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  • Felipe Senillosa: ingeniero y topógrafo, enseñó matemáticas y se convirtió en un próspero hacendado

    » Infobae

    Fecha: 20/04/2024 03:07

    Español de nacimiento, adoptó la ciudadanía argentina. Fue el iniciador en el país de una tradicional familia Cuando el español Felipe Senillosa fue liberado por los franceses, puede decirse que comenzó su calvario. Había nacido en Castellón de la Plana el 26 de mayo de 1790, y a los 13 años ingresó a la Universidad de Alcalá de Henares. En 1808, cuando Napoleón Bonaparte invadió el país, debió interrumpir su formación y junto a un centenar de hombres tuvo que ponerse a órdenes de José Rebolledo de Palafox, quien resistía a los franceses en la ciudad de Zaragoza. Senillosa fue ascendido a teniente de Cazadores Walones y por sus conocimientos universitarios, fue agregado al grupo de ingenieros. Una de sus misiones fue el de fortalecer el castillo de Aljafería, que había sido construido por los musulmanes en el siglo XI. Allí, durante cuatro meses, combatió hasta que debieron rendirse a los franceses. Junto a otros españoles, fue enviado prisionero a Nancy, una ciudad del norte francés. Allí, mientras estuvo encerrado, escribió un Tratado de Mnemónica o Arte de fijar la Memoria. Por esos tiempos, junto a su amigo Angel Calderón de la Barca publicaría “Un paseo por Madrid”. Pastora Botet, su esposa. Fue miembro por muchos años de la Sociedad de Beneficencia Más afín a las ideas republicanas, en lugar de regresar con su gente a España, se enroló en el ejército francés con el que participó en campañas militares en el norte de Europa. Peleó en Silesia, Sajonia y Holanda y estuvo en batallas memorables, como la de Leipzig. Cuando Napoleón fue derrotado, regresó a su país, donde fue tratado con hostilidad, por su colaboración con los franceses. Senillosa estimó que lo más prudente era dejar el país y viajó a Londres, donde conoció a Bernardino Rivadavia, Manuel Belgrano y Manuel de Sarratea, que estaban en misión diplomática. Ellos, al saber de sus conocimientos en matemáticas e ingeniería, le propusieron instalarse en Buenos Aires para que participase de obras y que, de paso, enseñase matemáticas, en una ciudad donde todo estaba por hacerse y se necesitaban profesionales y profesores. Con una carta de recomendación de Manuel Belgrano para el director supremo Ignacio Álvarez Thomas, sus libros e instrumentos, hizo su presentación en sociedad en el Río de la Plata. Con 25 años cumplidos, apenas llegó a Buenos Aires se hizo ciudadano argentino y debido a su formación intelectual, se lo recibió con los brazos abiertos. Lo primero que hizo fue fundar un periódico mensual, Los Amigos de la Patria y de la Juventud, del que solo se publicaron seis números, entre noviembre de 1815 y mayo de 1816. Se había propuesto ilustrar al lector con textos que no lograron despertar interés y quiso imprimirle un afán didáctico que, al decir de Enrique de Gandia, era más de lectura para los hogares que para los políticos. Apenas llegó al país, Senillosa editó un periódico, el que no tuvo mucho eco entre los porteños Pero el hecho de editar un periódico puso su nombre en el candelero y comenzó a ser conocido. El 3 de febrero de 1816 se lo nombró director y preceptor de la Academia de Matemáticas, en momentos en que escaseaban buenos maestros, y ni qué decir de libros especializados. La academia se creó el 20 de enero de 1816 y al año se le fusionaría la academia de matemáticas que funcionaba en el Consulado. Abrió sus puertas a partir de 1817 en una casa sobre la calle Defensa, entre México y Venezuela, donde se formaba “toda clase de ingenieros de tierra”. Avelino Díaz pasó a la historia como el primer profesor de ciencias exactas egresado de un establecimiento argentino. Al tiempo, dirigía todas las academias que existían en la ciudad. Tuvo buena aceptación su plan de educación que presentó al año siguiente junto a su Gramática Castellana, un libro de 72 páginas, que había escrito en España cuatro años atrás. Además de dirigir la Academia de Matemáticas, luego sería docente en la Universidad de Buenos Aires El 30 de octubre de 1817 se incorporó a la Sociedad del Buen Gusto del Teatro, una entidad creada para velar por la calidad de las obras que se representaban, y a comienzos de 1818 comenzó a trabajar en la Comisión de Caminos. Dirigido a la juventud, editó un Tratado de Aritmética, condensado en 24 lecciones, que se vendía a un peso, y a siete reales el ejemplar en rústica. En sus artículos en los diarios El Argos y La Abeja Argentina desarrollaba temas de ciencia, meteorología, agricultura, pesos y medidas, y también solía publicar poesías. Años después, por su actividad literaria, fue incorporado como miembro de la Real Academia de Buenas Letras, de Barcelona. En 1817 se casó con Pastora Botet, una chica de entonces 17 años, quien tendría un papel relevante en la Sociedad de Beneficencia a partir de 1830. Tuvieron cinco hijos: Sofía, Elvira, Carolina, Pastor y Felipe. Fueron muy concurridas las tertulias que organizaba en su casa. El 25 de junio de 1821 Senillosa fue nombrado catedrático de Geometría Descriptiva en la Universidad de Buenos Aires, el 24 de septiembre de 1824 pasó a integrar la Comisión Topográfica de la Provincia de Buenos Aires y también trabajó para particulares. Entre junio y julio de 1825 integró, junto al hacendado Juan Manuel de Rosas, la expedición que trazó la línea de frontera y sirvió para mensurar tierras que el futuro gobernador había comprado en la zona de Camarones. Senillosa integró expediciones encabezadas por Juan Manuel de Rosas para demarcar la frontera con el indígena, gracias a sus conocimientos en topografía Junto a Lavalle y al propio Rosas volvió a salir en misión para demarcar nuevos territorios. La participación de Rosas era clave, debido a su buena relación con muchas de las tribus. Con Senillosa se planearon dos líneas de fortines: una del Volcán a cabo Corrientes con puestos intermedios en la Laguna de los Padres, laguna Brava y arroyo Negro; la otra desde Tandil a Tapalquén, con fortines intermedios en el arroyo Chapaleufú, en el arroyo de los Huesos y en el arroyo Dulce. Llegó a conocer la campaña bonaerense como la palma de su mano. Gracias al sistema de enfiteusis (donde el Estado cedía tierras por tiempo determinado para su explotación a cambio de un canon), implementado por Bernardino Rivadavia, se transformó en un próspero hacendado, arrendando unas 35 mil hectáreas. Más adelante, adquirió tierras cerca del Salado, y miles de hectáreas en la zona de Pila y Ayacucho. Según describe Roy Hora, el campo no fue su única unidad de negocios. Poseía en la ciudad un comercio de venta de artículos importados, explotaba un saladero, varias pulperías en el interior de la provincia y había adquirido propiedades en la ciudad. El 26 de junio de 1826 fue designado primer ingeniero del Departamento Topográfico y en enero de 1828 se hizo cargo de su dirección. Eran tiempos en que comenzó a cobrar importancia el enorme territorio bonaerense en poder del indígena y Senillosa fue uno de los protagonistas de ese proceso de conquista del territorio. También actuó en política. En las elecciones del 22 de julio de 1827 fue electo diputado en la Sala de Representantes, y reelecto en 1832 y 1838. A pesar que se opuso a votar las facultades extraordinarias a Rosas, mantuvo una sólida amistad con él. Los Senillosa vivían en una casa sobre la calle Belgrano, entre Balcarce y Defensa, y tenían una quinta en Barracas sobre la la entonces Calle Larga, actualmente Montes de Oca y Aristóbulo del Valle, sobre la que su dueño sentía especial predilección. Fue el impulsor en implementar el sistema métrico decimal y escribió una memoria sobre Pesos y Medidas. Sostenía la necesidad de aplicar el metro y el kilo, tal como se venía usando en Francia. También incursionó en la construcción. Estuvo involucrado en el levantamiento de la parroquia de Chascomús, en las iglesias de San José de Flores y la de la Guardia del Luján. Dirigió la reparación de la torre norte de la iglesia de San Ignacio, ideó un canal que comunicaba el Riachuelo con el arroyo Maldonado, diseñó el paseo de la Alameda y proyectó una gran muralla para evitar que la ciudad se inundase cuando crecía el río. En 1856 el Instituto Histórico-Geográfico del Río de la Plata lo eligió miembro de número, año en que fue nombrado ingeniero inspector del Departamento Topográfico. Falleció el 20 de abril de 1858 en su quinta de Barracas, dejando una descendencia que continuaría haciendo historia en el país. Fuentes: Roy Hora: La elite social argentina del siglo XIX. Algunas reflexiones a partir de la historia de la familia Senillosa; colección Los Amigos de la Patria y de la Juventud; Uquiza Almandoz: La cultura de Buenos Aires a través de su prensa periódica; Enrique Puccia: Barracas. Su historia y sus tradiciones; Archivo General de la Nación.

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