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» LT10 Digital
Fecha: 19/04/2024 11:38
Taylor Swift ha construido su carrera sobre la base de la honestidad: en sus canciones filtra reflexiones personales, emociones y experiencias. Su música es su vida y viceversa. Con una habilidad impresionante para dominar la arquitectura interna de la canción de pop, en concreto las melodías vocales en las que fluye ese torrente emocional, ha transformado sus letras en el espejo en el que se han mirado millones de personas de todo el mundo. Ese grado de empatía explica en buena medida la gran fidelidad de sus fans y es uno de los elementos clave del fenómeno mundial que es hoy la cantante, compositora, guitarrista y pianista estadounidense. Es un cliché que una artista presente su undécimo álbum de estudio como el más personal, o en el que desnuda más intensamente su intimidad, o en el que, como ha afirmado Taylor Swfit en redes sociales, el que "más ha necesitado" hacer: las canciones convertidas en una terapia para extirpar sentimientos dolorosos. Es un cliché, pero a nadie le va a molestar, y menos a los seguidores de la artista más importante del mundo, que esperan justo eso de ella: agitación emocional, turbación, sentimentalismo y confesiones, especialmente si se trata, como ahora, de una ruptura sentimental. Existe todo un subgénero de canciones dentro del repertorio de Taylor dedicado a los ex novios, si las reuniera en un disco tendría que ser doble CD. El nuevo disco de Taylor Swift se llama El Departamento de los poetas torturados, The Tortured Poets Department, y trata sobre su ruptura sentimental del actor Joe Alwyn, con el que mantuvo una relación durante seis años. En los meses posteriores a la separación, anunciada en abril de 2023, la artista expurgó el dolor y la confusión en estas canciones de poeta torturada que este viernes ha desvelado y que probablemente podremos escuchar en directo en sus conciertos del próximo mes. Son 16 canciones, 31 en la edición ampliada del álbum(The Anthology), con una duración de dos horas y dos minutos: eso sí que es expurgar. Pero expurgar o vomitar los sentimientos puede hacer pensar en una catarsis en caliente sin articular, un resultado temperamental hecho como sin pensar. No es el caso de estas canciones, por supuesto. Artista ambiciosa y cerebral a la que le gusta apuntalar los conjuntos de canciones con conceptos fuertes, tanto líricos como musicales, aquí despliega las composiciones en un meditado ciclo de música en el que hay valles y montañas, con una representación de todas las fases del duelo por una relación muerta. En la tarea le han ayudado dos de sus colaboradores más habituales, sobre todo Jack Antonoff, pero también Aaron Dessner (The National), que figuran como coproductores y coautores. A ratos el disco suena como el reverso intimista de Midnights, su anterior álbum de estudio, con ese pop electrónico para escuchar con auriculares, otras veces se acerca al intimismo de Evermore, pero con el estilo oscuro de su amiga Lana del Rey, y en general es simplemente Taylor Swift siendo Taylor Swift: ella es el patrón oro del pop actual y ya solo se mide consigo misma, y el dominio (la madurez) que muestra de la composición, de los arreglos y del diseño de sonido, el dominio de cada pequeño elemento y al mismo tiempo de todo el conjunto, es algo fabuloso, y esa seguridad y ese control incluso para transmitir inseguridad y descontrol es lo que la convierte cada día en Taylor Swift, una artista diferente a todas las demás.
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