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  • “La vamos a pasar mal todos”. Un diagnóstico difícil la desmoronó, pero la frase de un médico le hizo recuperar la esperanza

    » La Nacion

    Fecha: 20/04/2024 03:22

    A Gabriela le diagnosticaron una enfermedad oncológica, se sintió devastada y se enojó con el mundo, hasta que recibió un reproche de uno de sus doctores que la hizo cambiar de actitud Alejandro Gorenstein PARA LA NACION Escuchar Una noche hacia finales del 2004, con 29 años, mientras se colocaba una crema, Gabriela Ardia se palpó dos “bultitos” en el cuello. No pasó mucho tiempo hasta que eso se había transformado en algo mucho más grande: un Super Ganglio, como ella misma lo describe. Gabriela no dejó pasar tiempo y deambuló por diferentes consultorios médicos y todos los especialistas (clínicos y endocrinólogos) palparon un nódulo en la tiroides. “Me llenaron de estudios, de ecografías y de punciones y como ningún resultado arrojaba nada, estimaron que ese ganglio podría ser una especie de defensa del nódulo. Por eso indicaron sacar la tiroides y, al operarme, cuando abrieron, encontraron un montón de ganglios inflamados”, rememora. Luego de la intervención, le tomaron muestras de lo que le habían extraído y la Anatomía Patológica le puso nombre y apellido a su enfermedad: Linfoma de Hodgking. “El tiempo que tomaba en pasar la medicación pasó a ser un tiempo de charlas amenas con mi mamá, con mi novio, con los enfermeros, con los médicos y hasta llegó a ser el momento de la manicure. No voy a decir que no había dolores, pero se pasaban”. “El mundo se detuvo, se me vino todo abajo, lloré mucho y me enojé. En el momento sentí que me desmoronaba íntegramente”. Esta noticia es terrible, estoy devastada –le dijo Gabriela a su oncólogo. Es un Hodking, esto se cura –la intentó tranquilizar el especialista. “Si venís con actitud mala, la vamos a pasar todos mal” Gabriela cuenta que empezó la quimioterapia llorando, dolorida y peleándose con cuanto médico se le cruzara en su camino. Hasta que un día un doctor le dijo una frase que cambió 100% su postura a la hora de realizar el tratamiento. “Si venís con actitud mala, la vamos a pasar todos mal: vos y los que trabajamos sobre vos. No vas a poder evitar que las cosas sucedan, pero si cambiás tu predisposición va a pasar igual, pero va a ser mucho mejor”. A partir de ese momento cambió su actitud y su predisposición y de esa manera transitó las seis quimios del tratamiento. Esas palabras habían sido un antes y un después. Gabriela contó con el amor incondicional de su familia y de sus amigos que en ningún momento la dejaron sola. “El tiempo que tomaba en pasar la medicación pasó a ser un tiempo de charlas amenas con mi mamá, con mi novio, con los enfermeros, con los médicos y hasta llegó a ser el momento de la manicure. No voy a decir que no había dolores, pero se pasaban”. Lecciones En el momento más difícil de su vida Gabriela comenzó terapia y cuenta que ese ida y vuelta con su terapeuta fue un gran apoyo en medio de todo el tratamiento, como así también el amor incondicional de su familia y de sus amigos, que en ningún momento la dejaron sola. “La enfermedad me enseñó que la vida hay que bailarla con el ritmo que ella decida poner y siempre transitarla con buena predisposición”, dice Gabriela. A raíz de toda su experiencia, Gabriela decidió compartir su experiencia en @wikicancerarg porque está convencida que este tipo de experiencias hay que contarlas para sacar los miedos, los fantasmas y los mitos que hay en torno a la palabra cáncer. “Hay que contarles a las miles de personas que están atravesando esta enfermedad que se sale, que se puede. Animarlos a transitar el camino hacia la cura, contarles que todo pasa y empieza a ser historia. Y si contando mi experiencia le arranco a alguna que lo está viviendo una sonrisa y le doy esperanza, misión cumplida. Y si contando mi experiencia hago que alguna se anime y se haga los estudios de rutina voy a estar muy feliz”. “Tengo a mi familia, tengo salud, entra aire a mis pulmones. Florezco día a día". Una visión distinta de la vida A las personas que se encuentran transitando una enfermedad oncológica, Gabriela les diría que transiten el momento con buena predisposición, que se apoyen en su familia y “que se caiga el pelo, estén ´chupadas de cara´, pálidas o flacas no son la enfermedad, es el tránsito hacia la cura. Y cuando termine todo, se van a sentir como locomotoras, fuertes, grandiosas, bellas y, sobre todo, con una visión distinta de la vida”. A la hora de hablar de lo que quiere para su futuro, Gabriela sueña con vivir plenamente, en paz, ver a su hijo hecho un hombre grande y de bien. “Tengo a mi familia, tengo salud, entra aire a mis pulmones. Florezco día a día, siento que no le debo nada a la vida y ella tampoco me debe a mí. Así que caminamos juntas y bailamos al mismo ritmo”.

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