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» Jujuy al momento
Fecha: 20/04/2024 05:50
La lucha de egos y la falta de cohesión interna han dejado al descubierto la ausencia de un liderazgo unificado y la carencia de propuestas concretas para abordar los desafíos que enfrenta el país. Los rostros y las voces que emergen desde las altas esferas del Partido Justicialista parecen estar desconectados de la realidad que atraviesa la sociedad, repitiendo discursos desgastados y carentes de originalidad. Esta situación se agrava aún más cuando quienes ostentan estos liderazgos, ya sean antiguos o emergentes, se resisten a someterse a revisiones internas y a proyectar un futuro sostenible para el movimiento. Un ejemplo reciente de esta dinámica disfuncional se evidenció con las declaraciones del ex referente camporista Andrés 'Cuervo' Larroque, quien salió en defensa del gobernador Axel Kicillof. Si bien es importante respaldar a los líderes del partido, las críticas lanzadas hacia aquellos que disienten con la gestión gubernamental y las cuestiones públicas hacia otros dirigentes no hacen más que profundizar la división interna y la desconfianza externa. Este patrón se repite con otros actores del kirchnerismo desencantado, como los intendentes Jorge Ferraresi y Mario Secco, el ex funcionario Aníbal Fernández y el sindicalista Hugo Yasky, quienes se suman a esta dinámica de confrontación sin aportar soluciones constructivas. Es evidente que el PJ se encuentra en un momento crítico de su historia, donde la falta de unidad y la ausencia de un proyecto político claro lo alejan cada vez más de las aspiraciones y necesidades de la sociedad. Si no se produce un cambio de rumbo urgente, el partido corre el riesgo de quedar relegado en el panorama político nacional, incapaz de ofrecer respuestas efectivas a los desafíos del presente y del futuro. La contienda dentro del peronismo argentino sigue su curso, y esta vez los dardos apuntan directamente hacia Máximo Kirchner, hijo de la emblemática líder Cristina Fernández de Kirchner. Si bien los ataques son velados hacia CFK, el foco principal recae en Kirchner Jr., cuya relación con Axel Kicillof ha sido históricamente tensa. A pesar de haber sorteado recientemente un intento de desplazamiento al frente del PJ bonaerense, la amenaza de futuros embates parece inminente. La respuesta defensiva provino de dos figuras prominentes de La Cámpora: el senador Mariano Recalde, reelegido como presidente del PJ capitalino, y Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes. Sin embargo, ni Máximo ni su madre ha emitido declaraciones al respecto, incluso en forma escrita. Los líderes de diversos sectores del peronismo, tanto afines como contrarios a CFK, señalan con claridad que estas disputas públicas, y las que se llevan a cabo en privado, tienen como objetivo principal determinar quién controlará la confección de las listas legislativas para el año 2025. En esencia, se trata de debilitar el poder de Cristina Fernández de Kirchner en la toma de decisiones partidarias. Esta lucha por el control de la lapicera para la elaboración de las listas electorales no se limita únicamente a la provincia de Buenos Aires, sino que se extiende a nivel nacional. La reciente debacle del justicialismo en las provincias, evidenciada por la pérdida de numerosos distritos que antes gobernaban, motiva a varios mandatarios y aspirantes a tomar distancia del liderazgo de CFK. Este gesto de independencia ha sido sugerido en repetidas ocasiones en los últimos años, y es probable que finalmente se concrete en el futuro cercano. La incertidumbre persiste en cuanto a cuál será el desenlace de esta disputa interna en el peronismo argentino. ¿Prevalecerá el status quo, o veremos un cambio significativo en el liderazgo y la dirección
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