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    » Catamarca Ya

    Fecha: 18/04/2024 04:48

    La audiencia imputativa por la serie de homicidios que llevó al máximo el agobio del terror narco en Rosario comenzó a arrojar datos impactantes. No solo porque los fiscales mostraron claros indicios de que los crímenes fueron ordenados desde la cárcel en represalia por el endurecimiento de las condiciones de detención de los delincuentes de “alto perfil” y encargados a bandas de menores, sino porque, incluso, los homicidios tenía un precio: 300.000 pesos. Los representantes del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Rosario, ante la presencia de la jefa de los fiscales de Santa Fe, María Cecilia Vranicich, y el ministro de Seguridad de la provincia, Pablo Cococcioni, afirmaron que el adolescente de 15 años detenido por acribillar al playero Bruno Bussanich la noche del 9 de marzo pasado en una estación de servicio de la zona oeste de Rosario también fue el autor del primero de los crímenes de la saga que desató la conmoción social y paralizó la ciudad: el homicidio del taxista Héctor Raúl Figueroa. En la lectura de su acusación precisaron que Alejandro Núñez, alias Chucky Monedita, encargó los dos primeros asesinatos (el de Figueroa y, al día siguiente, el del también taxista Diego Celentano) desde el penal de Piñero, donde está preso. Lo habría hecho, sostuvieron, a través de su pareja, “La Doña”, que cursa prisión domiciliaria en Funes, que se habría encargado de reclutar a sicarios menores de edad (y, por lo tanto, inimputables). Según los fiscales, los ideólogos de los ataques habrían organizado una reunión tras el primero de los crímenes para ejecutar uno nuevo. La paga sería de 300.000 pesos.

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