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  • Rescatando a un hombre olvidado: Oscar Monesterolo

    » Hoy Dia

    Fecha: 19/04/2024 02:03

    Publicada en julio de 2018, “Nuestro Tiempo” es una antología que reúne una selección de poemas de ocho libros publicados por Oscar Monesterolo a lo largo de sus 30 años de actividad poética. Esta antología fue compilada por Paula Pizzano, con el sello de su editorial El Escarabajo Azul. Residente en Estancia Vieja, pequeña localidad vecina de Villa Carlos Paz, Paula reconoce que “la selección fue estrictamente personal, y obedece a la magia del encuentro”. Oscar Monesterolo nació en Villa María, el 23 de diciembre de 1952. Se graduó como Licenciado en Letras en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNS en 1976; trabajó como secretario de Manuel Mujica Láinez, con quien mantuvo una estrecha amistad y una convivencia muy intensa. En su compañía, realizó múltiples viajes por Europa y Medio Oriente. Entre 1969 y 1997 publicó ocho libros de poemas: “Versos de Ensueño”, “La Furia del viento”, en su etapa juvenil. Aparecen después “Medianoche en el Hombre” y “Ceremonias”, “El Bosque Milagroso”, “Poemas Egipcios” prologado por Mujica Láinez e ilustrado por Raquel Forner, y “Los Cuerpos Secretos”. En 1984, Sudamericana publica una selección de sus seis primeros libros, con prólogo de Horacio Armani: “El Prodigio y su Testigo”. “Oraciones Perdidas” y “Hoguera de Silencio”, los dos últimos, fueron editados por Alción. Oscar falleció en Pasco, en septiembre del 2000. El análisis de la obra poética de Oscar Monesterolo, descartando “Versos de Ensueño”, de pobre valor poético, comienza con una mirada al segundo de sus libros juveniles escritos entre los 18 y los 22 años, “La Furia del Viento”: Poemas impregnados de un clima mustio, asfixiante, y un sentimiento de soledad y desánimo, con algunos momentos de alivio, de expansión, pero siempre imbuidos de un sentimiento de fragilidad. En “Medianoche en el Hombre” Oscar toma la figura y la obra de poetas y pintores y desnuda la condición dolorosa de la existencia humana. Philips Lamantia, Ives Tanguy, Delacroix, el mundo sorprendente y multifacético de la pintura y de la poesía de Dylan Thomas se suceden. También las vicisitudes de Maiacovsky y su suicidio. Oscar cree que en la mirada -en los ojos de Durero o Rembrandt- está atrapada el alma. Un alma que a su vez se hace palabra y late en los poemas de Whitman, en los cuentos de Borges, en la obra de Elizabeth Jennings. En “Ceremonias” una vez más se rescatan figuras y poemas de personas admiradas. La locura y la imposibilidad de amar son temas sugeridos por la obra de Guillermo Withelow, escritor y crítico de arte. El sexo y el deseo, siempre presentes, están unidos a la búsqueda de un estado de inocencia, cualidad que puede generar magia y calidez. Alberto Girri otro poeta admirado, despierta en Oscar un cierto temor por la “altivez” de sus palabras. Más allá del poema “No para escépticos”, que destaca la presencia de un ser que despliega un poderoso magnetismo personal (Manuel Mujica Láinez), el que retrata la figura de Alejandra Pizarnik quizás sea el más bello y conmovedor. En “Ceremonias”, poema que da nombre a este volumen, vuelve la naturaleza a ser definida como espacio de paz, opuesto a la violencia de lo humano, y la poesía se erige como un ámbito de resistencia y fortaleza. En “El Bosque Milagroso” nos encontramos con un discurso que emerge en la década del 70 como distinto, sino de todos, de muchos discursos de la época. La referencia a poetas, artistas y personajes históricos se suceden: Mujica Láinez, Mallarme, Mozart, Antinoo, sus figuras, sus vidas, dan lugar a reflexiones múltiples sobre el arte y las vicisitudes que arrastra el tiempo. El mundo de los sueños, la niñez, la alegría y la tristeza, el deseo y el fervor de los cuerpos, el amor. Poema sutil y extraño, “Cypraea” remite a un molusco que vive en el fondo del mar y no tiene contacto con otros seres. Oscar toma en paralelo su ejemplo y lo compara con la propia existencia. La ausencia de armonía y de luz genera el vacío. Pero siempre en los poemas late el tiempo del regreso y la presencia de lo mágico, de la claridad, del amor, vuelven, y el equilibro es restaurado. “Poemas Egipcios”: “El Cairo desde el aire” nos introduce poéticamente a esta ciudad fascinante. Los templos, testimonios de dioses y reyes, su resplandor recordando el reinado de estirpes poderosas, que ahora duermen bajo la arena: Abu Simbel, Edfu, Asuán, Karnak, a los que se suman Nubia y Luxor. Poemas que marcan el contraste que guardan los secretos de culturas prodigiosas, y el ánimo del viajero que se enfrenta a este mundo faraónico, con su carga de alegrías y tristezas. “Los Cuerpos Secretos”: Los 21 poemas seleccionados de este libro tratan múltiples temas, ya presentes en los libros anteriores. En este volumen, el amor se hace presente. Quizás Alhambra sea uno de los poemas destacados de la antología. Observando el otoño, analizando las tramas palaciegas de Versalles, los trigales de su provincia, o el vuelo de una mariposa azul, nuestro poeta reflexiona sobre los ciclos de la existencia humana, siempre atada a la historia y a la naturaleza. La vigencia del poder, acicate de la condición humana y su inevitable ocaso, el esplendor y la caída de los sueños, todo es analizado. Pero seguramente es el tema del amor, en un clima de fragilidad, donde nuestro autor encuentra el nudo central de su poetizar. En el marco de una realidad heterogénea, el poeta espera y prepara su corazón. Leyendo lenta y atentamente sus poemas, surgen inevitablemente en nosotros las preguntas: ¿Por qué su poesía es celebrada con elogiosos comentarios por poetas y escritores consagrados como Manuel Mujica Laínez, Silvina Ocampo, Marta Lynch o Rafael Felipe Oteriño? Quizás la riqueza de personajes históricos que desfilan en esta antología, los múltiples lugares de la Tierra visitados por nuestro viajero poeta, a los que hay que sumar sus reflexiones sobre el amor, la soledad y los momentos de esplendor de la existencia, dotan de un rico, pintoresco y profundo contenido a esta antología. Y por eso, los elogiosos comentarios de algunos de los poetas más renombrados de las décadas del 70 y del 80. Los dos libros que cierran esta antología, “Oraciones Perdidas” y “Hoguera de Silencio”, están integrados por poemas construidos con un discurso ya definido y maduro, y los temas se repiten una vez más: la naturaleza, el arte, la mirada del viajero poeta sobre lo que van develando sus ojos, el inevitable final que a todos nos aguarda, el poder del amor y el deseo. En los poemas que tocan el tema de la naturaleza y el paisaje, este ámbito siempre es tomado como el territorio donde la existencia asfixiante y maltrecha de lo humano se renueva, se sana, y la opresión y el dolor son conjurados. El universo del arte es una dimensión donde la belleza de la pintura, la escultura, la poesía o la música liberan al hombre de su cansancio y su sinsentido existencial y lo devuelven al mundo de la magia y la emoción estética. Los viajes, a su vez, renuevan con creciente asombro los ojos de nuestro poeta. El amor y el deseo son, seguramente, los que originan los poemas más audaces, pero también de mayor belleza dentro de su obra poética. Creemos que hablar de la poesía de Oscar, rescatar su obra, era una tarea necesaria e impostergable.

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