a gente adulta, alumnos que trabajan, que están ya formados y que tienen su propia relación con el mundo, es desconocer absolutamente la dinámica de lo que son las clases y lo que es la educación superior". Para Guillermo Martínez, la universidad pública "es quizá el emblema más importante de lo que significa el ascenso social a través de la educación. Me parece que es una instancia casi milagrosa que tuvimos en la Argentina que no está en otros países y que permite a gente que nació, por las injusticias del azar, en el seno de familias con pocos recursos la posibilidad de estudiar". Kioscos y salarios miserables Exilart La escritora Gabriela Exilart no es de asistir a manifestaciones. "Estoy de acuerdo con una marcha en defensa de la universidad pública como con cualquier marcha que se haga siempre dentro del respeto y que se permita al que no marcha trabajar y circular", explicó. En este caso, agregó, está de acuerdo con que se solicite un aumento del presupuesto. Lo dice como protagonista: ella misma es docente de la universidad pública, y tras 28 años de antigüedad, su salario es de $159.392,75. "Obviamente nadie puede vivir de la docencia", puntualizó y es su caso, ya que es abogada de profesión. La escritora Gabriela Exilart en el Museo Decorativo. Foto Maxi Failla Sin embargo, también consideró que "hace falta un control de a dónde va ese presupuesto, por más que la universidad sea un ente autárquico" y denunció la existencia de kioscos: "Lo he vivido y hablo por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata, que es a donde yo pertenezco, donde estudié, donde me recibí y donde soy docente. Para mí la universidad pública es un derecho que no tenemos que perder. Estudié ahí, mis hijos estudian ahí. Creo que es necesario, porque un pueblo necesita cultivar su mente, abrir sus horizontes. Necesitamos profesionales idóneos y capaces. Y sostengo la universidad pública, la voy a sostener siempre". Para ella, fueron días felices tanto el de su graduación como el que acompañó a su hijo mayor a inscribirse en una carrera. "Y un día de mucha decepción y que tiene que ver con estos kioscos a los que hacía referencia –aclaró–, fue el día que concursé por segunda vez en el 2014, gané con orden de mérito por sobre un compañero de cátedra que era juez, pero cuando se tuvieron que otorgar las horas, a mí no me las dieron. Hace diez años que estoy cobrando la mitad del sueldo que debería cobrar porque no pertenezco a ninguna cofradía y no milito, no tengo apoyo", completó. Construcción comunitaria La escritora Gloria Peirano marchará mañana, dijo, porque "lo que hay que hacer es defender la universidad pública de las políticas de desfinanciamiento salvajes que ponen en peligro su existencia misma". Autora de Miramar y La ruta de los hospitales, para ella "la universidad pública es un espacio de construcción comunitaria entre docentes, nodocentes, estudiantes y graduados y, como todo espacio de construcción comunitaria, es un espacio de construcción política, por eso yo creo que es fuertemente atacada", explicó. Gloria Peirano. FOTO JUAN MANUEL FOGLIA Peirano es, además de escritora, profesora Titular de Morfología y Sintaxis en la carrera Licenciatura en Artes de la Escritura de la UNA: "Justamente lo que nunca se hace en la universidad es adoctrinar, porque la universidad ejerce permanentemente el pensamiento crítico. Esto significa un respeto absoluto por las ideas de cada estudiante y también la idea de que la construcción de una clase es entre todos porque lo que se pone en juego ahí precisamente es la elaboración común", señaló. El nombre de Tali Goldman comenzó a sonar más como consecuencia de su primer libro de cuentos titulado Larga distancia, publicado en 2020. Para ese momento, llevaba años trabajando como periodista en distintos medios y ya tenía otro libro en la calle: La marea sindical. Pero ese primer paso en la literatura la hizo feliz y tiene que ver con la universidad pública: "Mi tesis de maestría de la Universidad Nacional de Tres de Febrero se convirtió en mi debut en la literatura, es decir, que ese primer paso es consecuencia directa de mi paso por la universidad pública", recordó. Goldman es politóloga por la Universidad de Buenos Aires y se dedica al periodismo en medios como Revista Anfibia y Gatopardo. "Javier Milei está siguiendo exactamente a rajatabla el modelo de país que él considera apropiado. No se puede decir que no lo haya advertido", recordó. Tali Goldman / foto Telam

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