Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La Bailadera, una fiesta inclusiva en la que sólo importa divertirse

    » La voz

    Fecha: 20/04/2024 01:14

    Llueve en el Centro de la ciudad de Córdoba. Es una siesta de sábado y el tiempo quizás no es el ideal para salir de fiesta. Sin embargo, a un grupo de jóvenes y de adultos que bailan sin parar al ritmo del cuarteto y otros ritmos que invitan a moverse sin disimulo, “las inclemencias del clima” parecen no importarles. La Bailadera es un evento que tiene ya unos 15 años desde su primera edición. Surgió como una idea de varios acompañantes terapéuticos (AT) y profesionales de distintas áreas para que los chicos y las chicas con distintos tipos de discapacidad tengan una propuesta de diversión en la que el baile sea lo más importante. Johnny Ochoa es el DJ de La Bailadera y está orgulloso de tener esa responsabilidad. En la pista se mueven sin parar casi todos los que llegaron desde distintos puntos de la Capital y ciudades del Gran Córdoba para participar de este evento que este año se hace una vez por mes en el centro cultural Graciela Carena, perteneciente a la Cofradía de la Merced, en pleno Centro de la ciudad de Córdoba. Pablo tiene 34 años y llega con una sonrisa gigante a saludar a Matías, de 36, quien está sentado al pie del escenario del espacio cultural. Charlan sobre la fiesta y lo lindo que se puso el evento que esperan contando los días desde que se apaga la luz y se corta la música del que le precede. “Somos compañeros en la Fundación Pueblo Nuevo, nos conocemos desde hace muchos años y disfrutamos de ser amigos y de esta fiesta”, dice Pablo, quien no para de moverse mientras habla con su amigo y con el equipo de La Voz. Sofía está feliz y corre de aquí para allá batiendo sus palmas. Hoy celebra sus 28 años y su papá, Jorge Manfredi, le regaló una torta para que compartiera con sus amigos de la fiesta. Suben al escenario todos los que cumplen años en abril y todos entonan el clásico “cumpleaños feliz”, que termina con un largo aplauso. Matiné para personas con discapacidad. Lugar Centro CUltural Maria Carena. (José Gabriel Hernández/La Voz) Un viaje de integración José Rebollo tiene 47, es profesor de Educación Física y acompañante terapéutico. Tiene una larga historia de trabajo en instituciones educativas para personas con discapacidad, y eso está en su ADN familiar. Su hija, Zenda, creció al lado de experiencias junto a chicos y a chicas con discapacidad, y hoy estudia psicología y acompaña al grupo que lleva adelante las “bailaderas”. “Vengo a esta actividad desde hace 10 años y después de la pandemia me sumé al grupo organizador”, dice este profe que tiene la remera con el logo de la fiesta. “Esto surge de una necesidad que se dio a partir de que las personas con discapacidad, cuando ya son adultos, se quedan sin espacios recreativos para relacionarse. Están en la casa con los padres, que también son adultos, y no salen porque en muchos casos no son autónomos para decidir y poder moverse. Este espacio genera un lugar para ellos de diversión, ocio y esparcimiento”, agrega José. “Chucho, Chucho”, grita uno de los chicos que ingresa al centro cultural para pasar un buen rato. Es Hernán Davico, pero casi nadie sabe su nombre, el que figura en el DNI. Matiné para personas con discapacidad, en el Centro Cultural María Carena. (José Gabriel Hernández/La Voz) Chucho es uno de los fundadores de esta movida que ya lleva 15 años en Córdoba. Y cuenta: “Cuando estudiábamos para ser acompañantes terapéuticos, conocimos un movimiento que hubo en Córdoba: la Fundación Padres y los Autogestores. Era un grupo de padres que generaron un espacio para que sus hijos se gestionaran sus necesidades”, dice. Y entre las actividades que se promovieron, estuvo la matiné o el boliche dedicados específicamente a los jóvenes y los adultos con discapacidad. “Cuando esos papás empiezan a faltar, tomamos la posta nosotros, porque pasaban los años y no había nada parecido que surgiera”, acota Chucho. “Este es un lugar en el que ellos se pueden encontrar habitando un espacio cultural en su situación de discapacidad y es una actividad que les ayuda muchísimo”, afirma y agrega: “Las instituciones se han especializado tanto en las necesidades de los pibes que estos pasan su vida entera dentro de ellas. Y estos espacios sirven para que se encuentren, se conozcan, generen experiencias genuinas desde otro lugar”. Babi Kohan hace unos años que colabora con el grupo organizador y tiene muy claro lo que se genera en la Bailadera. “Es un espacio necesario para la diversión. Hay personas que asisten siempre, no se pierden una fiesta y están esperando el día para venir”, dice. Mauricio viene cada vez que hay fiesta. “Siempre trae un look muy bueno”, asegura Babi. Además, Mauro es un fanático del conductor radial Rony Vargas y, cada vez que pasa cerca de la cámara o del periodista de La Voz, le manda un saludo a su ídolo. Mauricio viene desde Pilar para ser parte de esta fiesta que le encanta tanto como bailar. “Para ellos es muy importante este espacio. Se compran ropa, se visten especialmente para venir y compartir una tarde de alegría”, señala Babi. Antes del salón de baile, hay una boletería donde se compra la entrada, que tiene un costo de $ 3 mil, con la advertencia de que no es excluyente, ya que todo el que quiera puede entrar. Además, funciona un bufé donde se preparan los cafés y se entregan gaseosas y cosas ricas para comer. Los papás y los miembros de la familia no ingresan al salón y esperan afuera. En el espacio, los chicos están solos, junto con los asistentes terapéuticos y animadores. Rodrigo Zechini, otro de los asistentes más asiduos a este evento, es diseñador gráfico y tiene a su cargo el armado de los flyers del evento. Matiné para personas con discapacidad, en el Centro Cultural María Carena. (José Gabriel Hernández/La Voz) El baile de la amistad “Beso a beso, me enamoré de ti”. El popular tema de La Mona Jiménez explota en los parlantes y el baile parece llegar a su punto más alto. Hay grandes rondas de bailarines y parejitas que la “descosen” con la danza más popular de Córdoba. “Acá también surge el amor, como en cualquier boliche, como en cualquier espacio de la vida donde está la diversión como eje”, dice José Rebollo. Ahí cerquita están Javier (31) y Jimena (30), una parejita que se formó en esta fiesta y que no se separó nunca en toda la tarde. “Somos novios, sí”, dice Jimena y le da un enorme beso a Javier. Nadia Camilone lleva un tiempo largo como organizadora de la Bailadera. Es AT, bailarina y profesora de Educación Media. “La idea es que la población de personas con discapacidad pueda habitar los lugares y los espacios donde todo el mundo va a disfrutar de la cultura”, dice y da su visión personal de lo que le da impulso a su vocación: “Trabajar con discapacidad te cambia la vida. Se abre la perspectiva de cómo nos vinculamos, de lo afectivo, de la posibilidad de comprendernos desde múltiples formas, de comunicarlos de múltiples formas. Me enseña mucho todos los días a comunicarme diferente, a vivir diferente”. Del escondite a la vida Quienes trabajan en ámbitos de la educación y la capacitación de personas con discapacidad conocen muchas historias del pasado en las que las familias ocultaban a sus seres queridos con algún tipo de capacidad especial. “La sociedad avanzó”, dice José, quien acota: “Antes, en muchos casos, los padres se acomplejaban porque la sociedad veía a las personas discapacitadas como distintas, los dejaban en la casa. Hoy eso está cambiando porque, por ejemplo, en las escuelas están las integraciones, que son obligatorias para los establecimientos”. Lukitas Flow, uno de los artistas de la Bailadera. (José Gabriel Hernández/La Voz) Lukitas Flow, artista de cabecera Lukitas Flow es uno de los concurrentes asiduos a la fiesta de la Bailadera. Es, además, un artista urbano que lanza canciones e improvisaciones de cualquier temática. Tiene 27 años y es uno de los que siempre llega a la Bailadera para ponerle su onda. “Soy cantante de cuartetón, una mezcla de cuarteto con reguetón”, dice y agrega que también es parte del grupo Escabeche, una banda de cuarteto que ya tiene sus primeros bailes en su haber. Ticki Chávez, la jubilada que te lleva de paseo y de fiesta Ticki Chávez es docente jubilada de Educación Física. Mientras ejerció la docencia en las escuelas, siempre estuvo relacionada con la discapacidad. Asegura que le gusta trabajar con los marginales y que sólo le falta probar una experiencia en las cárceles. " Estoy jubilada y cuando dejé la escuela, me dije: ‘Qué voy a hacer ahora’. Me dijeron que había un grupo de chicos que salía los días sábados y unas compañeras me lo ofrecieron para coordinar”, afirma Ticki y dice: “Todos los sábados a la siesta nos juntamos en un punto y salimos a hacer actividades de todo tipo. Vamos al aire libre, andamos a caballo, venimos a bailar”. La docente señala que los chicos están esperando este momento todo el mes. “Hay algunos que es lo único que tienen para hacer. Los sábados a la siesta salimos para todos lados. Hemos ido algunos fines de semanas a las sierras, a una maratón, al campo y a muchos lugares”, afirma. Matiné para personas con discapacidad, en el Centro Cultural María Carena. (José Gabriel Hernández/La Voz) Hay equipo Los miembros de la organización de la Bailadera son: Nadia Nerea Camilone, Hernán Alberto Davico, Carolina Galarza Valenziano, José Rebollo, Zenda Rebollo, Claudia Ríos y Babi Kohan.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por