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  • La teoría del bote

    » Rio Negro

    Fecha: 28/03/2024 11:01

    Ronaldo Alfredo Varela* Actualmente se habla mucho acerca de la situación del país, y, si uno pudiese hacer un concepto básico de comentarios, llegaría a una frase que se repite desde lo más elaborado de la comunicación a lo menos elaborado, hasta casi a los murmullos: no hay plata. No hay plata para los jubilados, que tienen que aguantar la lógica y las decisiones de los políticos, sin que puedan gritar (los que pueden) que con lo que les dan como dádivas, no les alcanza para nada. No les alcanza, más que nada, para alimentos, para lo que puedan vestirse, y para los medicamentos que la vida les obliga a incorporar a su dieta diaria. No hay plata para la población en general, para el kilo de azúcar, para el kilo de pan, evitando hablar de la carne, leche o de otros alimentos básicos. No hay plata pata moverse en auto, si alguno tiene la suerte de tenerlo y poder usarlo, porque lo que era hasta hace poco posibilidad de tanque medio lleno, da hoy para la cuarta parte o un décimo del tanque. No hay plata para diversión (tema tan o más importante que otros que pican en punta), no hay plata para Arte (que muchas veces nos regala el sentido de la vida), no hay plata para la investigación (ni hablar de la posibilidad de evaluar distintos logros en sentido de lo que se ha logrado en ciencia en la poca vida del país), no hay plata para pagar a los médicos, a toda la gente que trabaja en hospitales, no hay plata para el pago, en general, de todo lo que es administración pública. Recuerdo, en temas de pandemia, que la gente, en general, salía a aplaudir a las ocho de la noche la atención de la gente de salud, que iban a trabajar, muchas veces con riesgo vital, en momentos en que tampoco había plata. Si me pongo a pensar, y dado que tengo algunos cumpleaños efectuados (a Dios gracias), en tema país, nunca hubo plata. En realidad, da para pensar que gran parte de lo que actualmente se pretende conminar como irrelevante, trabajo científico, arte, la diversión sana de la gente, sea tenido en cuenta como tal por misteriosas espirales emitidas quizás por algún premio Nobel de economía que vaya uno a saber si fue feliz. Es por eso, por todas estas elucubraciones más o menos lógicas, y sobre el presupuesto básico emitido por los que pusimos a cargo / país, es decir no hay plata, emitido por Presidente, cámaras del Congreso, juzgados, gobernadores, intendentes y todos los que están circunstancialmente y por cargo encima de uno, que me atrevo a ofrecer algo que me viene, no de pensamientos superiores, sino de ver películas. A mí me gusta el cine. A lo largo de mi vida he visto películas de todo tipo. Me detengo en las de naufragios. Desde mi más tierna infancia, siempre este tema terminaba con el bote, en donde, no por casualidad, estaba el muchachito y muchas veces la chica. Dejo de lado Titanic , porque en esa le tocó feo a Di Caprio que, pobre, se congeló con cara de ya está , obvio, para la audiencia, Pero la constitución social primaria del bote, es lo que me atrae. Es una muestra de lo que es la base de todo, si uno se pone a pensar en serio. En todas las películas hay bote, náufragos con suerte, y alguno que, corresponda o no, es o viene a ser el que lleva la batuta en lo que hay que hacer en circunstancia naufrago en bote. En general, en los botes, hay comida. Obviamente la ponen para la ocasión. Nadie se va a ir al bote a tomar un café y están en lugares medio difíciles de acceder en el barco. Volvamos al bote de náufragos. El que va como “capitán” responsable del bote, lo que tiene que hacer es ver cuanta comida hay, contar cuantos hay en el bote y, hasta que venga el rescate, distribuir cuanto corresponde a cada uno, los horarios y tratar de que nadie se pase consumiendo lo del otro. De lo que hay, vamos a suponer, 20 , y si en el bote hay 20, correspondería una ración para cada uno, que se podrá fraccionar para que alcance más, siempre manteniendo que a cada uno le corresponde: uno sobre veinte. Salgamos de la anécdota, y volvamos a “No hay plata”. Este es un enorme bote. Pero resulta que, en este naufragio (si no me equivoco, alguno debe haber dicho eso) todos en cuestión de plata, cobramos distinto. El presidente, Las cámaras del Congreso, gobernadores, intendentes, maestros, médicos, personal del gobierno en general. ¿Qué pasa si, en alguno de estos programas de computación, que los debe haber, metemos todos los sueldos y los llevamos a un sueldo único, que es lo que vamos a cobrar de aquí en adelante, o hasta que alcance la plata? Único sueldo para el juez, para el Gobernador, para el médico, para el personal de maestranza. En algún momento, las cosas van a mejorar, como para que volvamos a ser lo que proclama el Himno y , casi seguro, vamos a recategorizar y por mérito de lo que hayan hecho para ser quienes son, a todos y cada uno de los integrantes de esta sociedad. Mientras tanto, no hay plata y seguimos en el bote ¿Alguno se animará? * Médico especialista en psiquiatría.

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